Inconformidad han originado los acuerdos de política eléctrica del Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) y de la Secretaría de Energía (Sener) entre los generadores de electricidad privados, filiales de trasnacionales que aprovechan las energías eólica y solar.
El gobierno federal heredó un sistema eléctrico con serias deformaciones, como el hecho de que es un parque de generación sustentado principalmente en el gas natural y una renuncia injustificable a que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) desarrollara el aprovechamiento de las energías renovables.

Las centrales eólicas y fotovoltaicas varían su capacidad de generación en función de las condiciones naturales de dichas energías; tales cambios pueden generar disturbios y apagones en la red de suministro, lo cual es una experiencia internacional, por lo que México no es la excepción.
Pese a lo anterior, la atención se centró sólo en los supuestos beneficios ambientales, promoviendo la instalación de generadores privados a quienes el Estado procuró alta rentabilidad en detrimento de las finanzas de CFE.
No significa desestimar el empleo de las energías intermitentes, pues estamos conscientes de sus beneficios al ambiente y a la salud, pero la incorporación de esas cargas debe ser ordenada, considerando el equilibrio con la seguridad y confiabilidad del Sistema Eléctrico Nacional. Los generadores privados no deben confundir certeza jurídica con alta rentabilidad de sus inversiones.
Comité Nacional de Estudios de la Energía, Francisco Carrillo, Angelberto Martínez, Catalina García, Ricardo Miranda, Jesús Navarrete, Jesús Zendejas, Evangelina Navarrete y Mario Galicia
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