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Discurso pronunciado por Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez

Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, en el “Año 65 de la Revolución”.


(Versiones Taquigráficas - Presidencia de la República)


Hermano Raúl;


Hermano Centella;


Hermano Manu;


Hermanas y hermanos de América Latina, del Caribe y de Europa;


Compañeras y compañeros que luchan por la justicia social (Aplausos):


Me dijeron que alguien andaba preguntando si íbamos a confirmar nuestra presencia en este acto, y nosotros les preguntamos a ustedes: ¿Creen que nos hubiéramos perdido este acto? (Exclamaciones de: “¡No!”) ¡Cómo íbamos a estar en Bruselas y no compartir con ustedes!


Ahora cuando estamos aquí, cuando veo tanta gente joven, tantas personas comprometidas con las causas más justas del mundo, tantas personas solidarias alimentando ese sentimiento de la solidaridad, que es el que tenemos que globalizar en el mundo, estoy pensando en Fidel (Aplausos y exclamaciones de: “¡Fidel, Fidel, Fidel!”, y de: “¡Yo soy Fidel! ¡Yo soy Fidel!”).


Ciertamente nos honra mucho compartir con ustedes esta importante Cumbre de los Pueblos.


Aquí estamos por principio, por convicciones, porque este es un espacio verdaderamente plural, abierto y participativo. Este es un sitio de encuentro entre los representantes de la sociedad civil latinoamericana, caribeña y europea. Por tanto, esta es la mejor de las cumbres, porque aquí hablan los pueblos (Exclamaciones y aplausos).


Es en este espacio donde se promueve un modelo alternativo de desarrollo sostenible, basado en la cooperación y la integración. Un espacio donde decimos no a la exclusión, donde decimos no al consumismo, que degradan y depredan.


Es esta Cumbre de los Pueblos donde se reclama un mundo más justo y solidario para enfrentar la profunda crisis sistémica del capitalismo, indisolublemente asociada al injusto orden económico internacional imperante. Y es aquí donde los participantes hacen suyo el mayor, más largo y más justo reclamo de nuestro pueblo.


Es en nombre del pueblo cubano que agradezco profundamente a la Cumbre de los Pueblos que haya dedicado hoy un taller a la cruel e ilegal política de cerco, acoso y persecución contra Cuba y que, como resultado de ese taller, se haya acordado convocar a un Tribunal Internacional contra el Bloqueo a Cuba, en noviembre próximo, aquí en Bruselas (Exclamaciones y aplausos).


Estamos seguros de que de ese Tribunal saldrá la más contundente denuncia del carácter genocida y criminal del bloqueo (Exclamaciones y aplausos), y la denuncia de la infamia de incluir a Cuba en la espuria lista de Estados supuestamente patrocinadores del terrorismo.


Será también una oportunidad para denunciar los efectos extraterritoriales del bloqueo sobre los ciudadanos y empresas europeas, los que se han agravado con la entrada en vigor del Título III de la Ley Helms-Burton.


No es moral ni ético, ni humanamente aceptable el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el Gobierno de los Estados Unidos a Cuba (Exclamaciones de: “¡Abajo el bloqueo!”); en primer lugar, porque constituye una violación flagrante, masiva y sistemática de los derechos humanos de todo un pueblo: el pueblo cubano.


No se puede hablar de derechos humanos desconociendo el carácter genocida de una política concebida y aplicada intencionalmente con rigor para que las necesidades y carencias materiales de millones de personas las lleven a la desesperación, a la asfixia económica hasta el punto de generar un estallido social que conduzca a un cambio de gobierno.


Quienes lo promueven y lo refuerzan de forma perversa saben que este es el principal freno para el desarrollo económico y 4 de 8 social del país, y es una zancadilla a la implementación del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el año 2030 que nos hemos concebido en Cuba.


Queridas amigas y amigos:


Les he hablado del tema de los derechos humanos porque ha sido uno de los asuntos más manipulados con relación a Cuba, como parte de la construcción de pretextos para justificar la política de presiones contra nuestro país.


No somos las únicas víctimas de este otro juego perverso que acusa a la víctima para justificar el abuso sobre ella. Otras naciones progresistas, con políticas soberanas, independientes y desafiantes de los hegemonismos imperiales conocen muy bien el costo de esas prácticas manipuladoras que se levantan con constantes campañas de desinformación y mentiras, calumnias que apuntan, en primer lugar, al liderazgo político que se quiere barrer.


Tratan de aislarnos, de callarnos, de evitar que sigamos denunciando con dignidad las políticas hegemónicas, de chantaje y castigo contra los que no se someten. Pero aquí ante ustedes manifestamos nuestra convicción de que nadie debe esperar que bajemos los brazos, que nos arrodillemos a pedir perdón por defender el derecho a la diferencia (Exclamaciones y aplausos).



"Revolución (...) es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo".


Con esa frase termina el concepto de Revolución que nos legó el Comandante en Jefe Fidel Castro. Con todo el concepto le respondemos a quienes esperan que claudiquemos (Exclamaciones y aplausos).


Continuaremos denunciando la manipulación política de los derechos humanos, junto a la selectividad y dobles raseros de muchos países occidentales y de algunas ONG.


Seguiremos promoviendo el diálogo y la cooperación internacional en materia de derechos humanos, pero siempre sobre la base del respeto y la no injerencia en los asuntos internos.


Mantendremos igualmente nuestro activismo en los organismos de derechos humanos, porque son nuestros derechos los violados, y quienes nos acusan de violarlos son los grandes violadores de nuestros derechos y los derechos de otros muchos pueblos (Aplausos).


Cuba continuará avanzando en su empeño por alcanzar el más amplio disfrute de todos los derechos humanos y las libertades fundamentales.


Seguiremos perfeccionando nuestro marco jurídico e institucional sobre derechos humanos, adaptado a nuestras condiciones y a nuestras leyes, pero sin presiones ni injerencias externas.


Estimados colegas, compañeras y compañeros:


Cuba desarrolló y produjo la primera vacuna contra la COVID-19 en América Latina y el Caribe (Aplausos y exclamaciones de: “¡Y sí, y sí, y sí me da la gana, de ser una potencia latinoamericana!”), y fue el primer país del mundo en desarrollar una campaña masiva de vacunación contra la pandemia en la población pediátrica mayor de dos años. Todo ello bajo los efectos de un bloqueo que se profundizó a niveles extremos, nunca antes vistos, durante la etapa pandémica. Y lo logramos por el heroísmo de nuestro pueblo y por el valor de nuestros científicos (Aplausos). Y ahí está una de nuestras científicas, integrante de uno de los equipos de vacunas cubanas (Exclamaciones y aplausos).


¡Ha llegado el hermano Petro, Presidente de Colombia! (Aplausos y exclamaciones de: “¡Viva Colombia!, ¡Viva Petro!”)


Bienvenido, hermano Petro.


Bueno, les decía que a pesar de las campañas de descrédito nuestros médicos cubanos prestaron asistencia en más de 50 países, incluidas naciones europeas (Aplausos). “Médicos y no bombas”, anunció un día el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz (Aplausos y exclamaciones de: “¡Se oye, se siente, Fidel está presente!”). ¡Esa es y será siempre nuestra divisa: salvar vidas y compartir lo que somos y tenemos al precio de cualquier sacrificio! (Aplausos.)


Hermanas y hermanos:


Rechazamos firmemente las agresiones imperiales contra los procesos progresistas y de izquierda de América Latina y el Caribe.


Aquí junto a ustedes, expresamos nuestra solidaridad con la Revolución Bolivariana y Chavista en Venezuela (Exclamaciones y aplausos), con la Nicaragua sandinista (Exclamaciones y aplausos), con el Estado Plurinacional de Bolivia (Exclamaciones y aplausos), con el Gobierno del Presidente Gustavo Petro en Colombia y apoyamos su proceso de paz (Exclamaciones y aplausos), con Lula en Brasil (Exclamaciones y aplausos), con el México solidario que dirige Andrés Manuel López Obrador (Exclamaciones y aplausos), con la valiente Xiomara en Honduras (Exclamaciones y aplausos), todos ellos gobernantes de nuestra región que están mostrando caminos propios para corregir las dolorosas experiencias que ha dejado en sus sociedades el neoliberalismo en su peor versión.


También apoyamos la causa del pueblo palestino (Exclamaciones y aplausos), del pueblo saharaui y la independencia de Puerto Rico (Exclamaciones y aplausos), y la soberanía de Argentina sobre las islas Malvinas, Sandwich y Georgias del Sur (Exclamaciones y aplausos).


Refrendamos nuestro apoyo a la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, adoptada en la II Cumbre de la CELAC, en La Habana, en enero de 2014 (Aplausos). ¡Queremos la paz y queremos un mundo mejor! (Aplausos.)


Frente a los círculos de derecha y extrema derecha en el Parlamento Europeo, afines a los intereses de los sectores terroristas y ultraconservadores de Miami y el Congreso de los Estados Unidos, que intentan confrontarnos y dividirnos, 8 de 8 abogamos porque las relaciones entre Europa y América Latina y el Caribe estén basadas en la no injerencia y en el respeto a la soberanía y a la autodeterminación de los pueblos (Aplausos y exclamaciones de: “¡No pasarán, no pasarán!”).


(Exclamaciones de: “¡Y no, y no, y no me da la gana, de ser una colonia norteamericana!”).


Queridas hermanas y hermanos:


Una vez más, en nombre del pueblo cubano, les agradezco por las permanentes acciones de solidaridad que desarrollan las fuerzas políticas, los movimientos sociales y populares, pacifistas, sindicales, estudiantiles, campesinos, de mujeres, juveniles, religiosos y los cubanos patriotas residentes en el exterior (Aplausos y exclamaciones de: “¡Cuba no está sola! ¡Cuba no está sola!”).


Tenemos la convicción de que la solidaridad no se puede bloquear como se bloquean los alimentos, las medicinas y los equipos. La solidaridad solo reconoce necesidades y demandas humanas y coloca a quienes la dan y la reciben en el escalón más alto de nuestra especie; la solidaridad seguirá siendo un arma indestructible de lucha y al mismo tiempo un mensaje permanente e inagotable de paz imposible de acallar.


“Patria es humanidad”, dejó dicho José Martí. Lo confirman ustedes que se han ganado un lugar en el corazón de nuestro pueblo.


¡Viva la solidaridad! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)

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