Pablo Moctezuma Barragán
La importancia del libro Cuauhtémoc negado del doctor Jorge Veraza es muy grande en varios aspectos. Recopila cuidadosamente toda la polémica sobre la autenticidad de los restos de Cuauhtémoc que permanecen en Ixcateopan, Guerrero, demostrando punto por punto dónde está la verdad científica enarbolada por Eulalia Guzmán, Alfonso Quiroz Cuarón, José Gómez Robledo, entre otros científicos, y cuáles son las manipulaciones políticas e ideológicas de Alfonso Caso y su equipo. Este libro despeja toda duda, aclara cada cuestión en torno a la polémica sobre la autenticidad de los restos de Cuauhtémoc, y al hacerlo, devela también el proceder de las comisiones negacionistas, de espaldas a la ciencia y en defensa de los intereses antipopulares que pisotean la memoria histórica, la historia oral y la tradición de Ixcateopan, para evitar que en el pueblo se revivan las llamas del patriotismo inspirado por el ejemplo del máximo exponente de la resistencia en México: Cuauhtémoc.
El libro Cuauhtémoc Negado actualiza y documenta, sin lugar a dudas, la larga lucha que comenzó el doctor Salvador Rodríguez Juárez, Eulalia Guzmán y el consejo de Ancianos de Ixcateopan, encabezado por el Maestro Edilberto Morales, y que han seguido miles de mexicanos por reconocer y honrar los restos físicos del Ueyi tlahtoani Cuauhtemoctzin. Hay quien dice que no importa si son efectivamente los restos de Cuauhtémoc, que son honrados año tras año por miles de mexicanas y mexicanos, en el entierro de Santa María de la Asunción, sino el símbolo que representa, el cariño y el reconocimiento. Esta posición no es correcta, porque definitivamente ahí están los restos de Cuauhtémoc y el reconocer su autenticidad tiene un profundo significado político, histórico, social y cultural. Definitivamente en éste como en otros casos, es vital defender la verdad histórica.
En primer lugar, hay que honrar los restos de Cuauhtémoc por la enorme importancia que su lucha tuvo en el siglo XVI, como el más formidable defensor de los pueblos del Anáhuac contra el invasor extranjero, como por la importancia que tiene en la actualidad su ejemplo y su obra en la lucha actual de los pueblos de México por su soberanía. La lucha de Cuauhtémoc enfrentó el colonialismo español que se venía encima sobre nuestras tierras y su ejemplo nos lleva a enfrentar el neocolonialismo actual encabezado por Estados Unidos que es la continuación de la dominación, el saqueo, la violencia y la muerte que combatió Cuauhtémoc. Él fue el primero que llamó a todos los habitantes del Anáhuac, que entonces estaba dividido en decenas de naciones originarias diferentes, a unirse en contra del enemigo común, que se iba a adueñar de toda la tierra y hasta del subsuelo para entregarlo al Rey de España, un señor que vivía a 9,000 kilómetros de distancia al otro lado del Océano Atlántico, que nunca pisó un pie en esta tierra.
A Cuauhtémoc le tuvieron miedo porque encabezó una gran alianza de pueblos contra la Invasión del Anáhuac, uniendo a mexicas, matlazincas, malinalcas, cohuixcas, tepanecas, tlatelolcas, a los pueblos de Cuauhtitlan, Tenayuca, Otumba, Cuautlalpan y Tlalnepantla, en la defensa de su tierra frente a Hernán Cortés y sus aliados indígenas engañados por el invasor. Cortés aprovechó que estos pueblos querían organizar una nueva alianza para sustituir la de México, Tacuba y Texcoco y así lograr una nueva hegemonía en la región, pero no podían imaginarse que iban a ser traicionados y sometidos a un gobierno español que iba a entregar la tierra al rey, a imponer su lengua y dominio para saquear, violar, matar, monopolizar la economía y destruir su cultura.
Cuauhtémoc Negado reconoce el trabajo cuidadoso de la maestra Eulalia Guzmán, quien siendo una mujer muy activa y llena de compromisos, hizo todo a un lado dedicándose, desde febrero hasta septiembre de 1949, a desentrañar la incógnita, apoyándose y confiando siempre en Salvador Rodríguez Juárez. Eulalia enfrentó una terrible campaña de calumnias y burlas en los medios de comunicación tradicionales que se ensañaron contra ella y a pesar de todos los ataques defendió la verdad siempre, costara lo que costara.
Cuauhtémoc Negado de Jorge Veraza honra la tradición de Ixcateopan, trasmitida durante 400 años por vía oral y luego escrita, la cual refiere que al cuerpo de Cuauhtémoc lo rescataron a escondidas Tzilacatzin y una treintena de sus acompañantes, quienes en el mayor secreto y arriesgando sus vidas, lo trasladaron a su lugar de nacimiento, Ixcateopan, de donde era oriunda su mamá Cuayauhtitali, siendo su papá el mexica Ahuizotl hijo del tlahtoani del mismo nombre.
La preservación en secreto de los restos de Cuauhtémoc, muestra la enorme importancia que tienen las raíces comunitarias y la capacidad de los pueblos de salvaguardar y defender la historia, la profunda cultura popular. Nos enseña la importancia singular de la historia oral de los pueblos como arma para enfrentar las narrativas oficiales colonialistas y neocolonialistas de los círculos de poder. Todo un pueblo en Ixcateopan fue capaz de preservar durante más de cuatrocientos años esa herencia sagrada, no solo los restos de Cuauhtémoc sino el profundo significado que tienen más allá de lo material. Es la prueba de la fortaleza de una gran civilización milenaria que no solo sustentó la vida y la sociedad en armonía entre los seres humanos y con la naturaleza durante siglos pasados, sino que nos da pistas para construir un México soberano en el futuro.
El cadáver del héroe asesinado en Itzamkanac, fue rescatado por sus compañeros que marchaban esclavizados y sometidos por Cortés rumbo a las Hibueras, quienes arriesgaron su vida para darle sepultura en su sitio natal a quien Cortés dejó colgado a la intemperie, en un acto de barbarie típicamente colonialista, su profundo respeto hacia su líder y guía, muestra las relaciones de respeto hacia el gobernante que representaba cabalmente a su comunidad, contradiciendo la narrativa hispanista que presentó a los gobernantes del Anáhuac como tiranos y crueles déspotas. El cariño que despertaban los tlahtoanis entre su pueblo se exhibe en este acto de valentía de salvaguardar su cadáver y trasladarlo miles de kilómetros al lugar de su nacimiento. No fue enterrado en un lugar lejano, en vez de eso, haciendo honor a sus tradiciones y pese a obstáculos y peligros fue trasladado a Ixcateopan, su lugar de nacimiento. El hecho de que Cortés tuvo que matarlo hasta Itzamkanac, hoy Campeche, a 1120 kilómetros de Tenochtitlan, por temor a una sublevación, demuestra el enorme cariño que le tenía su pueblo, el invasor tenía que alejarse lo más posible para esconder su crimen.
Fray Toribio de Benavente, también conocido como Motolinia, llegó a Ixcateopan en 1529 buscando los restos de Fray Juan de Tecto, quien viajaba en la expedición rumbo a las Hibueras y fue asesinado junto a Cuauhtémoc. Cuando Motolinia se enteró del paradero de los restos del tlahtoani, hizo que los pobladores, con gran sigilo, enterraran a Cuauhtémoc nuevamente.
El hecho de que los restos de Cuauhtémoc se encuentren en Ixcateopan, exhibe a los ojos del mundo, los rasgos auténticos de la organización política y social del Anáhuac y desmiente la idea europea de que existía un imperio tiránico y que Cuauhtémoc era un emperador. Muestra que lo que prevalecía era una alianza amplia de pueblos que, incorporados a la confederación, tenían plenos derechos, al grado de que el hijo de una mujer del pueblo aliado podía llegar a ser electo ueyi tlahtoani. Los mexicas buscaban contraer matrimonio con mujeres de los pueblos aliados para consolidar alianzas. Esto demuestra la mentira de los modernos hispanistas que propalaron en 1521 la falacia de que no hubo conquista –por lo tanto, tampoco invasión- y que la caída de Tenochtitlan se debió a la rebelión generalizada de los pueblos que eran sometidos y saqueados por el malévolo Imperio. Muestra el sistema en el que los pueblos se aliaban para preservar la paz, para resolver los problemas por la vía del diálogo y el derecho, además de que la sociedad en la gran cultura del Anáhuac era muy avanzada en su cultura política y en sus formas de organización.
Los restos venerables de Cuauhtémoc exhiben el gran crimen de los colonialistas españoles que, en lugar de respetarlo como un prisionero de guerra, lo torturaron, le quemaron los pies y las manos para dejarlo inutilizado y luego lo asesinaron. Como ridículo pretexto Cortés arguyó que el ueyi tlahtoani estaba organizando una sublevación. Lo llevaba prisionero, encadenado, lo había dejado completamente baldado, constantemente vigilado y amenazado, ¿cómo iba a organizar una sublevación?
No sólo lo ahorcaron a él sino a los otros dos tlahtoanis de la Confederación del Anáhuac, Tetlepanquetzal tlahtoani de Tacuba, Coanacoch tlahtoani de Texcoco fueron asesinados junto al tlahtoani de Tenochtitlan para descabezar a la Confederación, que han mal llamado Imperio. El haber destruido a Tenochtitlan sin dejar piedra sobre piedra, cometiendo grandes masacres, es la escuela que hoy en el neocolonialismo sigue Israel apoyado por Estados Unidos y por esos Estados europeos que nos invadieron, para el genocidio y destrucción de Gaza. Mientras que la resistencia del pueblo palestino es comparable a la resistencia de los pueblos aliados que defendieron Tenochtitlan casa por casa, calle por calle.
Los auténticos restos de Cuauhtémoc que guarda Ixcateopan son un llamado a no olvidar la gran gesta del guerrero mexica, símbolo de una gran civilización negada, y un impulso a honrar su memoria evitando que su muerte sea en vano. La luz de Cuauhtémoc, quien enfrentó hasta la muerte al invasor, que llamó a todos los pueblos del Anáhuac a unirse a los pueblos aliados para la defensa del territorio contra la invasión, iluminó el primer paso para la construcción de un México que se forjó a lo largo de siglos en el combate de todas y todos, independientemente de color de piel, sexo, origen nacional, posición económica, contra el colonialismo español y por la soberanía. En esa lucha participaron no sólo los pueblos del Anáhuac, sino también los negros esclavizados, mestizos y criollos que odiaban que el poder y la riqueza fueran acaparados por unos cuantos extranjeros.
Son un llamado a recordar cómo en la lucha de los pueblos originarios durante la colonia, que se alzaron en más de 100 rebeliones durante la obscura era colonial, siempre estuvo presente el ejemplo de Cuauhtémoc, como lo estuvo en la lucha por la independencia encabezada por Hidalgo y Morelos, Josefa Ortiz y Leona Vicario. Que estuvo presente en la lucha contra la invasión norteamericana y la ocupación francesa, durante la Revolución Mexicana y en la gesta del Cardenismo. La bandera de Cuauhtémoc ha sido enarbolada por cada combatiente por la tierra y la libertad en nuestro país. También la levantamos en la lucha contra el neocolonialismo actual en pos de la plena soberanía.
Cuauhtémoc está con nosotros en el siglo XXI, el 28 de febrero de 2025 conmemoraremos 500 años de su trascendencia enfrentando los problemas de hoy como él lo hizo en su tiempo, combatiendo contra el neocolonialismo y por demandas que defienden nuestros derechos, nuestro país y nuestro futuro:
1- Cancelar concesiones de agua y mineras, además de aprobar nueva ley general de aguas y nueva ley minera.
2- Suspender pagos de la deuda, aumentar impuestos a corporaciones y gravar grandes fortunas para un sector estatal con fondos para empleo, la mujer, salud, producción de vacunas, medicina tradicional, alimentos, litio, y para fomentar la producción nacional y de pequeños productores.
3- Parar la integración de México a EU, por la soberanía política, económica, cultural y militar. Soberanía alimentaria y energética, en salud, vacunas, sin dependencias del extranjero que provoca adicciones, violencia y guerra.
4- Por derechos garantizados para todas y todos, incluyendo migrantes. Seguridad, parar desapariciones. Fin al outsorcing, garantizar prestaciones y estabilidad laboral, no a las UMAS si un sistema nacional de pensiones. Control de precios y producción de calidad sin obsolescencia programada.
5.- Rechazar a los carteles de partidos y al INE. Por una nueva Constitución que empodere al pueblo. Renovación democrática con elección y selección democrática de candidatos, no financiar partidos sino al proceso electoral. Primero el programa y plan de acciones y luego escoger a los candidatos. Mandato a los representantes.
En todas estas demandas nos respalda la experiencia de la época precuauhtémica en la que la organización social, política y económica que representó Cuauhtémoc garantizaba el desarrollo pleno y la vida con bienestar. Un poder que se basaba en la voluntad popular, un sistema de calpullis, hermanados en icniuyotls en federaciones y confederaciones que garantizaban autonomía a todos los niveles, con empleo para todos, protección y trato privilegiado a niñas, niños y ancianos en el calpulli, educación universal y gratuita, producción autónoma en cada calpulli especializado en algún producto o servicio, desarrollo de cada ser humano, política de respeto y buen manejo del agua, uso adecuado de las riquezas mineras sin extractivismo, cuidado y relación armónica con la madre naturaleza. Y todo en una sociedad que no era mercantilista y donde la propiedad privada estaba ausente.
El modelo de vida precuauhtémico nos muestra que en el siglo XXI, bajo las condiciones actuales, con todos los formidables avances de las fuerzas productivas desarrollados por la clase obrera a nivel nacional e internacional, es posible y necesario construir un sistema de relaciones que armonice los intereses individuales con los colectivos y con la naturaleza. De cara al futuro, el ejemplo del joven Cuauhtémoc impulsa a la juventud mexicana a estar a la altura de los retos actuales.
A todas estas tareas, de cara al 500 aniversario, abona grandemente el libro Cuauhtémoc Negado del doctor Jorge Veraza.
*Libro presentado el 2 de marzo de 2024 en la FIL del Palacio de Minería. Cuauhtémoc Negado, editado por la Dirección General de Publicaciones de la BUAP.
コメント