Con la Protesta de Baraguá llegó a su punto más alto, llegó a su clímax, llegó a su cumbre, el espíritu patriótico y revolucionario de nuestro pueblo; y… las banderas de la patria y de la revolución, de la verdadera revolución, con independencia y con justicia social, fueron colocadas en su sitial más alto
15 de marzo de 2019 00:03:24
Ilustración: Archivo de Granma
Lo doloroso, lo que sorprendió y dolió profundamente a Maceo y sus fuerzas, fue la noticia de que, en los instantes en que ellos terminaban el combate del Camino de San Ulpiano, se acababa de firmar en Camagüey el Pacto del Zanjón. Y Maceo, indignado, amargado, se preguntaba qué dirían sus hombres, qué dirían sus compañeros, qué dirían los heridos, cómo se podía justificar ante sus muertos, los que había tenido en aquellos combates, si en esos precisos instantes se estaba firmando la paz sin la independencia.
Y aquella paz sin independencia realmente se había hecho sin consultar a todas las fuerzas, puesto que las fuerzas de Maceo, una de las más importantes de la Revolución, no habían sido consultadas.
Fueron esos factores los que determinaron una conducta, una actitud y un gesto que señalan una de las más extraordinarias proezas patrióticas de nuestras guerras de independencia, de nuestros combatientes revolucionarios, que fue la Protesta de Baraguá (…).
Maceo se reunió con Martínez Campos… no para acordar nada, porque ahí no se acordó nada. Si algo se acordó en Baraguá fue que ocho días después se rompían otra vez las hostilidades y continuaba la guerra.
Comienza diciéndole que está en desacuerdo con lo pactado en el Zanjón, continúa expresándole personalmente, o a través de sus compañeros de más confianza que ellos lo que quieren es la independencia. Al extremo que Martínez Campos dice que, si hubiera sabido que querían una reunión para pedir una cosa imposible, no se habría reunido.
Pero hay, en medio de esto, algo que tiene un gran valor, porque uno de los ayudantes de Maceo, entonces le explica a Martínez Campos. Dice en esencia: «Bien, usted dice que no pueden dar la independencia. ¿Podrían dar la libertad a los esclavos?» (…).
Y por eso, ¡qué hermoso camino desde el instante en que Carlos Manuel de Céspedes libera a los esclavos, hasta el minuto en que Maceo le plantea a Martínez Campos en Baraguá la libertad de los esclavos como condición mínima para que pudiera haber paz en nuestro país!
Esa es la esencia de la Protesta de Baraguá. Maceo y los cubanos se proponían proseguir la guerra y, efectivamente, acordaron el rompimiento de las hostilidades para el día 23 de marzo (…).
Con la Protesta de Baraguá llegó a su punto más alto, llegó a su clímax, llegó a su cumbre, el espíritu patriótico y revolucionario de nuestro pueblo; y… las banderas de la patria y de la revolución, de la verdadera revolución, con independencia y con justicia social, fueron colocadas en su sitial más alto.
Fuente: Discurso pronunciado en el acto de conmemoración del centenario de la Protesta de Baraguá, en Santiago de Cuba.
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