Pablo Moctezuma

A 500 años del inicio de la Invasión europea en nuestro territorio, todavía prevalece la versión de los cronistas militares españoles sobre lo sucedido durante la guerra que libraron contra nuestros pueblos originarios.
Los “conquistadores” emprendieron su guerra de agresión sin autorización ni del virrey Diego Velázquez, ni del rey Carlos V. Para no ser castigados debían ocultar los hechos que demostrasen que habían desobedecido al Rey y a sus leyes, que habían actuado sin permiso y sólo por su propia iniciativa. Habían violado las leyes españolas de la época-la Ley de las Siete Partidos de Alfonso el Sabio que datan del siglo XIII y según las cuales no podían “conquistar” sin permiso del Rey y el que lo hiciese pagaría con la pena de muerte. Por lo tanto, al informar sobre sus “hazañas” falsearon los hechos a su antojo. El haber “conquistado” por su cuenta los condenaba. De tal manera que habían de justificar su crimen y en toda su narración ocultaron la verdad de los acontecimientos.
Por otra parte, eran personajes con la mentalidad del siglo XV en el que nacieron, crecieron y se educaron, por lo que veían el mundo a través de un prisma que no les permitía conocer y aceptar una realidad diferente, original y única como la que se vivía en el Anáhuac. Vivían para la guerra no para analizar a las distintas sociedades con las que tenían contacto.
Fernández de Oviedo dice con respecto a los nacidos en España: “Todos los hombres della nacieron principal y especialmente dedicados a las armas y a su exercicio, y les son ellas e la guerra tan apropiada cosa, que todo lo demás les es accessorio, e de todo se desocupan de grado para la milicia. Y desta causa, aunque pocos en número, siempre han hecho los conquistadores españoles en estas partes lo que no pudieron haber hecho ni acabado muchos de otras naciones.” (Semblanza de Bernal Dïaz del Castillo. CFE Ramón Iglesia p 9) Como sus hazañas bélicas eran el centro de su existencia tenían que presumirlas, por lo que había gran número de cronistas soldados.
Llegaron a invadir una sociedad originaria y distinta con lenguas que desconocían. Su interés era acumular oro, tierras y trabajo esclavo, lo que menos les importaba era conocer la sociedad a la que llegaban y para nada se interesaron siquiera en entender sus lenguas. Siempre la comunicación fue indirecta a través de traductores que eran sus aliados.
Bernal Díaz del Castillo fue uno de los ejecutores y cómplices de los numerosos crímenes que realizó la tropa española encabezada por Hernán Cortés. Fue uno de los cronistas militares que escribió su historia con el fin de alardear sobre sus hazañas para reclamar a la corona, privilegios, nuevas encomiendas y reconocimiento para ser premiado con indios y tierras. Al mismo tiempo que daba rienda suelta a su vanidad. Su manuscrito fue terminado alrededor de 1568, 47 años después de la caída de Tenochtitlan y publicado postmortem hasta 1632.
Bernal escribió la “Verdadera Historia” para probar sus grandes servicios a la Corona y exigirle recompensas, contradiciendo las crónicas que le daban todo el crédito a Hernán Cortes olvidando a sus soldados. El libro de Gomara quien era amanuense de Cortés y jamás estuvo por aquí y que fue dictado por Cortés le da crédito únicamente a él. Entonces Bernal, enojado, escribe para contradecirlo. Y lo hace magnificando sus hazañas y criticando a Cortés, sin nunca decir la verdad acerca de los asesinatos, mentiras, robos y violaciones de los invasores. Su relato es sencillo a diferencia de los escritos inaccesibles, es ágil para contar cuentos, directa, pintoresca, llena de detalles inventados y ciertos y éste modo de redacción convence más que el utilizado por Gomara. De modo que le llega más al lector. Es amena y bien escrita pero “Verdadera” no lo es.
Los cronistas religiosos que llegaron mucho después y nunca participaron en la invasión y los crímenes, el grupo de los 12 apóstoles llegaron a la “Nueva España” hasta el 15 de mayo de 1524. Casi tres años después de consumada la invasión, por lo que no participaron directamente en la guerra agresiva. Ellos han escrito una versión de la historia distinta a la de los cronistas militares.
Hoy se piensa que la “verdadera historia” de Bernal es imparcial, pero esto es falso. Solo refleja un punto de vista de los soldados que invadieron estas tierras, ignora, oculta y olvida muchas cosas.
Bernal miente en numerosas ocasiones, por ejemplo, en torno a la muerte de Moctezuma, él dice que lo mataron los mexihkas, apoyando la versión de Cortés. Esta versión también la defendió el nieto del traidor texcocano Ixtlixochitl, Fernando de Alva Ixtlixochitl.
Pero Fernando Alvarado Tezozómoc en su Crónica Mexicáyotl, las Relaciones de Chalco-Amaquemecan de Francisco de San Antón Chimalpahin, el Lienzo de Tlaxcala, el Códice Ramírez, todos refieren que Moctezuma fue asesinado por los españoles.
Mientras que Bernal informa de la existencia de sacrificios humanos y sodomía (acto sexual anal u oral en personas del mismo sexo) en todos los lugares a los que llegaba, en realidad eran inventos para justificar la invasión ateniéndose a las Leyes de Burgos de 1512. Cortés hablaba de “grandes pecados”, “sodomía”, “comida de carne humana”, “sacrificios humanos” “idolatría” y lo mismo decía Bernal para justificar sus crímenes. Es claro que mentía como cuando dijo haber presenciado y visto con sus propios ojos sacrificios humanos en lo que hoy es el Zócalo, estando en Tlacopan o Tacuba. Es sabido que está a ocho kilómetros, por lo que era imposible que hubiese visto eso.
Bernal falseó la verdad para presumir de “méritos” inexistentes y recibir recompensas de la Corona. Lleno de vanidad y con codicia desenfrenada y mucho resentimiento exalta sus supuestas hazañas. Decía abiertamente que lo que los españoles buscaban eran guerras y su propio provecho, sentía que él debía recibir más. Fue un invasor, criminal, encomendero insatisfecho, ambicioso y quejumbroso. Por lo que debemos bajarlo del pedestal en el que lo han colocado el colonialismo y el neocolonialismo.
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