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Castigo salarial, tanto en la crisis como en la reactivación económica.

Andrés Peñaloza Méndez Bialii 5 de agosto 2021


¿Sucederá lo mismo en pleno crecimiento?

¡Urge poner fin al tope salarial en las negociaciones colectivas!


Achicamiento salarial hasta tornarlos negativos tanto en el plano federal como local

Hilan tres meses los decrementos en las revisiones salariales de jurisdicción federal; la misma ruta parecen seguir las negociaciones en la órbita estatal. El achicamiento de salarios en 2020 hasta su caída real a partir de abril de 2021 se produce tanto en las revisiones de jurisdicción federal como local, poniendo fin a casi dos años y medio sin caídas en términos reales. En abril, las negociaciones salariales de jurisdicción local cruzaron la línea para colocarse en zona negativa; contracción anual de -0.05%, no obstante, alza nominal de 6.8%. De esta manera, 127 mil 308 trabajadores sujetos en las 3 mil 037 revisiones efectuadas fueron afectados. Es probable que los datos de mayo a julio también reporten caídas. En promedio, durante el primer cuatrimestre, los aumentos ascendieron, respectivamente, 6.8% y 2.2% en términos nominales y reales, cubriendo 522 mil 276 trabajadores en las 11 mil 562 revisiones salariales reportadas. En lo federal, el haz del castigo salarial atraviesa: abril, -0.5%; mayo, -1.5% y; junio -0.8%. Al primer semestre, se han resuelto 2 mil 859 revisiones salariales, cuyos 966 mil 616 trabajadores, tuvieron incrementos promedio de 4.7% en términos nominales y -0.2% en reales.


En 2020 se llevaron a cabo 23 mil 249 revisiones salariales en la esfera estatal, alcanzando en promedio alzas en términos nominales y reales de 6.1% y 2.44%. Los 715 mil 632 trabajadores sujetos a estas revisiones sufrieron las consecuencias de un severo descenso en el periodo mayo-septiembre; al cierre de diciembre los aumentos pactados en promedio ascendieron a 7.3% y 4.06% en términos nominales y reales, situándose a niveles pre-crisis. Sin embargo, apenas iniciado 2021 las negociaciones salariales fueron nuevamente a la baja.

En 2019 los contratos colectivos de la jurisdicción local mostraron incrementos salariales superiores a lo registrado desde 2001 cuando se situaron en 3.98%. En los primeros diez meses de ese año, los salarios de un millón 220 mil trabajadores tuvieron aumentos promedio de 2.81% en términos reales. Durante noviembre se realizaron 2 mil 911 revisiones salariales que involucraron a 66 mil trabajadores, mismos que obtuvieron incrementos promedio de 2.34% en términos reales y 5.4% nominales; en diciembre los incrementos promediaron 2.93% 5.8% nominales, respectivamente. Beneficiando a 72 mil trabajadores en las 2 mil 601 negociaciones salariales concretadas.

En las revisiones salariales de jurisdicción federal en 2020 la merma fue más severa que en lo local; alzas promedio de apenas 0.92% en términos reales y de 4.7% nominales. Esto significa que los 2 millones 180 mil 286 trabajadores inmiscuidos en las 6 mil 010 revisiones realizadas prácticamente no vieron mejoría alguna.

Un retroceso a lo acontecido en 2019 cuando el promedio anual de estos incrementos fue 1.70% en términos reales; por encima de lo observado desde 2001 (año donde el alza fue del 2.53%). Además, fueron 2 millones 480 mil los trabajadores involucrados, cantidad nunca alcanzada en los registros administrativos y superior en 3.66% a la del año previo.

Coyunturalmente, las presiones inflacionarias asociadas a una insuficiente oferta y mayor demanda en diversos insumos motivada por la reactivación económica gravitan en el deterioro de las remuneraciones. Empero, es a mi juicio, la falta de democracia y libertad sindical, aún existente a pesar de los históricos reclamos y reformas laborales aprobadas en esa dirección, la causa central de la debilidad reivindicativa obrera.


La ofensiva patronal para hacer cargar el peso de la crisis y de la recuperación económica a costa del bienestar obrero mediante la imposición de topes salariales con la complacencia, salvo pocas excepciones, de autoridades laborales y del sindicalismo corporativo pone en riesgo la vigorosidad futura del crecimiento y su inexcusable orientación redistributiva.


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