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EPIDEMIAS EN LA HISTORIA DE MÉXICO

Ana Arenas.

Las epidemias han acompañado a la historia de la humanidad a lo largo de los siglos, aquí en el Anáhuac En el año 7-tochtli, 1,068. se dio la “Gran pestilencia” que atribuye una de las causas del abandono en Tula. Las crónicas dicen que murió la mayoría de la población.

En 1450 año 10 tochtli. Se desató el “Catarro pestilencial” debido a bajas temperaturas. Fue una influenza muy mortal que afectaba las vías respiratorias.

Otra epidemia, posiblemente de difteria se vivió en 1456 entre los mexicas.


1496. Xochtlan, Tequantépec y Amaxtlan sufrieron tifo exantemático y enfermedades respiratorias. Llegada de los españoles a México.

Sin embargo, antes de la invasión española, el Anáhuac era salubre, tenían costumbres muy limpias y todo estaba muy organizado. Luego vino la hecatombe.

En 1520. Con la llegada de los españoles comenzó la propagación de enfermedades como la viruela. La provocó un esclavo afrocubano, Francisco de Eguía, no se sabe si intencionalmente. Esa epidemia diezmó a los ejércitos de los mexicas y aliados y ayudó mucho a consumar la invasión. Costó la vida de miles de indígenas, entre ellos Cuitláhuac hermano de Moctezuma.

La segunda epidemia ocurrió en 1531 y vino también por parte de los españoles. Fue el sarampión que se propagó rápidamente entre los indígenas; muchos murieron, aunque no tantos como con la viruela; sin embargo, produjo grandes estragos. Al sarampión lo llamaron tepitonzahuatl, que quiere decir lepra chica, para distinguirla de la viruela.

En 1545, hubo una epidemia de salmonela “Cocoliztli” que causaba fiebres, problemas gastrointestinales, debilidad, dolor de estómago, sangre en las heces. Después de 5 años mató al 80% de la población, alrededor de 15 millones de personas. Esta peste fue una de las peores epidemias después de la peste negra europea.

Otra vez en 1555 se desató la viruela y el sarampión, agravada por los trabajos forzados, el hambre, y las malas condiciones de vida por el pago de tributos, además por la esclavitud que sometía a los trabajadores a una vida miserable, el trabajo en las minas causaba gran mortandad.

Otra gran peste fue la que sufrió la Nueva España de 1576 a 1581 fue de gran magnitud y causó gran daño.

En 1596 se desató una epidemia tanto de sarampión, como de paperas y tifus. Los esclavos eran víctimas de la diarrea, disentería, neumonía, paludismo, fiebre amarilla, amibiasis, lepra y sífilis.

La enfermedad, hambre, desnutrición y falta de vivienda higiénica fueron fatales. Conforme se generaliza la miseria se dan condiciones para que se propaguen las epidemias.

La epidemia de tifus en 1695 causó muchas muertes entre ellas la de Sor Juana Inés de la Cruz un 17 de abril, siendo muy joven, de apenas 46 años.

Una de las más grandes epidemias se registró en 1736, la llamada “gran Matlalzahuatl Esta pandemia diezmó a la población de la Nueva España y en pocos meses sólo en México fallecieron 60 mil personas y en Puebla, segunda ciudad de la Colonia, murieron 50 mil. Esta fue la peor epidemia terminó en 1739, y la fiebre castigó a las poblaciones desde Nuevo México hasta la Península de Yucatán.

El matlazáhuatl fue uno de los padecimientos más comunes de la época colonial, el nombre proviene de matla: “red o redaño”, y de zahuatl: pústula o grano, que unido significa “granos en forma de red”. Posiblemente se trataba de tifo. Se piensa que los primeros brotes surgieron entre los trabajadores del obraje de San José Tacuba, camino a Azcapotzalco. Posteriormente, los pueblos de Coyoacán y Tacubaya también fueron alcanzados por este padecimiento, vale la pena mencionar que estas poblaciones se dedicaban a la manufactura de la lana, en su mayoría eran indígenas, y las condiciones socioeconómicas posiblemente eran precarias. Esta enfermedad se propagaba a través de un vector que en su caso pueden ser los piojos, las pulgas, las garrapatas o las chinches que pueden trasladarse por medio de ratas o animales domésticos. Después se propagó por todo el territorio de la Nueva España.

Estas calamidades fueron constantes en la época virreinal. Después de la “gran Matlalzahuatl” murieron otras 50 mil personas tan sólo en la Ciudad de México, por las sucesivas epidemias que se registraron de 1761 a 1762, de 1779 a 1780, de 1784 a 1787, y de 1797 a 1798.

Desde luego que el sector que tuvo más víctimas fue el de los indígenas y los pobres. Un doctor de aquella época, Luis José Montoya, afirmaba que contraían el padecimiento a causa de las condiciones desfavorables en que vivían. Los pobres no tenían dinero ni para enterrar a sus muertos y frecuentemente hasta las sábanas y cobijas con que cubrían a sus enfermos eran alquiladas. Cuando la “gran Matlalzahuatl” no había cementerios, ni hospitales, ni médicos suficientes para tratar a los enfermos.

En una sociedad colonial y racista, donde imperaba el sistema de castas, era difícil que se formaran suficientes médicos para atender las necesidades de la mayoría de la población. Había mucha discriminación en contra de los mexicanos. Para ser autorizado legalmente a ser médico, el aspirante debía ser “de buena familia, de nacimiento legítimo y de sangre española”. Siendo que los españoles eran una minoría y más dados a enriquecerse en el comercio que a sacrificarse por la salud del prójimo, los médicos en la Nueva España eran muy pocos.

Una de las causas principales de tanta epidemia y mortandad eran la incuria y la irresponsabilidad de las autoridades que no destinaban fondos para la sanidad. En la Ciudad de México, el lago lo usaron como cloaca, no limpiaban los canales, tiraban los desechos a las calles, y en el control sanitario del abasto cundía la corrupción.

La moda de la “privatización” también existía en la Colonia. En aquella época la gente se surtía de agua en las fuentes, en 1806 había 505 fuentes privadas en la Ciudad de México y sólo 28 eran públicas. De esas pocas se abastecía la mayoría de la gente y animales y por lo general estaban muy sucias y contaminadas.

La responsabilidad del gobierno español colonial en las epidemias es admitida incluso por uno de los virreyes, Juan Vicente de Güemes Pacheco de Padilla y Horcasitas, II conde de Revilla Gigedo, fue virrey y presidente de la Junta Superior de Real Hacienda de Nueva España del 16 de octubre de 1789 al 11 de julio de 1794, quien declaró que si en el gobierno de la Nueva España se hubiera dado la atención necesaria al asunto de la salubridad pública, no habrían ocurrido las frecuentes epidemias, a las que con razón se atribuye, en gran parte, la falta de población, características de las provincias del reino.

Las epidemias han sido constantes en la colonia, hubo otra en 1807 en la que fallece el 11 de septiembre en la Ciudad de México, Distrito Federal, México, a la edad de 44 años, Camila Fernandez, madre de Leona Vicario en una epidemia de tifo.

Durante la Independencia se desataron otras epidemias como la de tifo en 1813. Causando miles de víctimas y se extendió hasta 1817 en la Nueva España.

En 1833 la cólera mató a cientos de miles de personas en todo el país.

Una epidemia terrible se dio en 1883 fue de fiebre amarilla y azotó Mazatlán. La causa fue el desembarco de enfermos provenientes de Panamá. Murieron como 2,541 personas, aproximadamente 16% de la población estimada. En esa epidemia murió Angela Peralta quien recién llegaba al puerto para una actuación y gran parte de su compañía. Posteriormente en 1902 Mazatlán fue azotado por la peste negra, de la variedad “Bubónica”. Se presume que el virus lo portaban unos marineros que venían a bordo del vapor “Curacao” procedentes de San Francisco California. Se infectaron 824 personas, de las cuales fallecieron 582 el 71%. Inmediatamente se desinfectaron 1,400 casas, se quemaron muchas, aislaron a las personas de las zonas afectadas, mataron miles de ratas.

Durante la Revolución azotó a México, en el año 1918. La influenza española que dejó 500,000 muertos en México.

Los avances en el conocimiento de la biología de los agentes patógenos, de la epidemiología y la salud pública y las decisiones de organismos supranacionales como la OMS, han permitido contener las epidemias de la gripe asiática de 1957-1958, la de Hong-Kong de 1968-1969, la aviar de 1997 y 2003-2004, la pandemia de influenza A(H1N1) del 2009 con origen porcino, y la misma contención de la fiebre hemorrágica del Ébola.

Hoy enfrentamos la epidemia de coronavirus, la Covid-19 que ya ha causado en México más de 110,000 muertos y un millón 100 mil contagios. No cabe duda de que la mala nutrición, la obesidad, la insalubridad y un sistema de salud en ruinas ha agudizado la pandemia en nuestro país.

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