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El aguacate, el oro verde.

Leona Guerrero

El aguacate es una rica fruta que se da en climas húmedos-tropicales, principalmente se produce en México, el 95 % de la producción nacional se concentra en los estados de Michoacán, Jalisco, Nayarit, Edo. de México y Morelos.

El aguacate se paga a un precio elevado en Estados Unidos pero su valor es aún más alto para Michoacán, una de las regiones que produce y más exporta el llamado oro verde. Ha traído una notable bonanza al estado, pero también al crimen organizado y la producción masiva causa estragos al medio ambiente.


La desenfrenada expansión del cultivo acelera los efectos del cambio climático. Michoacán pierde al año unas 1300 hectáreas debido a la tala ilegal del fruto, muchas veces acompañada de incendios provocados. La mitad de los municipios en Michoacán se dedican a este cultivo lo que ha multiplicado los terrenos en un 200% en la última década. Por otro lado, es importante mencionar que los aguacates consumen casi el doble de agua que los pinos y eso ha provocado la sequía de mantos freáticos y escasez de agua. El 70% de los pozos profundos en la capital del Estado Morelia ya están agotados y se estima que a ese ritmo en 10 años no habrá agua para sostener ni los cultivos ni a muchas de las comunidades.

La fiebre por el oro verde se agudiza debido a la demanda cada vez mayor de Estados Unidos hacia donde Michoacán exporta 8 de cada 10 de sus aguacates, esto generó casi 2 millones y medio de dólares en exportaciones sólo en el 2019, un nuevo récord. Los aguacates, producidos principalmente en América Central y del Sur, recorren distancias increíblemente largas para llegar a los consumidores. Además, dadas las distancias, los aguacates se recogen antes de que estén maduros y se envían en contenedores de temperatura controlada, que consumen mucha energía.

A nivel internacional líderes culinarios también se están mostrando descontentos y algunos han llamado al aguacate “los diamantes de Sangre de México”. Algunos chefs están dejando de utilizar aguacates en sus restaurantes, debido a la preocupación por la gran huella de carbono de esta fruta y sus métodos de recolección insostenibles, con la pérdida de biodiversidad, la escasez de agua y la deforestación. El mercado europeo demanda una media de entre 5.000 y 5.500 toneladas semanales, y en Estados Unidos, el consumo per cápita ha crecido de 1 kg en 2001 a 3 kg en 2016.

También existe un impacto en la vida silvestre, ya que bosques del estado de Michoacán son zonas donde invernan las mariposas monarca. Se estima que 1.000 millones de mariposas monarca migraron a México de Estados Unidos en 1996, comparados con apenas 35 millones el año pasado, según Marcus Kronforst, ecólogo de la Universidad de Chicago que ha estudiado las mariposas.

Las caudalosas ganancias, hace tan solo diez o quince años, se han visto mermadas por la entrada en escena de los carteles de la droga. Que atraen al crimen organizado y que con amenazas se apropian de las tierras, extorsionan a los productores, los secuestran, y les piden cuotas.

Sin embargo, los jornaleros son los que se ven mayormente afectados debido a que el auge del aguacate ha traído un exceso de jornaleros de otras partes de México, reduciendo la paga promedio por turno. También, como muchos trabajadores se enfrentan a accidentes laborales y la mayoría no cuenta con seguro social.

El cultivo de aguacate sigue extendiéndose, según estimaciones oficiales la mitad de los cultivos serían ilegales y esto ha provocado, por ejemplo, que en Michoacán se haya perdido en los últimos 30 años un 65% de masa forestal lo que pone en riesgo el agua de las comunidades y también al mismo cultivo de aguacate.

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