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El planeta arde

Por Izcuauhtli Paz


Los incendios son parte de un proceso natural para la regeneración y renovación de los ecosistemas, de los incendios actuales solo el 4% de estos se dan de manera natural, el otro 94% es provocado por las actividades humanas voluntaria e involuntariamente.

La tala y la quema son practicas comunes para establecer sitios destinados a la agricultura, la ganadería o la industria.



Los gases de efecto invernadero producidos por la actividad humana han aumentado la temperatura promedio de la tierra en un grado Celsius estimado desde el siglo XIX.  La superficie del mar también se ha calentado 0,8 grados centígrados. Cuanto más cálido se vuelve el océano, menos energía y CO2 de la atmósfera es capaz de absorber y almacenar el agua. Las consecuencias de esto podrían ser devastadoras. Si el mar continúa calentándose, tendrá un enorme impacto en el clima, desde temperaturas extremas, tormentas y sequías hasta inundaciones y temporadas de lluvias tardías que perturban los ecosistemas.


Cuando fuertes vientos desgarran paisajes cálidos y secos como lo es el caso de Australia, el riesgo de incendios forestales aumenta significativamente. Pero el riesgo está creciendo en regiones que alguna vez fueron templadas y frescas. La deforestación, el cambio climático y el riesgo de incendios forestales están directamente relacionados.


Los incendios continúan aumentando los gases de efecto invernadero en la atmósfera, cada año se liberan alrededor de 8 mil millones de toneladas de CO2 (dióxido de carbono). Esto es aproximadamente la mitad de las emisiones causadas por la quema de carbón en todo el mundo. Además de los incendios, el uso de combustibles fósiles, la contaminación del agua, la erosión de suelo y la industria desmedida son factores que contribuyen de manera negativa a el calentamiento global.


Los incendios forestales en Australia ya han liberado la mitad de la cantidad de CO2 que el continente produciría normalmente durante un año.


Alaska experimentó temperaturas récord de hasta 32 grados centígrados, creando condiciones para los incendios. Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), arderán bosques en el hemisferio norte como no se había presentado en los últimos 10.000 años.


En Alberta, en el norte de Canadá, cientos de incendios quemaron durante meses más de 800.000 hectáreas de tierra en el verano de 2019. Según las estimaciones de las autoridades rusas, se quemaron alrededor de 9 millones de hectáreas de bosque en Siberia, un área más grande que todo Portugal.


En la Amazonas en 2019 más del 80% de los bosques fueron destruidos lo que está causando que cada vez sea más seco, con la humedad que se tenía hace 30 años hubiera sido casi imposible un incendio.


En México se registran actualmente 52 incendios forestales activos en 16 de los estados de México, cinco de ellos en cuatro Áreas Naturales Protegidas (ANP): en el Parque Nacional - Cañón del Río Blanco, municipio de Maltrata, en Veracruz; dos en el Parque Nacional - Cañón del Sumidero, municipio de Tuxtla Gutiérrez, así como en la Reserva de la Biósfera - La Encrucijada, municipio de Huixtla, en Chiapas; y en el Área de Protección de Flora y Fauna - Bala'an K'aax, municipio de José María Morelos, en Quintana Roo, con una superficie afectada de 3,784.83 hectáreas.


Los incendios forestales que llevan ardiendo casi diez días en el norte de Ucrania ahora están a unos pocos kilómetros de la planta nuclear abandonada de Chernóbil, el fuego estaba a solo 1,5 kilómetros del domo protector del reactor que explotó el 26 de abril de 1986 una de las más grandes catástrofes nucleares en la historia.


Los servicios de emergencia explicaron que todavía había algunas partes "humeantes" en el suelo del bosque, pero que no quedaba "fuego abierto".


Nuestro país y el mundo debe cuidarse para que los ciclos naturales del planeta sigan su curso, debemos ser amigables con el planeta. La actual pandemia nos ha obligado a reducir múltiples actividades que ha traído como consecuencia positiva para él planeta la reducción de contaminantes atmosféricos, especialmente gases de efecto invernadero, contribuyendo de manera positiva el calentamiento global.



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