Pablo Moctezuma Barragán
Una de las mujeres revolucionarias más entrañables de México que entregó su vida, generosamente, a nuestra tierra y a toda la humanidad. Tina Modotti nació el 17 de agosto de 1896 en Udine Italia, vivió y luchó en México, retrató a su pueblo, fue activista y luchadora social en México. Aquí murió el 5 de enero de 1942, es la italiana más mexicana de la historia. La registraron como Assunta Adelaide Luigia Modotti Mondini pero para nosotros es simplemente Tina.
Fue hija de padres proletarios Giuseppe Modotti y Assunta Mondini y tuvo cuatro hermanos. Su familia vivía muy pobremente, porque lo que Giuseppe ganaba como mecánico no le alcanzaba a la familia, por lo que a los 12 años la niña dejó la escuela para irse a trabajar de obrera en una fábrica textil. Su papá se vio obligado a emigrar a los Estados Unidos en 1912 y al año siguiente, la valiente joven, sola se embarcó rumbo a San Francisco en 1913.
La migrante comenzó a trabajar en una fábrica de seda y luego comenzó a ganarse la vida como costurera, cosiendo y bordando. Por su gracia e inteligencia pronto se hizo muy conocida en la comunidad italiana y en círculos de artistas. Por otra parte, comenzó a germinar su conciencia social ya que su papá se interesó en las luchas de los obreros italianos, simpatizó con el movimiento contra la guerra, por el sindicalismo norteamericano y el socialismo. Las ideas avanzadas comenzaron a fructificar en la inquieta mente de Tina.
Durante la Exposición Universal celebrada en la ciudad en 1915 conoció al pintor y poeta Roubaix de l´Abrie Richey a quien todos llamaban “Robo” un joven de 26 años, fino y frágil que la introdujo en medios de artistas y bohemios y, siendo muy joven, de 19 años la bella y talentosa muchacha se casó con Robo. Siempre se sintió ligada hacia el arte y los artistas. La pareja se mudó a Los Ángeles y pronto entraron en contacto con el mundo de Hollywood donde a Tina no le fue difícil incursionar, gracias a su inteligencia y hermosura se abrió paso y comenzó a actuar en el teatro y también en el cine.
Su familia siempre la influenció muy positivamente. En casa había discusiones interminables sobre la coyuntura del momento. A todos les atrajo mucho el movimiento en contra de la “Draft Law”, los “slackers” que se negaban a ingresar al ejército para participar en la guerra imperialista, a quienes no les importaba enfrentar la cárcel. Les inspiraba mucho a todos los Modotti, la victoria en Rusia de la Revolución Bolchevique dirigida por Vladimir I. Lenin.
Su hermano Ben trabajaba en una imprenta y era un militante del International Workers of the World y era muy consciente, con él Tina platicaba horas. En su familia respetaban los derechos de la mujer, su derecho a decidir sobre su propia vida, sobre su cuerpo, de ser independiente. Era una familia muy abierta. Ella los visitaba en San Francisco y regresaba a Los Ángeles, donde convivía con amigos muy bohemios, existencialistas, sensibles, pero un tanto vanos y superfluos. En esos meses la contrataron para trabajar en la película The Tiger´s Coat en 1920, al año siguiente en Riding with Death y en 1922 en I Can Explain.
Se interesó mucho en la fotografía, en su círculo de amistades conoció al gran fotógrafo Edward Weston, la “apantalló” desde un inicio, comenzó modelando para él, luego fue su asistente, después comenzó a ser su alumna y terminó siendo su colaboradora. Se convirtió en una fotógrafa profesional y de avanzada. En contacto con corrientes progresistas en Estados Unidos comenzó a comprometerse con las mejores causas sociales y políticas de su época. Así en lugar de haberse estancado como modelo y actriz explotando su belleza se convirtió en pionera del fotoperiodismo social, era extremadamente perfeccionista y minuciosa en su trabajo, cada foto era una obra de arte, sólo publicitó 400 fotografías en su vida. Pero más que una fotógrafa fue una revolucionaria comprometida y muy activa siempre. Además, aspiraba a la liberación social y nacional de los pueblos y creía en el socialismo.
Cuando visitaba a su papá en San Francisco se admiraban de las luchas de los trabajadores, se indignaban con el asesinato de Andrés Salcedo tipógrafo mexicano que “se cayó” del piso 14 del edificio del Ministerio de Justicia donde lo interrogaban pues había sido detenido “por anarquista”. Así nuestra Tina desarrollaba su visión proletaria del mundo. No quería ser una artistilla con papeles banales de “vampiresa italiana”, tenía muchos ideales y quería hacer algo trascendente de actividad y de su vida. En su círculo de amigos se hablaba de todo y en esa época el tema de la Revolución Mexicana estaba al orden del día. Incluso su esposo Robo coqueteaba con la idea de apoyar a los bolcheviques, que en Rusia habían llevado al triunfo una Revolución Obrera. Entre sus amigos cundió la inquietud de conocer a ese país vecino, tan cercano, pero tan desconocido en Estados Unidos, el mágico México, incluso algún mexicano los invitaba con insistencia a conocer ese bello país vecino. Tina y Robo lo veían bien y comenzaron a soñar con visitar México.
Uno de sus amigos era Ricardo Gómez Robelo, escritor y periodista amigo de personajes de la época como Antonio Caso, José Vasconcelos, Pedro Henríquez Hureña, Rafael López, Alfonso Reyes y Julio Torri. Pero había sido desterrado porque actuó como Procurador General de Justicia de la dictadura de Victoriano Huerta y trabajaba en la Revista Mexicana junto con Nemesio García Naranjo otro huertista exiliado. Gómez Robelo es invitado por José Vasconcelos, Secretario de Educación Pública a dirigir el Departamento de Bellas Artes, e invitó a Robo a ir a montar una exposición en México, el esposo de Tina no se hizo mucho del rogar y salió del país en diciembre de 1921 y en México se sintió encantado. Gómez Robelo a su vez invitó a Weston a venir a exponer sus fotografías a México y Robo le urgía a Tina a reunirse con él de inmediato para estar con él y conocer nuestro maravilloso país.
Tina se dispuso a viajar a México para alcanzar a su pareja, pero a los dos meses de estancia Robo contrajo la viruela y murió a finales de enero. Tina que ya hacía maletas se enteró por un telegrama que su marido había muerto de viruela. Salió de inmediato con su suegra Rose Richey para levantarle una tumba digna. Ya en México recorrió con Rose los lugares que Robo le había descrito, conoció a sus amigos y, por otra parte, comenzó a gestionar una exposición de las fotografías de Weston en Bellas Artes. Regresando Tina a Estados Unidos sucedió lo inesperado: murió su querido papá, y ni siquiera pudo despedirse de él. Entonces decide comenzar una nueva vida en México, en Los Ángeles conoce a Xavier Guerrero, comunista, y pintor, en una exposición de artesanía mexicana termina de tomar su decisión y convence a Eduard Weston de venir a México donde ella trabajaría como su ayudante, además de seguir aprendiendo fotografía.
Así es como llegó a México Tina Modotti sin saber que se convertiría en una mexicana más, en los “ojos y la memoria” del México de los veintes. Comenzó a retratar nuestros volcanes, nuestra gente, cada foto magnífica y en enero de 1924 realiza su primera exposición fotográfica en conjunto con Weston. Aquí realizó la mayor parte de su obra, pero además se convirtió en una verdadera revolucionaria, México la atrapó y transformó su vida.
La sensibilidad de Tina lo abarcó todo. Nació y creció en Italia y luego se regaló al mundo, si bien en Estados Unidos se llenó de inquietudes, su semilla germinó en México. Nuestro país estallaba y su luz le atrajo, su fuego le incendió y aquí brilló como un relámpago. En México se desarrolló como la gran artista que fue y aquí su actividad tomó sentido.
Su sensibilidad retrató al pueblo mexicano, a la mujer de nuestra Patria, a los niños, a los trabajadores del campo y la ciudad con tal belleza y profundidad que conmueve. Aquí en México amó y sufrió como solo Tina podía amar y sufrir. Aquí fue acogida como una hermana por sus compañeros y por la gente sencilla y también fue combatida como la peor enemiga por el mal gobierno, la mala gente y prensa de la época. Para Tina Modotti México fue el crisol. Ya que aquí iba a florecer externamente artística y humanamente. (Continuará…)
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