Leona Guerrero
Como sabemos, los capitalistas obtienen dividendos a partir de la tasa de ganancia y esta, está directamente relacionada con la tasa de explotación, es decir, en qué porcentaje se le explota al obrero. Esta situación existe desde el surgimiento del sistema capitalista y se ha ido agudizando con la coyuntura neoliberal.
De manera más específica, las condiciones de empleo y desempleo de los trabajadores dan cabida a la precarización laboral, la cual se refiere a la falta de garantía de condiciones socioeconómicas mínimas que garanticen una vida digna de los trabajadores y de sus familias.
Por desgracia el tema de la precarización laboral tomó relevancia después de la década de 1980, poniendo énfasis principalmente en dos puntos: la caída generalizada de salarios, así como, la desprotección social progresiva y, por otro lado, la flexibilidad en los contratos laborales a favor de las empresas.
Para discutir sobre la precariedad del trabajo, es importante referirse al empleo asalariado como un momento definitorio relacionado con las relaciones laborales marcadas por la explotación de la fuerza laboral, las intensas horas de trabajo y la ausencia de derechos legales.
En México la falta de empleo es un problema que ha ido creciendo en los últimos años, pues representa un factor determinante de la pobreza, aunado a eso, muchos empleos que crean en el país son mal pagados, y afecta al poder adquisitivo de las familias, así como el acceso a servicios como educación, salud y por consiguiente una mejor calidad de vida.
El proceso en lo que ocurre es la transformación del empleo formal en empleo informal y, a través de este, en empleo precario, lo que constituye mercados de trabajo de esta naturaleza de manera extendida en América Latina, junto a otros fenómenos, como la pobreza y la exclusión social.
Estos procesos se llevan a cabo por la consecuente pérdida de derechos contractuales y jurídico-laborales, a lo que coadyuvan las reformas del Estado, y en partículas, las reformas laborales implantadas por los gobiernos bajo la presión de los empresarios, corporaciones y los organismos internacionales. Es momento en que la clase obrera se siga movilizando por sus derechos plenos, que va a conquistar por sí misma.
Contar con un empleo bien remunerado, implica poder cubrir las necesidades básicas, acceso al seguro social, vacaciones, incapacidades, aguinaldos, etc. Y, esto no se logrará si existe la ausencia de organización por los trabajadores de México y del mundo. Por la soberanía “Trabajadores del mundo, uníos”.