Leona Guerrero
El modelo económico capitalista cambio nuestro entorno, nuestra manera de ver el mundo y con ello, la manera en que nos relacionamos. Marx, lo definió como "estadios del devenir histórico, definidos por un determinado nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y una forma particular de relaciones de producción".
Y si, la explotación laboral y de los recursos naturales han sido desde siempre una condición necesaria para la acumulación de capital.
En la modernidad, la relación entre el capitalismo y la naturaleza nunca es inmediata. El Estado dice una función intermediaria o de interfaz entre los dos. Bajo el capitalismo, la relación entre la acumulación de capital y la naturaleza dicen siempre es moderada o articulada por el Estado. ¿Por qué? En primer lugar, porque la lógica del capital es ciega y carece de límites. Pero desgraciadamente en la realidad, con el neoliberalismo el Estado sirve a los intereses de las corporaciones de espalda a los trabajadores y a la naturaleza.
El Capital abandonado a sí mismo, se aprovecha de los recursos que tiene a su alcance –naturales u otros– para agotarlos. Además, es incapaz de manejar los efectos nefastos del proceso productivo: contaminación, agotamiento de reservas, daños a la salud, crisis económicas, conflictos, etc.
Para hacer frente a todo esto debería estar el Estado. Para regular el acceso a los recursos y hacerse cargo de las consecuencias negativas del desarrollo, debería obrar en favor de los intereses a largo plazo de las clases dominantes y permitir que la naturaleza pueda ser explotada de forma durable. Pero en el capitalismo salvaje, el Estado sirve a los intereses inmediatos del gran capital sin medir consecuencias. Esto mismo se está viendo en la pandemia.
Las relaciones laborales se reducen a contratos por meses y a lo mucho por un año, dejando vulnerables a los trabajadores y a sus familias, en donde la mayoría de las veces carecen de seguro médico, utilidades o derecho a una jubilación, pensar en que reciban caja de ahorro es inimaginable en el mundo del outsourcing. Esto tiene que cambiar y solo podremos realizarlo con la organización de los pueblos.
En México, lamentablemente tenemos varios ejemplos, como el sector minero que, devasta el suelo, consume exorbitantes cantidades de agua y además contamina los mantos acuíferos, lagos y mares con sus residuos que utilizan para extraer los minerales en donde, los pueblos cercanos son los que mayormente se ven afectados.
Generalmente estas grandes industrias se sitúan con la promesa de generar empleo, pero lo único que hacen es explotar, despojar y abusar del pueblo y de los trabajadores, que, por si fuera poco, acortan su esperanza y calidad de vida por las condiciones laborales a las que se exponen.
Para pensar en un mundo mejor, no solamente es importante separar la basura, usar menos bolsas, popotes o usar más bicicleta, sino que debemos plantearnos el fondo del problema y comprender que el sistema económico capitalista nunca será el adecuado para que podamos vivir en equilibrio, seres humanos y naturaleza.
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