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ELECCIONES 2024 Y LA DECISIÓN POPULAR.

Pablo Moctezuma Barragán.

Faltan dos años para las próximas elecciones presidenciales, estamos en pleno ejercicio de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, pero ya dirigentes panistas aconsejan que el albiazul genere condiciones de competitividad para ver “de qué cuero salen más correas”. No se habla más que de candidatas, candidatos, se especula, se apuesta, todo centrado en personas, no en proyectos o propuestas. Cuando se habla de proyecto de nación, se enuncia, pero no se especifican claramente una serie de cuestiones cruciales para el pueblo. El presidente López Obrador declaró el 15 de junio que “ya va a terminar nuestro gobierno en dos años tres meses y se van a quedar ahí todavía, pendientes asuntos y ya están algunos pateando el bote, esperando que ya se termine el gobierno”. Tiene razón y es claro que antes que otra cosa, debemos enfocarnos en resolver los problemas actuales y urgentes.

Se habla de las y los candidatos de Morena o de la 4ª Transformación y de su “proyecto de nación”, así en abstracto y por el otro de los de la “oposición”. En Va Por México, Claudio X González apuesta a unir a todos los partidos que no están con López Obrador y que quieren revertir lo avanzado y continuar con su línea abierta de sujeción a las corporaciones, de privatizaciones e integración a Estados Unidos, pero nunca lo declaran abiertamente.

El sistema capitalista mundial, ha impuesto el bipartidismo como “modelo democrático”: PRI-PAN, Demócratas-Republicanos, Liberales-Conservadores, y ahora en la etapa actual: México busca enfrentar a Morena con la oposición unida PRIANPRD a la que quizá se una Movimiento Ciudadano. Pero la política actual en el mundo contemporáneo es que todos se corran al centro y al final muchas de sus posturas empatan, sobre todo en lo concerniente a la política económica que dictan los organismos internacionales. De modo que de espaldas a la política de la “democracia a la americana”, lo que tenemos que hacer es impulsar la renovación democrática en la que el pueblo decida su destino, sin ir a la cola de nadie, y que logre contar con representantes que obedezcan el mandato popular, la voluntad del pueblo.

El registro de candidatos presidenciales será hasta el 15 de febrero de 2024, por lo que hay tiempo suficiente para analizar y discutir los problemas de fondo, precisar el proyecto de nación que necesita México, dilucidar cómo profundizar la transformación en curso, cual es el rumbo de nación que determina el pueblo y que compromisos quiere el electorado que asuman sus candidatos. Es importante analizar ¿cómo se ha avanzado en la solución de problemas cruciales y cuáles son los pendientes?, eso es básico en los días que corren.

No es ahorita el momento de preguntar ¿con quién estás? … ¿a quién le vas? … cómo pasaba en 2011 cuando había gente que contestaba: “le voy a Peña que está bien guapote”. Hoy es momento de que millones de mexicanas y mexicanos nos ocupemos de detectar problemas, hacer diagnósticos, empujar soluciones, luchar por ellas, convencernos del rumbo a seguir y dejar la decisión en manos del pueblo. Definir qué puede y debe hacer el actual gobierno, electo para este período y que tiene que hacer el gobierno en el sexenio 2024-2030

Es hora de discutir el programa de gobierno necesario para el México del futuro y que se defina puntualmente. Quien gane sería el representante de la voluntad popular, reafirmada durante las campañas y no la persona que haga su voluntad u obedezca la voluntad de las grandes corporaciones que pretenden dominar el mundo. Es hora de la renovación democrática, de implementar una profunda reforma política y electoral que termine con el Sistema de Partidos para que el pueblo asuma su soberanía.


En el actual sistema de Partidos, el electorado no puede seleccionar candidatos, los candidatos los postulan las cúpulas partidarias. Sin selección democrática no existe elección democrática, 96 millones de mexicanos tienen derecho a votar y definir: la Presidencia de la República, 128 senadores, 500 diputados federales, 9 gubernaturas. 27 congresos locales, 1580 ayuntamientos, 16 alcaldías. Pero no tiene ningún mecanismo para que la selección corra a cuenta de los electores. Con el mecanismo de las encuestas, la gente puede opinar o no, sobre los encuestados, hasta ahí llega su poder de decisión y, por otro lado, tomemos en cuenta las encuestas siempre han sido muy cuestionadas en México y sobran ejemplos del porqué.

Pero lo que sí es prioritario es poner a una amplia consulta popular vinculante, el cómo resolver los grandes problemas nacionales, las decisiones que nos afectan a todos, enlistar y definir los problemas básicos y las medidas que requiere una transformación: ¿Cobrar o no impuestos a las grandes fortunas, una reforma fiscal que establezca impuestos progresivos, para que paguen más los que ganan más? ¿Seguir pagando el servicio de la deuda externa, que este año será de 860 mil millones de dólares, una deuda heredada del viejo régimen prianista? ¿El sector público va a producir vacunas y medicamentos para la población? ¿Ante emergencias se implementará el control de precios para el sector privado en salud? ¿Cómo garantizar el derecho constitucional al empleo, a la efectiva justicia laboral, a garantizar derechos de mujeres y niños? ¿Cómo abordar el problema de la migración? ¿Van a seguir los bancos con sus prácticas abusivas? ¿Cómo garantizar la soberanía alimentaria y que México produzca sus propios alimentos básicos? ¿Qué papel debe jugar la inversión extranjera y en qué condiciones? ¿Cómo enfrentar al crimen organizado, la inseguridad, las desapariciones? Son estos algunos de los problemas que debemos discutir y sobre esa base formarnos nuestras opiniones. ¿Qué política exterior seguir, la integración con EU, formar bloque contra China, la relación con Cuba y Venezuela?

Es preciso discutir cómo resolver el problema del agua, el de los abusos de las mineras, cómo enfrentar desastres naturales que cada vez son más frecuentes.

Son temas importantes y muy diversos, sobre cómo romper el poder económico y las prácticas abusivas de las corporaciones, cómo pueden garantizar los derechos sociales y cuál es el papel del Estado en garantizar plenamente los derechos. Y definir qué sectores estratégicos deben ser controlados por la Nación a través del Estado.

¿Es necesaria una nueva Constitución acorde a nuestro siglo XXI? ¿Cómo se seleccionaría y elegiría al Congreso Constituyente? Esos son los temas por abordar hoy. Esa es la agenda de la clase obrera y el pueblo. Es necesario que esta sea la temática alrededor de las campañas, que se decida el qué hacer y que los representantes electos realicen ese programa, que manden obedeciendo.

Se habla mucho de los partidos y sus coaliciones, de las “corcholatas”: Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum, Adán López, José Ramón de la Fuente, Tatiana Clouthier, Fernández Noroña por un lado y por parte de la apabullada y retrograda oposición de Lilly Téllez, Maru Campos, Diego Sinhue, Francisco Vila, Javier García Cabeza de Vaca, el ahora exmandatario de Querétaro, Francisco Domínguez, además del propio Ricardo Anaya, de Luis Donaldo Colosio, Alfredo Del Mazo y Samuel García y está bien tener nuestras simpatías y antipatías pero lo crucial es hablar del Proyecto de Nación que decida desarrollar el pueblo de México y del compromiso firme de quien sea electo en llevar a cabo el programa discutido y decidido en campaña.


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