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¡Lo volvieron hacer! Es la subcontratación, no la costumbre.

Lo volvieron hacer a pesar del llamado presidencial

Andrés Peñaloza Méndez


A pesar de los reiterados llamados presidenciales para que ciertos segmentos patronales dejen la “costumbre” de despedir a sus trabajadores en diciembre de cada año, con la finalidad de evadir el pago de la seguridad social, el reparto de utilidades y la tributación respectiva, lo volvieron hacer.


En 2019 el despido decembrino alcanzó los 382 mil 210 afiliados al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). En 2020, fueron 277 mil 820, de las cuales el 68.8% eran plazas permanentes. Los sectores donde se concentran los ceses son construcción (32.2%); transformación (22%), servicios sociales y comunales (17.9%), comercio (14.4%) y, servicios personales y para empresas (14.2%).



Mientras en el primer año de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, se crearon 342 mil 077 nuevas plazas ante el IMSS; en el año de la pandemia, el saldo fue negativo en 647 mil 710.


Se sostiene que lo anterior obedece a prácticas de contratación por tiempo y obra determinada, las cuales se justifican cuando la materia de trabajo dura sólo un tiempo determinado dada la naturaleza de la actividad acordada entre las partes. Empero, al subsistir la materia de trabajo el patrón está obligado a continuar con el contrato y otorgar estabilidad laboral. Los empleadores que utilizan esta forma de contratación de manera directa o indirectamente, vía la subcontratación, figura que vino a facilitar y expandir estas prácticas deshonestas orientadas para evadir obligaciones laborales, de seguridad social y fiscales.


Craso error si el gobierno federal vuelve a posponer la regulación de la subcontratación. Con la iniciativa presidencial dada a conocer el 12 de noviembre de 2020 para eliminar la subcontratación sin duda se avanzaría en la transformación del mundo laboral.



Los vaivenes del empleo en el año de la pandemia



Durante cinco meses (de marzo a julio) se perdió un millón 117 mil 584 empleos. Abril y mayo fueron los más severos, concentrando el 80.5% de la cesantía. Entre agosto-octubre empieza la recuperación de empleos. Lamentablemente los datos del IMSS para ese periodo mostraban apenas una tercera parte del vigor registrado un año antes. Ya en noviembre el dinamismo en el empleo decrecía anticipando la desafiliación masiva de cierre de año. De esta manera, en un solo mes (diciembre) se eliminó la mitad del empleo recuperado en cuatro meses previos. Esto ocurre en el mercado formal, en el sector informal la inestabilidad es mayor.




Afiliados (en millones); plazas (en miles). Fuente: IMSS.



Sin presentar el documento completo sino sólo una presentación ejecutiva, el día de hoy 19 de enero la Secretaría de Economía del gobierno de México dio a conocer las “Acciones para la reactivación económica”, a reserva de opinar con mayor detalle en otro texto, llaman la atención dos de los cuatro ejes estratégicos.


Lo primero es el “Eje I. Mercado interno, empleo y empresa” donde explícitamente se vuelve hablar de política industrial y tecnológica, incremento del valor agregado local, desarrollo de cadenas productivas y plataforma de proveedores nacionales, entre otras.


Lo segundo es el “Eje IV. Regionalización y sectores” donde se apunta la estrategia sur-sureste en una visión no de uniformidad sino de regionalización. Habrá que estar atentos a los sectores prioritarios y estratégicos de alto impacto para la creación de empleo y aquellos susceptibles de constituirse en plataforma del futuro.


Los otros dos ejes son los que tradicionalmente se han colocado como prioridad en anteriores administraciones: “fomento y facilitación a la inversión” y “comercio internacional”.


La situación del empleo debe cambiar urgentemente en 2021 y ya veremos si las “Acciones para la reactivación económica” abonarán a ello. En la inteligencia de que lo urgente no diluya la discusión de fondo, con la mayor seriedad política, en este año de frivolidad electoral, debátase reformas en el mundo del trabajo.


Además de la reforma en curso para regular la subcontratación habría que introducir cuestiones invisibilizadas, pero centrales para la reactivación no convencional, como es la reducción de la jornada a seis horas. Con ello, se crearían las condiciones para ampliar la oferta de trabajo y dar los primeros pasos para la formalización masiva del empleo precario. Es el momento de las transformaciones de época y no para reeditar añorados modelos liberales de bienestar capitalista cuyas limitaciones abren grietas a la esperanza y da paso, tarde que temprano, al conservadurismo.



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