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Formas de intervención de Estados Unidos y alternativas contra ellas

Imágen: Radio Bayamo
Imágen: Radio Bayamo

Pablo Moctezuma Barragán


Las amenazas del presidente Donald Trump, congresistas, altos funcionarios civiles y militares, sobre la posibilidad de una intervención militar por parte de Estados Unidos en México, han provocado que el tema haya sido objeto de debate y especulación.


Donald Trump ha designado a seis cárteles mexicanos como organizaciones terroristas extranjeras, lo que permite sanciones financieras y facilita la extradición de sospechosos, además puede llevar a ataques armados en México, directamente con introducción de tropas o con ataque de drones. La historia muestra que Estados Unidos ha utilizado la acusación de terrorismo para justificar intervenciones militares en países como Afganistán, Irak y Siria.


Actualmente, 9 mil soldados estadounidenses están desplegados en la frontera con México, la mayor militarización reciente de la zona. Ahí están utilizando radares, drones y visores nocturnos para vigilar los movimientos de drogas y migrantes en nuestro país. Se han reportado sobrevuelos de EU para espiar a cárteles mexicanos, lo que ha causado alarma, y temor de una intervención directa. Además, por su control sobre el ejecutivo y el legislativo en su país el mandatario republicano tiene todos los elementos a su disposición para una ofensiva directa.


Hoy por hoy queda claro el peligro de una intervención en México, la intervención armada, lo que no sería inusual porque desde hace más de 200 años Estados Unidos, ha estado interviniendo en nuestro país. Nos ha invadido directamente varias veces en el siglo XIX y XX, además ha armado complots para asesinar al presidente Francisco I Madero y al presidente Venustiano Carranza. Durante la Segunda Guerra Mundial se empeñaron en implantar bases militares en México, lo que impidió Lázaro Cárdenas con toda energía.


Durante décadas han intervenido en nuestro país de diversas formas, ante lo cual no podemos cerrar los ojos. La Revolución Mexicana y su culminación con el Cardenismo fue un duro golpe para Washington, hasta que pudo colaborar con Manuel Ávila Camacho y Miguel Alemán para frenar la transformación y comenzar a endeudarnos, tras lo cual trabajaron para reclutar a varios presidentes para que colaboraban con la CIA y con sus planes para controlar a México: Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez y José López Portillo actuaron como agentes de la CIA, lo que está plenamente documentado. Lo primero que hicieron fue endeudar a México, durante esos cuatro gobiernos la deuda aumentó de 602 millones de dólares a 80 mil millones de dólares. A fines del sexenio de Echeverría nos sometieron a las políticas del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial que llevaron a someternos económicamente a los intereses de Estados Unidos.


La ruta era clara, anexarnos o integrarnos a la región norteamericana, destruir nuestra economía nacional para abrir nuestro mercado a las corporaciones estadounidenses, implantar el bipartidismo PRI - PAN al ejemplo de Estados Unidos, para proceder a la integración militar. Tarea que realizaron Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.


Nos sometieron a la dependencia energética, alimentaria, industrial, cultural, militar. La integración a Norteamérica destruyó la soberanía económica y sin soberanía económica no hay soberanía política. El proceso no se ha revertido en los últimos años, lo que nos vuelve más vulnerables ante los peligros actuales.


Uno de los mayores golpes que ha recibido México en nuestra historia fue el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, en el que se quitaron los aranceles y se nos puso a competir con una economía 20 veces mayor que la nuestra: la de Estados Unidos y otra el doble que la mexicana: la de Canadá. Posteriormente el T-MEC profundizó el proceso incluyendo capítulos sobre propiedad intelectual y comercio digital, se limitó a la posibilidad de cambiar leyes, por ejemplo las leyes energéticas si afectan inversiones extranjeras, presionando para que PEMEX y CFE no tengan trato preferencial frente a las corporaciones, aumentando así la dependencia económica de México hacia EU en manufactura, alimentos y transporte. Por otro lado, los mecanismos de solución de controversias favorecen a EU y a sus corporaciones con mayor capacidad de litigar y presionar.  Pero el T-MEC que está a meses de ser revisado ya fue hecho pedazos totalmente por Donald Trump desde que impuso un 25% de arancel a la mayoría de los bienes mexicanos y solo hubo una exención a la industria automotriz. Los aranceles forman parte de una estrategia que puede incluir tasas entre el 10% y el 50% en múltiples sectores. Además, se impuso un arancel del 17% a los tomates. Esto viola el T-MEC, lo vuelve papel mojado. A lo largo de toda su historia Washington viola todos los tratados que firma. ¿A razón de qué confiar en ellos?


México debe asumir su soberanía. Hay alternativas, la primera fortalecer el mercado interno, local, regional y nacional, el mercado externo debe ser complementario, no debemos tener una economía dependiente del exterior, que como hemos visto es incierto. Menos aún debemos necesitar que el vecino nos mande la mitad de nuestros alimentos, en vez de que nosotros los produzcamos en nuestra tierra, estamos sembrando lo que necesita el mercado de Estados Unidos, cuando lo prioritario es que en nuestra tierra se produzcan nuestros propios alimentos. Por otro lado, estamos concesionando el agua a grandes corporaciones extranjeras en vez de dotársela a los productores mexicanos, y concesionando minas que afectan a las comunidades y a los pueblos originarios.


Cualquier día un presidente estadounidense como Trump nos receta aranceles y golpea nuestra economía. Y no podemos dejarnos debemos impulsar la producción nacional en todas aquellas mercancías que podemos generar nosotros, sobre todo las de primera necesidad e importar solo lo que no podemos producir aquí; dar prioridad a los productos locales y nacionales, poniendo aranceles a los productos extranjeros en reciprocidad a los que nos pone Washington. Debemos recuperar nuestra soberanía industrial, con el neoliberalismo y el neocolonialismo México dejó de producir bienes de capital, autos, trenes, barcos y la producción automotriz quedó en manos de corporaciones extranjeras, a finales de los años setenta éramos autosuficientes en productos agropecuarios, petroquímica en vacunas, fertilizantes, todo esto se revirtió. Hemos disminuido la producción de componentes electrónicos, dispositivos y equipos de telecomunicaciones dependiendo cada vez más de importaciones, en aeronáutica, tecnología de la información y comunicaciones, así como en alimentos y biotecnología.


Nuestro desarrollo se vio distorsionado y sujeto al extranjero a partir del endeudamiento de nuestro país. Hoy la deuda pública está llegando a los 20 billones de pesos y el pago del servicio de la deuda este año llegó a 1 billón 400 mil millones de pesos. Hay que auditar esa deuda, para lo cual primero debemos suspender pagos y luego negociar. Es necesaria una reforma fiscal para que paguen lo que deben los mega ricos y las grandes corporaciones. Gracias a estas tres medidas habrá presupuesto suficiente para financiar nuestro desarrollo autónomo. No hay que tener miedo a “ahuyentar las inversiones”.


La Inversión Extranjera (IE) significa dependencia económica, explotación de nuestra mano de obra, competencia desleal contra productores nacionales, como es el caso del monopolio de Walmart que tanto afecta a comerciantes mexicanos. Hace 75 años la IE rondaba los 5 mil millones de dólares, los últimos años alcanzó alrededor de 35 mil millones. ¿Y estamos siete veces mejor? En los años setenta del siglo pasado crecía nuestro producto interno bruto al 6 % anual promedio, en los últimos años creció alrededor del 2 % y en el reciente sexenio menos del 1 % anual, por diversas razones, mientras más inversión extranjera más se desaceleró el crecimiento económico. Y la inversión extranjera nunca cayó, para los dueños del capital trasnacional es ventajoso saquear nuestros recursos y explotar a nuestras personas trabajadoras. Conforme ha crecido la deuda y la inversión extranjera, ha aumentado la migración y conforme nos “globalizamos” aumentó el narcotráfico, que a fin de cuentas tiene como responsable a EU que compra las drogas, las distribuye en un territorio 5 veces mayor que el mexicano, produce las armas, se las vende a los carteles, lava el dinero, etc.


La dependencia económica, política y social de México con Estados Unidos es el principal problema que enfrenta el país. Casi el 45 % del PIB de México está directamente vinculado a su comercio bilateral con Estados Unidos (exportaciones e importaciones totales hacia EU).  Esta dependencia limita la capacidad de México para tomar decisiones autónomas y proteger sus intereses nacionales, la relación desigual entre ambos países ha llevado a la explotación de recursos mexicanos, la migración masiva y la desigualdad social en México. Por eso son necesarias políticas que promuevan la autosuficiencia y la soberanía de México, así como una relación no subordinada y balanceada con Estados Unidos, como país soberano y no como apéndice menor en su región norteamericana.


Es grave que las empresas estadounidenses dominen sectores clave de la economía mexicana, lo que tiene un impacto negativo en la soberanía y autonomía del país. Además, la inversión estadounidense lleva a una mayor explotación de los recursos naturales de México y a una mayor desigualdad social. Las empresas estadounidenses en México se aprovechan de la mano de obra barata y las regulaciones laborales tan laxas, en las que se violan impunemente derechos laborales básicos apoyándose en el aparato de control sindical del charrismo que permanece casi intocado, siendo sindicatos como el Sindicato Independiente Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Industria Automotriz SINTIIA, la excepción que confirma la regla.


Esta situación de dependencia económica lleva necesariamente a un agresivo intervencionismo político de EU y de sus agentes en México, los partidos y políticos afines a Washington, la oligarquía y los medios de desinformación masiva.


Un arma de penetración ha sido la americanización de la cultura en México, desde la moda y la música, el estilo de vida, los valores sociales y hábitos alimenticios nocivos a la salud como lo ofrecido por las cadenas de comida rápida como McDonald's, Burger King y Starbucks, que han modificado los hábitos alimenticios tradicionales. El uso frecuente del inglés en publicidad, marcas, tecnología y la influencia de plataformas y gadgets estadounidenses, que afectan la forma en que los mexicanos comunican, comparten y consumen información. La penetración cultural es clave en el proceso de intervención económica, social y política de México.


La más grave amenaza es la integración militar que comenzó con Vicente Fox y la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN) en 2005 y con la Iniciativa Mérida con Felipe Calderón en 2008, quienes abrieron el país sin restricción a las agencias estadounidenses y permitieron el inicio de maniobras militares conjuntas con EU, primero en el extranjero, pero con Enrique Peña Nieto y hasta la actualidad en múltiples puntos del territorio mexicano, donde entran tropas de EU para ejercicios, capacitación y entrenamiento. Si un enemigo pretende atacar es necesaria la planificación estratégica, la penetración en los aparatos de inteligencia y contra inteligencia, el conocimiento del terreno para conocer el teatro de operaciones. Los gobiernos mexicanos que permiten maniobras militares en México a tropas estadounidenses están doblegando todas nuestras defensas en el caso de un ataque en el que el ejército de EU ya andaría “como perro por su casa” en nuestro México.


En "El arte de la guerra", Sun Tzu describe la preparación para un ataque como un proceso que involucra engaño, conocimiento del terreno y del enemigo, y una cuidadosa planificación. Se enfatiza la importancia de ocultar las verdaderas intenciones y aprovechar las debilidades del oponente, buscando la victoria a través de la estrategia más que por la fuerza bruta. Y eso es lo que los gobiernos que “cooperan” le permiten a Estados Unidos. Ellos practican el engaño y la sorpresa: Sun Tzu considera que el engaño es fundamental en la guerra. Un comandante dice él, debe hacer parecer que no puede atacar cuando sí puede, y viceversa. La idea es confundir al enemigo, haciéndole creer cosas que no son ciertas y preparándolo para un ataque inesperado.  Es crucial conocer el terreno donde se va a luchar y las características del enemigo. Además, Sun Tzu destaca la importancia de evaluar factores como el clima, el terreno, el líder y la disciplina del ejército propio y del enemigo. Todo ello es lo que le permite al Comando Norte con su actuar conjunto en territorio mexicano, la planificación y preparación meticulosa de un posible ataque, lo que es esencial para su invasión victoriosa en contra nuestra.


México está en riesgo, la salida clara es romper con todos los lazos y tratados que nos hacen dependientes de EU. No olvidemos que EU nos quiere integrar a su maquinaria de guerra por mantener su decadente hegemonía, quiere usar nuestros puertos, vías de comunicación, nuestros recursos y nuestra genta –que ya por millares han sido reclutados en EU para sus guerras de agresión–. Busca nuestra sangre y recursos para un eventual enfrentamiento contra sus enemigos China, Rusia, Irán, Venezuela, etc.


Es la hora de asumir nuestra plena Soberanía, la Patria está en riesgo. Es la tarea que enfrentamos y que gracias a la conciencia de millones lograremos completar con éxito, en medio de terribles obstáculos y complicaciones, con la decisión de la población mexicana. ¡Venceremos! ¡Seremos libres e Independientes!

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