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¿Anáhuac sin agua?

Pedro Moctezuma. UAM y Agua para Todxs. agosto 2022


En el año 2000, la Cuenca de México fue diagnosticada como la segunda más amenazada del mundo, superada solo por la Cuenca del Aral, la cual colapsó. Estamos en la rayita, ¿seguirá la fatalidad del día cero o nos las ingeniaremos para cambiar el viejo paradigma de gestión del agua?

La Ley de Aguas Nacionales salinista impuso un paradigma hídrico de extracción-desecho, privatizante y autoritario. Traemos agua de largas distancias o de muy profundo, a enormes costos monetarios y energéticos, para desecharla luego mezclando aguas pluviales y residuales, sin tratamiento ni reúso. En medio de la sequía y los cortes de agua, cada año se expulsan 800 millones de m3 de agua fuera del Anáhuac. La hidrocracia ha hecho ventajosos negocios cobijados bajo “obras de excepción”, como el Túnel Emisor Oriente, fallido trasvase impuesto por Conagua sin licitación ni Proyecto Ejecutivo. Cotizado en 2008 a cuatro años por 9.5 mil millones de pesos, se disparó a doce años y la friolera de 50,000 millones de pesos, para estrenarse con la inundación de Ecatepec y Tula, donde provocó 15 muertes y afectó a 31,000 viviendas en septiembre pasado.

En paralelo, con vuelo privatizador desde mediados de los noventa, los gobiernos capitalinos apostaron a contratar a poderosas trasnacionales para controlar el sistema comercial (medidores, facturación y cobro), la base de datos de los usuarios, así como obras de infraestructura y el programa de sectorización. Veolia estuvo a cargo de las alcaldías del norte de la ciudad; Tecsa del Grupo Suez de las del suroriente. Iacmex también perteneciente a Suez, fue contratada para la zona central, y Amsa se hizo cargo de las alcaldías del norponiente de la ciudad. Mientras en su lugar de origen, París, Veolia y Suez fueron expulsadas hace diez años por su ineficiencia y opacidad.

Con la LAN en la mano, la autoridad del agua, ha dado la espalda al derecho humano al agua. Las y los ciudadanos de a pie, no sólo han sufrido altas tarifas e interrupciones del servicio en centenares de miles hogares, que pagan altos costos de reinstalación. El agua que debería ser para consumo humano, es vendida a embotelladoras a precios de risa, mientras que éstas la revenden con más de cien veces su costo de compra. ¡cobrando por transformar el agua en agua! Lo hacen por su falta en lugares públicos y porque en innumerables hogares, ésta sale de las llaves con color ocre y malos olores. Aún más, el Gobierno capitalino no invirtió en la infraestructura necesaria para dotar de agua a 1,443,000 habitantes que en 2018 estaban sin acceso regular al vital líquido.

La respuesta desde los años setenta y ochenta ha venido de sujetos comunitarios que se organizaron e instalaron con sus propios esfuerzos redes de agua y drenaje; en los noventa, a contrapelo del neoliberalismo promovieron acciones para decretar Áreas Naturales Protegidas en la Sierra de Santa Catarina y en Xochimilco. Desde principios del milenio, llevaron a cabo con apoyo de la sociedad civil proyectos piloto de captación de agua de lluvia, rescate de canales y humedales, tratamiento de aguas residuales, y en otra escala y profundidad, el proyecto de habilitación del Lago Tláhuac Xico, así como la propuesta de Ley General de Aguas (LGA). Así, organizaciones del MUP, de mujeres, investigadores y ambientalistas, parte de la Coordinadora Nacional Agua para Todxs, Agua para la Vida, han unido esfuerzos desde 2012 para virar la trayectoria del Titanic megapolitano.

En 2021, la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, sensible a la ola ciudadana, superó el impasse en materia de agua, con la acertada medida de transferir las actividades de las concesionarias de agua potable al gobierno de la Ciudad de México. Además, gracias a la política hídrica del actual gobierno, se cuentan con mayores reservas para el consumo humano que en otras ciudades y la inequidad en la distribución del agua entre las alcaldías, comienza a ser revertida para favorecer a las zonas proveedoras de agua que paradójicamente tenían mayores carencias. Y es que las alcaldías del poniente de la Ciudad (Cuajimalpa, Miguel Hidalgo, Magdalena Contreras, Álvaro Obregón, Cuauhtémoc y Benito Juárez), contaban con el doble de dotación de agua por habitante en relación a las alcaldías del sur y el oriente (Tláhuac, Iztapalapa, Xochimilco y Milpa Alta), aunque éstas, junto con Tlalpan, han nutrido históricamente de agua a la Ciudad de México, gracias a su régimen de lluvias y su permeabilidad.


Es vital la defensa de los cuerpos de agua en el suroriente de la Cuenca de México ya que cuentan con enorme biodiversidad en riesgo de ser sepultada por el cemento, y los negocios inmobiliarios. Columba López encabeza en Corena a miles de brigadistas, e impulsa la limpieza de canales y espejos de agua, el rescate de chinampas y de la amenazada red canalera de Mixquic. Destaca su labor en el Sistema Lacustre Ejidos de Xochimilco y San Gregorio Atlapulco con 2,657 ha de superficie con lagos que alberga una biodiversidad de flora y fauna de 79 especies. El Sistema Lacustre Lago Tláhuac- Xico, cuenta con una superficie de alrededor de 500 ha. donde habitan 235 especies de flora y fauna. Destacamos las 40 especies de aves migratorias cuyas rutas de vuelo están protegidas por la declaratoria trinacional como Área de Importancia para la Conservación de Aves (AICA).

Ahí, el Proyecto de Habilitación del Lago Tláhuac Xico impulsado desde 2009 por un esfuerzo multiactor, plantea evitar las grandes inundaciones en la zona, regenerar los ecosistemas, reanimar a la agonizante agricultura local y dotar agua a 900,000 personas en el área más castigada del Valle de México, sirviendo además como semillero de proyectos comunitarios sustentables. Para continuar la apropiación local de éste vital proyecto la Segunda Caravana por el Agua Ome Acatl recorrerá el sur, oriente y centro de la Ciudad entre el 8 y el 23 de agosto de 2022, con un despliegue de foros técnico participativos, e iniciativas culturales en cuyo corazón estará la celebración de los 800 años de la fundación del legendario Cuitlahuac, ahora llamado San Pedro Tláhuac.

En Iztapalapa, se ha avanzado en el acceso al derecho al agua dando pasos hacia su buen gobierno mediante una gestión sustentable orientada a reestablecer el equilibrio hídrico. Ello tras cinco décadas de lucha autogestiva que llevó a Clara Brugada al gobierno local. Con apoyo de la UAM Iztapalapa, se ejecutaron entre 2011 y 2012 proyectos de captación de agua de lluvia en las escuelas públicas, para garantizar que todas las escuelas cuenten con agua potable, se han instalado 101 plantas purificadoras en las escuelas. El programa de acupuntura urbana de la Alcaldía de Iztapalapa ha mitigado 1415 grietas en la vía pública y se han construido 62 pozos de absorción que permiten un manejo adecuado del agua pluvial, evitan inundaciones e inyectan el líquido al acuífero. Junto con el gobierno de la ciudad, labora en la captación de agua de lluvia para consumo doméstico, beneficiando a 9 mil 626 viviendas. Aunque es una medida que por su alcance no se compara con el acopio de aguas pluviales en cuerpos de agua, atiende urgentes necesidades familiares.

La alcaldía distribuye agua de forma universal, directa y sin corrupción en las viviendas que sufren escasez o interrupción del servicio, lo cual permite garantizar un mínimo vital para la población. Para generar conocimiento sobre las subsidencias y su relación con la extracción intensiva de agua del acuífero, construyó recientemente una Utopía con vocación científica en San Sebastián Tecoloxtitlán, afectado por hundimientos diferenciales; y rescató en la Utopía Atzintli un gran espacio para la captación de los escurrimientos pluviales de la Sierra de Santa Catarina y su inyección al acuífero.

El agua cae del cielo para todas las personas y podemos aprender a captarla, ahorrarla, reutilizarla para nuestro provecho y disfrute. Las políticas y acciones promovidas por el gobierno de la ciudad significan un avance en relación a otras entidades y se orientan hacia cambiar el modelo de gestión del agua por uno que garantice la equidad y la sustentabilidad con participación ciudadana. La rectoría pública debe estar resguardada por una LGA que abandone la mercantilización y abrace los derechos humanos usando la planeación consensuada, e instancias incluyentes con instrumentos eficaces para construir el buen gobierno del agua en el Anáhuac.

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