Tania Casas
Durante los anteriores gobiernos, en los últimos años se ha desmantelado el país de todas las maneras que les ha sido posible: tanto en sus recursos, como en sus riquezas. Y el agua no podía ser la excepción. Toda la estructura que ha creado el Estado Mexicano se ha puesto a merced de particulares (como corporaciones, cerveceras, mineras, lecheras, inmobiliarias y refresqueras) para que hagan negocios al cobijo del Poder.
Hoy México se encuentra sumergido en una crisis Hidrológica ocasionada por esta red de negocios tan grave, tan trágica, tan terrible e inaceptable, que indudablemente debe ser detenida a tiempo. Y la mejor manera de hacerlo, es mediante la presión civil para exigir la creación, promulgación y entrada en vigor de una Nueva Ley General de Aguas que ya no puede esperar.
El agua no solamente es un elemento vital, sino que es sustancial para todos los procesos económicos a través de los cuales se generan los bienes de consumo, porque el agua está detrás de cada mercancía que llega a nuestras manos. Es por lo que existen muchos intereses de por medio en los procesos industriales de nuestro país; procesos industriales altamente contaminantes como la industria hotelera, la minera, el fracking, y el desarrollo inmobiliario. Para este último sector, (que para el caso ha dejado 6 millones de viviendas vacías) se compraron reservas y reservas territoriales en las periferias de las ciudades para instalar grandes polígonos habitacionales que requieren una enorme cantidad de agua dejando a las comunidades originarias con problemas de escasez y ocasionando la muerte de áreas verdes y vida silvestre.
En el sur del país el 42% de las viviendas indígenas ya no tiene acceso al agua, pese a vivir en la cuenca más importante de México. Ellos han sido por siglos los principales cuidadores de nuestros bosques y selvas. Lamentablemente, son pueblos que reciben el agua una vez a la semana, una vez al día, o una vez cada tercer día; eso sin contar la calidad del agua que llega cuando llega a ellos. Por lo tanto, prevalece una política del agua que es discriminatoria y que está produciendo desigualdad en el país. Para estos proyectos de urbanización, el agua hoy esta intervenida por un gran número de presas.
El 60% de los ríos del planeta están represados “Un rio represado, es un hombre asesinado”. Y a su vez, toda esta complejidad de presas, tubos y bombas han alterado el ciclo natural del agua. ¡EL AGUA NO NACE DE LA LLAVE! El agua tiene un proceso hidrológico natural y maravilloso donde los árboles, el suelo, los ríos, la filtración y áreas verdes son fundamentales y no pueden estar separados.
Los mexicanos nos hemos olvidado tanto de este proceso hidrológico natural en las últimas décadas, que es tan grave el grado indiferencia colectiva, que se ha vuelto una tendencia muy dominante en nuestra sociedad, favoreciendo los procesos de acaparamiento, desvió y despojo del agua que tanto aquejan hoy al país. Y todo esto tiene un POR QUÉ, y emana de la Ley de Aguas Nacionales de 1992 (Vigente aún en nuestros días) aprobada estratégicamente dos años antes del Tratado de Libre Comercio durante el mandato de Carlos Salinas de Gortari (por cierto, mismo año en el que se modifica el Art. 27 Constitucional, que permitió las privatizaciones y desmantelamiento de nuestra soberanía nacional. Mismo año en que nace la ley minera, la ley de competencia entre otras más). Enfatizó destacar el momento histórico en que nace la Ley de Aguas Nacionales, porque no es casualidad que a partir de ese momento cambió el concepto del agua; mientras que en la Ley de 1972 el agua era considerada un bien común. Ahora, pasó a ser un bien con valor económico, ahora es un recurso que aíslan obligadamente de la naturaleza; ahora es un bien con el que se puede y debe hacer negocios; ahora al considerarse un bien de seguridad Nacional, le es negada toda información a la ciudadanía relativa a la toma de decisiones y acciones centralizadas.
Durante los últimos 30 años, se nos ha impuesto una gestión mercantil sobre el agua y ahora nuestros ríos se han convertido en drenajes industriales, únicamente el 6% de nuestros mantos acuíferos están libres de contaminación. En 1950 teníamos una disponibilidad media anual por habitante de 17, 742 m3. Ahora es de 3,500 m3 por habitante. NO es que haya menos agua, sigue siendo la misma, lo que sucede es que, ya no tenemos acceso a las fuentes naturales porque están contaminadas o acaparadas por las corporaciones cerveceras, lecheras, refresqueras, la agroindustria, las mineras e inmobiliarias. Todas ellas empresas trasnacionales. Cada día se encuentran a mayor profundidad. Con el calentamiento global se incrementa la temperatura y se evapora y hay menos filtración. Tenemos menos bosques, menos suelos verdes. Aumento exponencial de la población. En México están identificados 653 mantos acuíferos para su administración. De los cuales 127 se encuentran en estado de sobreexplotación.
Tenemos un ritmo de urbanización y de producción industrial basado en una extracción irracional, no sustentable de nuestras fuentes principales de agua y nadie hace nada para frenarlo, por el contrario, La Ley de Aguas Nacionales favorece también la creación de bancos de Agua, con la cual, los gobiernos anteriores concedieron al sector privado su uso y aprovechamiento y al estar provistos de tantos mecanismos de corrupción, si a estos privados les sobra el agua, la ingresan en un banco y hacen negocios con ella, enriqueciéndose con un bien que es de todos.
Ante todas estas circunstancias: el despojo, reapropiación y sobre concesionamiento. Nace la iniciativa de la Coordinadora Nacional de Agua para todas y todos respaldada por 200 mil firmas y conformada por los pueblos organizados, las comunidades campesinas, diversos académicos, barrios populares y pequeños empresarios que mediante procesos y movimientos generaron la presión suficiente para impulsar una reforma al Artículo 4 Constitucional, Fracción VI que entró en vigor el 8 de febrero del 2012, mediante la cual, se concibe al agua ya no solo como un bien de la nación, sino como un Derecho Humano en relación con el Artículo primero que abre la puerta a Tratados Internacionales a los cuales México se encuentra suscrito y que a su vez, en LA OBSERVACIÓN GENERAL N.º 15: EL DERECHO AL AGUA (DEL PACTO INTERNACIONAL DE DERECHOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y CULTURALES) cita en su contenido: 11 y 12. El agua debe tratarse como un bien social y cultural, y no fundamentalmente como un bien económico. 35. Los Estados Parte deberán velar por que en los acuerdos internacionales se preste la debida atención al derecho al agua y, con tal fin, deberán considerar la posibilidad de elaborar nuevos instrumentos jurídicos. 45. De conformidad con el párrafo 1 del artículo 2 del Pacto, los Estados Parte deberán recurrir a "todos los medios apropiados, inclusive en particular la adopción de medidas legislativas", para dar cumplimiento a sus obligaciones dimanantes del Pacto. 46. Deberán examinarse la legislación, las estrategias y las políticas existentes para determinar que sean compatibles con las obligaciones relativas al derecho al agua, y deberán derogarse, enmendarse o cambiarse las que no sean congruentes con las obligaciones dimanantes del Pacto. Lo cual, obliga al legislador a que constituya una nueva Ley del Agua, ley que desde el 2012 hasta la fecha no tenemos puesto que la 64 legislatura no la aprobó. Para lo cual nos encontramos aquí solicitando nuevamente a nuestros representantes de la 65 legislatura, que adopten las observancias de carácter tanto nacional como internacional.
México necesita con carácter de urgencia la aprobación de la Ley General de Aguas que derogue a la Ley de Aguas Nacionales de 1992 que por demás es inconstitucional, discriminatoria y violatoria de los derechos humanos. En un contexto como el que tenemos actualmente de destrucción ambiental y en la coyuntura histórica y política en la que nos encontramos, necesitamos que el Estado Mexicano mediante sus legisladores tomen medidas y dejen huella en las siguientes generaciones.
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