Yaniuska Macías Rivera Agencia cubana de noticias. 2 de marzo de 2021.
Cuando la actual pandemia impone nuevos modos de actuación en todos los ámbitos de la sociedad, la convivencia familiar durante el aislamiento social constituye un desafío que pone a prueba la capacidad de cada miembro del hogar para mantener una relación de armonía durante el confinamiento.
A la urgencia de mantener una conducta responsable y consecuente con la protección de la propia vida y la de los demás, permaneciendo el mayor tiempo posible en casa, se suma la condición de ser mejores seres humanos en un contexto amenazante que exige de todas las virtudes para asumir el reto.
Quizás el mayor aprendizaje de estos tiempos sea cultivar la bondad, la paciencia, la entereza, la perseverancia, la generosidad y caridad, en momentos de una crisis pandémica que acentúa dificultades y conflictos latentes ante los cuales la facultad de ofrecer lo más noble de cada cual será la alternativa.
Diversas resultan las familias cubanas de hoy, sin embargo, existen valores heredados y refrendados en el accionar de muchos -la mayoría-que desde el seno del hogar recibieron la enseñanza oportuna para adaptarse, transformar, construir y ganar cada batalla cotidiana.
A esas lecciones de vida que bien conocen quienes cada mañana se levantan a emprender su propia historia y la de todo un país, se debe apelar todos los días desde el cuidado de la sonrisa de los niños, el afecto a los abuelos, el cariño de los padres y la comprensión y orientación de las inquietudes juveniles.
En ningún modo podrá la queja, la violencia o agresividad, reemplazar el agradecimiento de un abrazo, una conversación oportuna, la complicidad de un juego con los pequeños, la caricia de mamá o papá, el consejo de los abuelos, la alegría de los más jóvenes porque la covid-19 demuestra que de eso se trata, además, la existencia.
Las ganas de ser, desde la esencia misma de cada cual, sin apariencias y con mucha voluntad de superarse a sí mismo ante los problemas, será la más eficiente gestión personal que se alcance desde la convivencia en el hogar durante este tiempo de confinamiento a partir de la tolerancia y colaboración entre todos.
El ser humano constituye hoy el blanco de una epidemia, la cual une a expertos, científicos e investigadores de todo el mundo en la búsqueda de un propósito común, encontrar una vacuna que frene la expansión cada vez más acelerada del sars-cov-2 y sus mutantes cepas y buscar aliviar psíquicamente el efecto del aislamiento y los temores de un contagio o de contraer la enfermedad.
Mientras, la movilidad en las calles se limita o se paraliza, y entonces queda mantenerse en el hogar, y ser consecuente, porque hasta ella se trasladaron todas las urgencias, o se reúne lo invertido del orden que tenían muchas de las cosas, y en cualquier caso lo valioso está en percibir que cada quien puede ser el propio riesgo de llevar o contaminar a la familia.
Hay que, con paciencia y cordura, cumplir con las medidas que se establezcan para cada etapa, porque lo principal en tanto llega la vacuna, es la de cuidarse y con ello cuidar a los demás.
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