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26 de agosto de 1965 represión a médicos en pie de lucha

Valentina Galeana

El movimiento médico mexicano de 1964 y 1965 fue un movimiento social que involucró cuatro paros de labores promovidos por médicos de las instituciones públicas de la salud en México, en demanda de mejoras salariales. El movimiento de los médicos fue el primero que enfrentó el recién iniciado sexenio de Gustavo Diaz Ordaz que tomó posesión del cargo el primero de diciembre de 1964.


Cuando el director del hospital 20 de noviembre de la Ciudad de México, José Ángel Gutiérrez confirmó que residentes e internos no recibirían aguinaldo como en años anteriores, Gutiérrez argumentó que al ser becarios percibían becas y no sueldos, como los trabajadores del instituto, se les veía como fuerza de trabajo y las condiciones eran deplorables. En los hospitales se improvisaban habitaciones en un rincón de las salas de enfermos del mismo hospital o en bodegas, los alimentos se proporcionaban con todo el personal y enfermos, en la cruz roja el comedor se ubicaba en el sótano cuando llovía se inundaba y el personal ya no contaba con alimentos, el conflicto involucró inicialmente a 67 estudiantes y cien médicos titulados, según otras fuentes fueron un total de 206 que laboraban en el centro médico, buscaron reunirse con las autoridades del hospital pero no se les recibió ante la negativa optaron por suspender sus actividades manteniendo la atención de emergencia y casos graves, se declararon en sesión permanente.

Sin embargo, en una reacción drástica y no meditada por parte de las autoridades horas más tarde se comunicó el despido de médicos y residentes del hospital poco tiempo después se sumaron los médicos del hospital Juárez, San Fernando y otros, todos declarados en sesión permanente.

Dos días después de la toma de posesión de Diaz Ordaz como presidente de México ya sumaban 23 hospitales en paro en la Ciudad de México y 20 al interior del país, así mismo, en una primera entrevista el nuevo secretario de salud Rafael Moreno Valle expresó su gran deseo de ayudarlos en un comunicado y una carta dirigida a Diaz Ordaz, después algunos dirigentes como son Guillermo Calderón, Abel Archundia, Roberto Pedroza, Fernando Herrera, Roberto Sepúlveda, Oralia León entre otros se reunieron con Joaquín Cisneros Molina secretario particular del presidente.

Se acordó una primera entrevista con el mandatario, y este señaló que no resolvería personalmente el conflicto y que debian atenderlo las autoridades de las instituciones sanitarias, esa misma tarde en una asamblea los representantes determinaron continuar con los paros sin desatender las emergencias y casos graves y entregar los pliegos petitorios a las autoridades de la secretaria, IMSS, ISSSTE, acordaron llevar a cabo una concentración muda que iniciaría en el hospital 20 de noviembre con dirección al zócalo con el texto “ Escúchenos señor presidente “ médicos residentes e internos quienes permanecieron formados en perfecto orden durante varias horas ante Palacio Nacional, se formó una comisión y fue recibida.

Sin embargo, Diaz Ordaz reiteró que su problema no tenía alcance nacional que él tenía asuntos más importantes que atender, el tiempo transcurría y no atendían las demandas, los médicos, mandaron una carta abierta donde se expresó que las demandas no se cumplían por lo cual los obligaba a efectuar paro de actividades y sorpresivamente el DR. Ismael Cosío Villegas director del sanatorio Huipulco de SSA renunció a su cargo, porque no estaba de acuerdo con las represalias por parte de las autoridades al casar a médicos residentes e internos. Renunciaron en masa, los jefes de servicio y médicos adscriptos al sanatorio, en un comunicado a la opinión pública informaron que atenderían a todos los enfermos el tiempo que nombraban al nuevo personal.

El movimiento fue justo, las imputaciones del gobierno sobre el abandono de los enfermos y los posibles delitos eran a todas luces falsas en cambio sí fueron reales, el hostigamiento la persecución el cese y el encarcelamiento de muchos médicos, el movimiento logró la unificación del gremio médico como nunca había ocurrido, la salud en México debe de ser un derecho no un negocio. Y los derechos de las y los médicos, las y los enfermeros y todo el personal de salud deben ser garantizados. Hoy más que nunca en medio de la terrible pandemia de la Covid-19.

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