Adrián Juárez
México necesita un cambio completo, una transformación profunda.
Estamos en un punto en el que luego de 36 años de neoliberalismo y neocolonialismo es preciso transformar las relaciones políticas, económicas y sociales del pueblo de México. Desarrollar el país para satisfacer de una forma integral las necesidades del pueblo, acabar con todos los intereses que han reforzado la explotación, la corrupción, la miseria, la violencia.
El sistema político mexicano que implementó el PRI aliado al PAN y al PRD condujo a todas las desgracias, un sistema partidista en el que todos defienden una única línea, un único interés, un único fin. Todos los puestos en el poder ejecutivo, legislativo y judicial se los repartieron entre los candidatos de los partidos, así como los Organismos Autónomos, INE, Banco de México, Comisión Nacional de los Derechos Humanos, etc.
El sistema de partidos, es un sistema multipartidista en el que todos siguen la línea que les marca Estados Unidos a través de los Organismos que domina, como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio etc, es un sistema que favorece en todo a las grandes corporaciones extranjeras y nacionales y aumenta la suprexplotación de los trabajadores y el sometimiento del pueblo. Es la Dictadura del gran capital con hegemonía yanki.
Esa dictadura no puede ser descarada, en época en que los pueblos aspiran a la democracia y están cansados de los regímenes autoritarios que imponen los intereses extranjeros y los de los más ricos de manera abierta. Los gobiernos multipartidistas imponen esos mismos intereses de forma solapada, con maneras “democráticas”. Para ellos la alternancia en el poder, las elecciones compradas, la división de poderes, es la democracia, a imagen y semejanza de la democracia americana. Es una democracia formal y aparente porque en ella no decide el pueblo sino la oligarquía y el Imperio. Los resultados catastróficos de ese sistema político se han vivido en el mundo, en cada país desde hace casi 40 años. Por eso los pueblos quieren un cambio, le han dado la espalda a la globalización y buscan un desarrollo nacional, quieren una democracia en la que el pueblo decida, justicia, paz e Independencia Nacional.
En México ese descontento popular se manifestó el 1º de julio de 2018 con la derrota del PRIANRD y el triunfo de Morena y López Obrador. Fue un triunfo arrollador y la exigencia de un cambio profundo de una auténtica democracia.
Pero se ganó el Poder Ejecutivo, y la mayoría en el Senado y la Cámara de Diputados. El Poder Legislativo puede estar del lado de la transformación. El Poder Judicial sigue en manos de los servidores del viejo régimen y esto se ha visto claro. El ganar el gobierno, no es ganar el poder. El Imperio ha maniobrado con los Poderes Legislativo y Judicial para derrocar gobiernos progresistas, como vimos en Brasil, Honduras y Paraguay. De modo que si el pueblo soberano no controla los tres poderes, tarde o temprano se le pueden escamotear sus victorias.
El cambio que necesitamos es profundo una transformación completa. Derribar el poder político, la primera Transformación acabó con la colonia y la monarquía, la segunda transformación terminó con el poder de la Iglesia y el Imperio Francés, la tercera transformación terminó con la dictadura de la oligarquía al servicio del capital extranjero y nacional. Hidalgo inició la Independencia y Morelos luchó contra la Monarquía, ambos propusieron la abolición de la esclavitud y los tributos y derrocar al mal gobierno. La segunda transformación expulsó al invasor extranjero y expropió la mitad de la propiedad rural y urbana en manos de la Iglesia, la tercera transformación expropió el petróleo y 18 millones de hectáreas en manos de los terratenientes. En las tres transformaciones se acabó el régimen anterior y se aprobó una nueva Constitución, la de Apatzingán en 1814, la Constitución de 1857 y la Constitución de 1917.
El sistema actual es el sistema de partidos que debe ser superado, el poder debe transformarse para que se ejercite la Soberanía Popular, la Democracia Representativa en la que los “representantes” usurpan la Soberanía debe ser transformada por una Democracia Popular en la que el pueblo decida y sus representantes acaten su mandato. La propiedad debe estar al servicio de las necesidades y el bienestar del pueblo y no el de las corporaciones. Debe romperse a fondo con el Neoliberalismo y México debe ser plenamente independiente y romper con el Neocolonialismo.
Debe aplicarse una democracia en la que se respete el mandato del pueblo. El sistema de partidos es un sistema de acuerdos cupulares a espaldas del pueblo, pero es antidemocrático que si por ejemplo, el pueblo le dio mayoría a Morena en la Cámara de Diputados, ahora la Presidencia la tenga una panista, militante del yunque. El que haya un acuerdo tomado por PRI, PAN, PRD, etc para “rotarse” la presidencia es para aparentar democracia y alternancia y podían hacerlo porque todos tenían la línea única del gran capital. Pero luego de la revolución ciudadana del 2018 contra este sistema no tiene que seguirse con prácticas antidemocráticas.
PAN 500 MIL MILLONES DE DÓLARES
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