Luis Hernández Navarro 18 de septiembre 2022
Evo Morales Ayma está de excelente humor. Saluda afectuosamente a los periodistas y fotógrafos de La Jornada y bromea. Su breve estancia en México fue intensa y llena de reconocimientos. Recibió, sin toga ni birrete, el doctorado honoris causa de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), un pendiente de momentos más difíciles. Fue ovacionado por una multitud en el Zócalo capitalino durante la ceremonia del Grito de Independencia. Cantó México lindo y querido en La Ópera, al lado de José Mujica y el canciller Marcelo Ebrard.
Como si fuera una compensación para no extrañar la altura de La Paz, el piso 25 del hotel en el que se hospeda frente a la Alameda parece rascar las nubes. Lejos están aquellos días amargos del golpe de Estado en su contra, en noviembre de 2019, en los que encontró refugio y solidaridad en nuestro país. Está entusiasmado por el cobijo recibido y se nota.
Pero más allá del remanso de su última estancia en México, el ex presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, que dirige ahora el gobernante Movimiento al Socialismo-Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS), vive una incesante tormenta política. Ni Estados Unidos, ni los organismos multilaterales, ni la derecha de su país le dan tregua. Sobre eso conversó con este diario.
–El presidente Biden acaba de decir que Bolivia “no ha cumplido con sus deberes en los compromisos de lucha en contra el narcotráfico”. ¿Qué piensa de esas declaraciones?
–Estados Unidos usa la lucha contra el narcotráfico con intereses netamente geopolíticos. Para esa nación, los gobiernos que son de izquierda nunca cumplen. Ahora que Colombia tiene un nuevo gobierno, dirá que no ha cumplido. Pero cuando estaba allí la derecha, le daba reconocimiento.
Cuando esa doctrina estadunidense (de lucha contra el narcotráfico) se cae, comienzan a acusar a los gobiernos de izquierda de ser terroristas. ¿Y quiénes son para ellos los terroristas? Los movimientos sociales. ¿Cuántos dirigentes sociales somos o hemos sido presidentes en América Latina? Lula, Maduro, Petro, Pedro Castillo de Perú.
Estados Unidos sigue amenazando. Hace dos o tres semanas, Laura Richardson, la comandante del Comando Sur de Estados Unidos, dijo que les preocupaba el litio, y que América Latina es el barrio de Estados Unidos. En nuestra experiencia, cuando el imperio está en decadencia, acude a la violencia. No quiero pensar que lo que le pasó a Cristina sea parte de eso. Cuando el imperio pierde hegemonía, usa armas y bases militares.
El imperio está desesperado porque sus políticas se caen permanentemente. Hay una revuelta democrática, con el triunfo de Petro y en Chile. Próximamente vamos a estar festejando con Lula. Por eso las amenazas del presidente de Estados Unidos.
–El Fondo Monetario Internacional (FMI) acaba de darle recetas a Bolivia de cómo debe ser su economía.
–Felizmente nuestro ministro de Economía las rechazó. No aceptamos ninguna intromisión. ¿Qué recomendaciones vienen del FMI? Primero, las privatizaciones. Y nosotros somos nacionalizadores. Nacionalizando es como demostramos que Bolivia tiene futuro.
Segundo, ¿qué viene de Estados Unidos? El llamado Estado mínimo. Un Estado enano, que sólo regula y no invierte. Eso no resuelve los problemas del mercado nacional.
Además, defienden la disciplina fiscal para cuidar el déficit. Pero eso puede ser una forma de castigar a los pobres. Dicen que hay que cuidar la inflación, con contracción económica, pero eso no ayuda a resolver la economía de las familias.
No compartimos las recetas del FMI. Diga lo que diga el organismo, el pueblo se da cuenta de que, para seguir garantizando la liberación política y la social-cultural, hay que acompañarlas con la liberación económica y financiera.
–¿Ve un lugar para Estados Unidos en el proceso de unidad latinoamericana?
–Me ha sorprendido la participación de los jóvenes estadunidenses en la calles durante la última Cumbre de las Américas. Cuestionaron a su gobierno y buscaron una alianza de pueblo a pueblo. Además, en la Cumbre se expresó la rebelión de los pueblos de América Latina. El Presidente de México, el de Bolivia y varios más no fueron, en solidaridad con Cuba, Venezuela y Nicaragua
Recordamos en una conversación con el canciller de México, que 20 de las 22 intervenciones de países, dijeron al gobierno de Estados Unidos en su casa “¿por qué no está Cuba, Venezuela y Nicaragua? ¿Por qué el golpe de estado en Bolivia?” Eso no había antes. Antes daba miedo ser expulsado de la OEA. Ahora es digno de orgullo retirarse de la OEA. Esto va ir creciendo. No lo estoy inventando. Sólo estoy haciendo una pequeña evaluación de lo que está pasando en América Latina.
Un movimiento para toda Bolivia
–Un ministro en su país le hizo recientemente críticas, ¿hay una situación de división en el MAS?
–El MAS-IPSP es el movimiento político más grande de la historia boliviana. Es algo único en el mundo. No es un partido. Partido es una parte del pueblo. El MAS es un movimiento político para toda Bolivia a fin de garantizar la liberación política, económica, social, cultural. Yo mismo al inicio no estaba convencido. Pero, en corto tiempo, hemos demostrado que otra Bolivia es posible.
Sin embargo, a algunos integrantes de las nuevas generaciones les falta información. ¿Qué movimiento político o qué partido no tiene problemas? Lo que tenemos no es una diferencia de carácter ideológico. Algunos tienen que proyectarse. Es su derecho. No es la primera vez que sucede. En 1997 fue la primera vez que nos presentamos a las elecciones con Alejo Véliz Lazo. Él era un dirigente campesino respetado. Yo aprendí bastante de él. Era nuestra candidato a presidente. A mí me proclamaron y yo rechacé. Si el hermano Alejo se hubiera comportado bien, habría sido presidente. Pero se fue con un partido de la derecha. Lo suyo fue traición, no división. No faltan algunos que están en el MAS por ambición, no por convicción.
–Ahora es doctor honoris causa por la UAZ ¿Cómo fue eso?
–Doctor, por si acaso. Lo agradezco a la UAZ, a su Consejo Universitario, a los docentes y estudiantes. Es un reconocimiento a los movimientos sociales de Bolivia, pero fundamentalmente al movimiento indígena. Este reconocimiento es para mis hermanos y hermanas indígenas.
En la Colonia vivíamos amenazados con el exterminio; en la República éramos los más odiados, despreciados, discriminados, vilipendiados, económicamente explotados. Este sector social, soy testigo, soy parte de eso, gestó un movimiento político y refundó Bolivia.
Estoy muy contento y agradecido con la universidad por este reconocimiento a mi pueblo. Con mi pueblo, hemos hecho mucho por la vida y por la humanidad.
–En la ceremonia del Grito en el Zócalo miles de gargantas corearon su nombre. ¿Qué sintió?
–Me dieron ganas de llorar en ese momento. A mí me ha sorprendido. Cuando el Presidente se retiró era interesante ir a la fiesta y escuchar a la gente gritando “¡Evo, Evo!” Saludé y no sé cuántos de miles de personas decían “¡Evo, Evo!”
Agradezco al pueblo mexicano. Andrés Manuel López Obrador es inmortal en Bolivia. Nos salvó la vida junto con otros presidentes. Nos ayudó a recuperar la democracia. Y, ahora, Andrés nos invita para cuidarnos. Los antimperialistas estábamos en la mira permanente de Estados Unidos. La lucha no termina, sigue. Pero esta visita, el mensaje de Andrés, su invitación, es como brindar a Evo. Muchas gracias al presidente Andrés y a su pueblo.
Gracias a él, a México, ahora estoy acá con vida. También, gracias a Argentina, a Venezuela, a Cuba, el ex presidente Samper, a Rodríguez Zapatero. Si no hubiera sido por ellos no sé dónde habría estado.
–Estuvo ayer en La Ópera. ¿Le enseñaron donde dicen que disparó Pancho Villa?
–El hermano canciller nos invitó a almorzar con Pepe Mujica. Conversando y comiendo, me dijo: “En la Ciudad de México, en el año 1914, se reunieron Pancho Villa con Emiliano Zapata. Aquí, alguna gente insultaba. En ese momento, Villa sacó su revolver y disparó”. Estaba ahí un pequeño agujero. De Pepe uno siempre aprende.
–¿Cantó usted ?
–Primero se acercó el grupo y se sorprendió. Estaban cantando en otras mesas y llegó a la nuestra. Nos dijo: “¡Hola, Evo! ¡Hola, Pepe! ¿Qué quieren cantar?” Yo pedí México lindo y querido y empecé a entonarla y a acompañar muy contento. Voy a buscar un cedé para aprendérmela bien.
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