top of page

MUJERES CONTRA EL COLONIALISMO Y EL NEOCOLONIALISMO

Ana Arenas


El colonialismo extranjero siempre ha sido un poder que somete a la mujer. Nunca como en esta época de subordinación al Imperio Español, vivió sometido el sexo femenino. Ahí encontramos el origen principal del actual sometimiento de la mujer en México.


Desde el colonialismo español. La historia patriarcal ha borrado a las gobernantes mujeres en el Anahuac. Antes de la invasión española hubo mujeres gobernantes, Ilancueitl fue una mujer que gobernó a los mexicas de 1299 a 1347, fue pareja de Huehuetl Acamapichtli, tlahtoani de Culhuacan y de su Ahcolmiztli, tlahtoani de Cohuatlinchan, se dice que gobernó a los mexicas apoyada por Coxcoxtli, tlahtoani de Culhuacán.


Según la historia oficial, ninguna mujer fue gobernante de Tenochtitlán. Sin embargo, es muy posible que, a la muerte de Moctezuma Ilhuicamina, le sucediera su hija, Atotoztli. En Los Anales de Tula (van Zantwijk 1979) y en las memorias registradas del fraile franciscano Motolinía (1964:8) se menciona que esta mujer actuó como tlahtoani durante al menos seis años (1466 a 1472), después de Moctezuma Ilhuicamina y antes de su hijo Axayácatl.


“Relación de la Genealogía” (1941:254), por su parte, va más allá, e incluso afirma que Atotoztli gobernó por más de treinta años. También Alvarado Tezozomoc (1975:179) y López de Gómara (1826:137) entre otros, la confirman como reina y este último, con una referencia muy reveladora.


Luego del asesinato de Moctezuma, destacó su hija en la lucha, conocida como Tecuixpo (que quiere decir “Hija del Tecutli). Bautizada por los españoles Isabel Moctezuma. Ella en realidad se llamaba Ixkaxochitl (Flor de algodón). Muy valiente acompañó a su padre Moctezuma Xocoyotzin durante su prisión y muerte asesinado por los españoles.


Posteriormente combatió al lado de Cuitlahuac y fue apresada junto con Cuauhtémoc. Fue la primera en abolir la esclavitud en 1550.


En la lucha por la Independencia la mujer fue un pilar para los insurgentes, son ampliamente conocidas, Joséfa Ortíz de Domínguez, Leona Vicario, Gertrudis Bocanegra, pero hubo muchas otras que destacaron como Mariana Rodríguez del Toro, Ana Yraeta, Antonia Peña, Luisa Martínez, María de Jesús Iturbe, María Antonia García, Bernarda Espinoza y centenares más.


En todo el país, cundió la lucha, y la mujer era “alma de la fiesta”; primeras en el sacrificio y la tenacidad. La lista es impresionante de combatientes es muy extensa, y eso solo contando las mujeres de las que quedó registro como Gertrudis Jiménez, Juana Villaseñor, Mariana Anaya, Josefa Sixtos, Petra Arellano, Francisca Torres, Antonia Ochoa, Antonia Piña, María Dolores Basurto y su hija Margarita, Carmen Camacho, María de Jesús Iturbide, María Antonia García y María Andrea (La Campanera).


Inmersas en la Nueva España patriarcal, siempre actuaron a la sombra, o fueron invisibilizadas, ocultando así su gran ejemplo y méritos.  De algunas solo se saben sus apellidos, como González, Moreno y La Mar, o sus nombres, como Manuela, Luisa, Ana, y de muchas otras únicamente quedó registrado el lugar de sus luchas como Soto, la Marina y Huichapan.


Todas con una participación relevante que incluso murieron fusiladas por los invasores españoles. Es importante rescatar a las patriotas anónimas, porque son un gran ejemplo y un impulso a la lucha actual de la mujer y de todos los mexicanos. Son muchas quienes hemos de recordar e imitar. De entre ellas un gran ejemplo es el de María Tomasa Esteves de Salamanca, Guanajuato, que se involucró en la lucha insurgente, no solo cuidando enfermos y heridos sino consiguiendo información confidencial del ejército realista. Además, promovió la deserción en las tropas realistas. Era muy bella físicamente y la apodaban “la Friné mexicana”. Fue capturada y fusilada en 1814. Como ella había otras mujeres como Carmen Camacho, quien seducía a los soldados de una guarnición para que desertaran, causando mucho daño al ejercito realista.


En 1815 un juez calificó a estas mujeres como uno de los mayores males, porque debido a su sexo eran el instrumento para seducir a toda clase de personas y quienes podrían transmitir mensajes, espiar y contrabandear armas bajo sus faldas. Pero para nosotros son el mejor ejemplo para los tiempos que corren, en los que la lucha es contra el patriarcado, el neoliberalismo y el neocolonialismo que tanto daña a las mexicanas y mexicanos, en particular a la mujer.


bottom of page