Pablo Moctezuma Barragán
En Colombia, hace 93 años sucedió la masacre de las bananeras, cientos de trabajadores de la empresa estadounidense United Fruit Company fueron asesinados por el ejército y sicarios de la compañía. Los intereses oligárquicos imperiales prevalecieron desde entonces.
Hubo respuesta y destacó la de un hombre, Jorge Gaitán, político valiente que defendió a los trabajadores y a los sectores populares. Que era un campeón del pueblo, pero en 1948 cuando estaba a punto de ganar la presidencia de Colombia fue asesinado por los poderosos y Bogotá ardió. Su muerte provocó una gran rebelión popular en el país. La represión fue cruel.
Ya entonces Colombia era manejada por los grandes intereses de corporaciones norteamericanas y su oligarquía que ha sido implacable con el pueblo. Es uno de los países más desiguales con 42% de su población sumida en la pobreza. La riqueza se concentra en pocas manos y ni pagan impuestos. La crisis cae sobre las espaldas del pueblo, mientras se engorda al ejército comprando armas en EU al complejo militar-industrial, que atiza las guerras.
Colombia ha sido bastión de EU en la región, y el negocio ha sido la exportación de cocaína. Desde hace 22 años se implementó el Plan Colombia promovido por el entonces senador Biden. El gobierno les ofreció 7 bases militares para actuar. Y qué raro, el negocio de la cocaína sigue, el narcotráfico crece y está detrás del caos y la violencia; así como la distribución de droga en EU, el lavado de dinero, la venta de armas por el vecino del norte. Mientras el presupuesto se dirige al ejército cada vez mejor armado, las denuncias de espionaje ilegal, corrupción y abusos de derechos humanos se multiplican, así como los abusos sexuales a menores de edad.
Tan solo durante el gobierno de Uribe hubo 6,402 civiles inocentes conocidos como “falsos positivos” asesinados por el ejército. Organizaciones de derechos humanos denuncian en Colombia 120,000 desaparecidos, si comparamos la dictadura de Pinochet tuvo 3,065 desaparecidos en 17 años.
Se firmó la paz con la guerrilla en 2016 tras lo cual han asesinado a por lo menos 1,100 personas defensoras de los derechos humanos, indígenas, pobladores y hay 8 millones de desplazados. Colombia empezó a movilizarse en 2016 y volvió a marchar masivamente del 9 al 21 de septiembre de 2020 para protestar en contra del abuso policial, el mal manejo del Gobierno ante la crisis económica y social. En medio de la pandemia hacen oír su voz que dice ya basta a las masacres en el país, no tuvieron tregua a pesar de las medidas de confinamiento. Pero, gran sorpresa surgió la Minga (movilización indígena) del suroccidente colombiano, ocurrida en octubre de 2020 liderada por las organizaciones indígenas, que emocionó por sus consignas y valentía a todo un pueblo hambriento de futuro.
La población se ha organizado para cambiar las cosas, en 2019 hubo un importante Paro Nacional, movimiento que continuó en 2020 y hoy se reactiva cuando el presidente Iván Duque, títere de Uribe, tuvo la genial idea de imponer más impuestos al pueblo para quitarle 6,300 millones de dólares, metiendo un IVA del 19%, al pobre consumidor en tiempo de crisis y pandemia para pagar la deuda recetada por el FMI. El 28 de abril comenzó el Paro Nacional que lleva 15 intensos días enfrentando brutal represión. Las Protestas lograron que se derogará la Reforma Fiscal, pero las protestas continúan porque hay un problema de fondo, han levantado 7 demandas: garantizar vacunas contra el COVID 19, renta básica universal, dejar de comprar aviones y equipos para la guerra y otras. Quieren paz.
Colombia desde hace 5 años, levantó la mirada, y hace días la gente se lanzó a exigir sus derechos. Jóvenes, mujeres, indígenas, afros, obreros, maestros, pensionados, estudiantes y artistas, han tomado la calle en las mayores manifestaciones en el país desde hace 50 años. 15 días de Paro, represión brutal, 50 asesinados, 500 desaparecidos, detenciones arbitrarias, disparos a los ojos y violencia sexual. Estados Unidos y Europa callan, pero el mundo y hasta la ONU condena esta barbarie. El mundo se indigna. Toda nuestra solidaridad y confianza al hermano pueblo colombiano. La lucha da frutos. Su triunfo será el triunfo de toda América: Desde Alaska hasta la Patagonia.
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