Pablo Moctezuma Barragán
Tras de ser derrotados los españoles la noche de la victoria, salieron huyendo. A los invasores no les sirvió su alianza con pueblos indígenas, ni su superioridad de armamento de guerra, caballos, cañones, perros de guerra, arcabuces, lanzas y espadas de acero. Es claro que los mexicas podían haberlos aniquilado a todos por completo, pero no lo hicieron porque no era su costumbre y los enemigos ya habían salido de Tenochtitlán.
El trayecto de los conquistadores españoles continuó de Tlacopan (Tacuba) hacia Otumba, en el camino, hacia el oriente del Valle de México, masacraron al pueblo de Calacoayan antes de pernoctar en Teocalhueyacan (actualmente San Andrés Atenco). Dicen los cronistas militares españoles que tuvieron que confrontarse nuevamente con los guerreros mexicas en el episodio conocido como batalla de Otumba, la cual terminó con la muerte del capitán mexica que iba al mando pues los perseguidores se disiparon y huyeron, pero hay fuentes que afirman que esto lo inventó Cortés para quedar bien con el Rey Carlos. De hecho el Códice Ramírez refiere que llegaron refuerzos indígenas aliados a Cortés a apoyarlo y que él muerto de miedo y pensando que eran enemigos los ataco y luego inventó su “hazaña” de Otumba.
Finalmente, los conquistadores pudieron llegar al territorio aliado de Tlaxcala. Entre los españoles, tristes por haber perdido parte del botín, temerosos y enojados comenzó a darse la división y brotes de rebelión contra su capitán. Llegaron heridos, agotados y derrotados, por lo que Cortés con sed de venganza quería sangre y terror.
Volvió al combate, eligió atacar a Tepeaca ubicada entre Veracruz y Tenochtitlán, donde masacraron a la población, niños, mujeres, ancianos, a los adultos en lugar de matarlos los capturaron para venderlos como esclavos, marcándoles el rostro con hierro al rojo vivo. Así comenzó la verdadera esclavitud en el Anáhuac. Cortés se vengó de la derrota de su noche triste y aplico en la región el terror sin piedad. Ahí se estableció llamándolo Segura de la Frontera. En esa región mató a miles de personas. Lo mismo hizo en otros sitios como Tecamachalco, Alapetlahuacan, Quechua, etc.
También cuando llegó a Texcoco, antes de atacar Tenochtitlán, en represalia porque la población había huido sembró el terror. Cortés apoyado por el traidor texcocano Ixtlixochitl “mató a los hombres que quedaban y capturaron niños y mujeres para venderlos en pública subasta”
El hueyi tlahtoani Cuitlahuac continuó con energía la defensa de su pueblo y nunca fue derrotado, hasta que el 25 de noviembre de 1520 murió a causa de la viruela, enfermedad extraña en el Anáhuac antes de la invasión española. Cuitlahuac murió invicto, los españoles lo odiaban tanto que ni siquiera registran bien su nombre, lo llamaban Quetlavaca y de otras formas y siempre han tratado de mantener oculto el extraordinario mérito de éste heroico hueyi tlahtoani.
Luego del asesinato de Moctezuma, y tras la muerte del hueyi tlahtoani Cuitlahuac, el tlahtocan eligió a Cuauhtémoc, el 6 de diciembre de 1520 como hueyi tlahtoani. El valiente joven de 24 años, que sería asesinado el 28 de febrero de 1525. Era nieto de Ahuizotl y estudió en el Calmecac. Había alcanzado el grado de Guerrero Águila y en 1515 se le nombró tlacatecatl (general en jefe junto con el tlacochcalcatl) de Tlatelolco.
El nombre de Cuauhtémoc significa “águila que desciende”, no “águila que cae”. El águila descendió para atacar a los españoles y dio una lucha heroica. El asedio de los enemigos comenzó el 26 de mayo de 1521. Cortés mandó construir 13 barcos e inició el sitio. Para entonces ya dominaba Texcoco, Tepeac, Tecamachlco, Iztapalapa, Chalco, Xaltocan, Azcapotzalco, Tacuba, Xochimilco, Cuauhnahuac (Cuernavaca), Coyoacán. Desde esa base comenzó el sitio de Tenochtitlán.
Los invasores y sus aliados destruyeron el acueducto que abastecía de agua a Tenochtitlán y cerro todas las calzadas para impedir que ingresara ayuda y alimentos. Además, cundió la viruela entre los sitiados.
Hernán Cortés contaba con gran número de aliados indígenas. Estos buscaban en la alianza con los españoles contra la triple alianza (México, Tacuba, Texcoco) establecer una nueva hegemonía. Otra alianza que dominara el Anáhuac. Nunca pensaron que una vez ganadores, Hernán Cortes los traicionaría, se adueñaría del triunfo colectivo y destruiría completamente la civilización en el Anáhuac, para imponer el colonialismo y el dominio europeo.
Tenochtitlán no cayó a la primera semana, ni al primer mes, la resistencia fue heroica. Luchaban día y noche, casa por casa, presas de hambre, sed y enfermedades como la viruela que los diezmaba, seguían resistiendo. No había alimentos, dice el poema náhuatl traducido por Garibay: “Hemos comido palos de coloría/ hemos masticado grama salitrosa/piedras de adobe/lagartijas/ratones/tierra en polvo/ gusanos.” En ese extremo de necesidad no comieron carne humana, no era su costumbre ni siquiera en esa hora extrema.
Lucharon niños, jóvenes, mujeres, ancianos, todos. A pesar de éste esfuerzo sobrenatural, a causa de las grandes bajas sufridas, los combatientes comenzaron a escasear. Enfrentando la terrible situación el 12 de agosto el Tlahtocan dio a conocer, a través de Cuauhtémoc su último mensaje.
Nuestro sol se ocultó
Nuestro sol se perdió de vista
Y en completa obscuridad nos ha dejado
Pero sabemos que otra vez volverá
Y nuevamente nos alumbrará
Pero mientras allá este en la mansión del silencio
Muy prontamente reunámonos, estrechémonos
Y en el centro de nuestro ser ocultemos
Todo lo que nuestro corazón ama
Y sabemos que es gran tesoro
Destruyamos nuestros recintos al principio creador
Nuestras escuelas, nuestros campos de pelota
Nuestros recintos para la juventud
Nuestras casas para el canto y el juego
Que solos queden nuestros caminos
Y que nuestros hogares nos encierren
Hasta cuando salga nuestro nuevo sol
Los papacitos y las mamacitas
Que nunca olviden conducir a los jóvenes
Y enseñarles a sus hijos mientras vivan
Cuan buena ha sido
Hasta ahora nuestra amada patria Anáhuac
Al amparo y protección de nuestros destinos
Por nuestro gran respeto y buen comportamiento
Que recibieron nuestros antepasados
Y que nuestros papacitos muy entusiastamente
Sembraron en nuestro ser
Ahora nosotros ordenaremos a nuestros hijos
No olviden informar a sus hijos
Cuán buena será
Cómo se levantará y alcanzará fuerza
Y cuán bien realizará su gran destino
Esta nuestra amada madre tierra Anáhuac.
Este mismo mensaje se ha encontrado traducido a trece distintos dialectos y resuena hasta nuestros días en el Anáhuac, dándole fuerza y esperanza a los mexicanos. Los mexihkas veían venir un ciclo negativo, el de los nueve señores de la noche, que duraría 468 antes de que volviera a salir el Sol en el Anáhuac. Ese ciclo ya se ha cumplido.
Los mexicas se replegaron a Tlatelolco donde libran la última batalla. Cuauhtémoc se dirige a enfrentar a Hernán Cortés. Iba en su acalli (lancha) acompañado de Tecuixpo pero es rodeado por una fuerza superior y capturado. Iba a enfrentar a Cortés acompañado por Tetlepanquetzal, tlahtoani de Tacuba y Coannacoch, tlahtoani de Texcoco. Es decir iban las cabezas de la triple alianza a cumplir la misión. Ya estando frente a Cortés sacó su puñal y se lo dio al español: mátame con él le dice… si puedes…retándolo a combate singular para decidir de esta manera la contienda pues esta era la costumbre mexica en casos similares. No se estaba rindiendo como inventó Bernal Díaz del Castillo sino que daba la última pelea.
En garras de los invasores el valiente Cuauhtémoc fue brutalmente torturado junto a Tetlepanquetzal para que informara donde estaba el tesoro. Pero el joven guerrero guardó un silencio absoluto a pesar de que le quemaron los pies con aceite hirviendo y los brazos también.
Al no tener ya alternativa alguna y para evitar más destrucción y muerte el 13 de agosto de 1521 se rindió México Tenochtitlán, luego de 80 días de feroz resistencia.
Las figuras y el ejemplo de los defensores del Anáhuac: Moctezuma, Cuitláhuac y Cuauhtémoc al frente de un pueblo indoblegable siempre seguirán siendo ejemplo en las luchas que hoy libra el pueblo de México contra los nuevos colonialistas. Nuestros héroes nunca serán olvidados.
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