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MOVIMIENTOS SOCIALES EN MÉXICO (Parte 2)

Pablo Moctezuma Barragán


En todo el país se desarrollan diversos movimientos que promueven la autosuficiencia en torno a nuestra alimentación y a la calidad de ésta. Para la soberanía nacional es vital e imprescindible alcanzar la soberanía alimentaria, porque estamos importando alrededor de 20 mil millones de dólares en alimentos; en cuanto a maíz, frijol, trigo, soya, aceite, más del 40% del consumo es de importación.


México está en los primeros lugares como importador de maíz, siendo que aquí fue producido originalmente este cereal. Movimientos como Sin Maíz No Hay País han sido claves para desarrollar consciencia y organización para lograr preservar nuestras 64 especies nativas de maíz y frenar al maíz transgénico. Además de este movimiento, existen organizaciones como la Convención Agraria, el Movimiento Campesino Plan de Ayala, la Unión Campesina Democrática, la Central Nacional Plan de Ayala, el Movimiento Nuevo Agrarismo Mexicano, que levantan la bandera del rescate del campo.


Para lograr la soberanía alimentaria también hay que impulsar la agricultura urbana, la hidroponía, los huertos urbanos, hay experiencias interesantes como la que generó el movimiento de los vecinos de Santa Bárbara en la Alameda Norte en Azcapotzalco, el Colectivo Huerta Urbana, el huerto Xochiquetzal y muchos otros. Hay colectivos como el Consejo Obrero Campesino Indígena Popular (COCIP) o el Tlayolotli que promueven la conservación y manejo de los recursos naturales, o como Nohusehe que impulsa las ecotecnias.


La dependencia alimentaria con respecto al vecino del norte es una grave amenaza para nuestro país. Frente al sometimiento que vivimos, existen movimientos sociales como el que impulsa el Congreso de la Soberanía que se opone a la integración de México a EU, y se manifiesta por la soberanía política, económica, cultural y militar, oponiéndose a la relación de dependencia y subordinación que sujeta a México e impide su plena independencia.


Desde abajo, para resolver sus necesidades e impulsar sus demandas de manera colectiva y organizada, comienzan a proliferar los colectivos que son pioneros en la implementación de salidas concretas y en la exigencia a las autoridades de atender sus derechos.


Desde luego que, a su vez, son vitales la soberanía energética, financiera y en salud, sin dependencia del extranjero, ésta que ha provocado adicciones, violencia y guerra en nuestro suelo. También hay movimientos por una política de defensa y amistad entre los pueblos, defienden a nivel internacional la soberanía de los pueblos que enfrentan con grandes sacrificios a las potencias, desde colectivos como el Movimiento Mexicano de Solidaridad con Cuba a diversos movimientos en apoyo a Palestina, Venezuela, Bolivia y otros.


Movimientos que exigen todos los derechos a los migrantes y detener la deportación de indocumentados, porque nadie es ilegal, y como seres humanos es preciso garantizar residencia legal y oportunidades para todas y todos e impedir su criminalización. A este respecto es importante la colaboración entre los países de Latinoamérica y el Caribe para el desarrollo soberano de cada uno, que le garantice paz a cada población y el arraigo en su tierra sin expulsar a su gente. En EU hay también movimientos que exigen parar las sanciones y las políticas de endeudamiento, saqueo y extractivismo, la promoción de la venta de armas y de la violencia, que está expulsando masivamente a la gente de su país de origen para alcanzar un futuro para sus familias.


Luchar por los derechos garantizados para todas y todos, incluyendo migrantes, ha sido una de las causas que se ha defendido por décadas por diversos movimientos sociales y redes, algunas de ellas son la Red de Documentación de las Organizaciones Defensoras de Migrantes (REDODEM), Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos, Casa del Migrante Saltillo, Casa Refugiados, Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, Sin Fronteras IAP y el Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova A.C.


En defensa de los derechos humanos, se han destacado organizaciones como Eureka que fundó Rosario Ibarra de Piedra, el Centro Pro, el Fray Bartolomé de las Casas en Chiapas, Tlachinollan en la Montaña de Guerrero, que han sido incansables y desde luego las familias de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Así se coloca al orden del día, la lucha por la seguridad, por parar las desapariciones y la búsqueda de las desaparecidas y desaparecidos, así como la lucha por la resolución de desplazamientos forzados. El Colectivo Contra la Tortura y la Impunidad, Vivas nos queremos, Nuestras hijas en casa, Madres buscadoras, Colectivo Voz de los desaparecidos, Sangre de mi sangre de Zacatecas y el Colectivo Hilos, son algunos ejemplos. Movimientos que buscan la defensa y las garantías de todos los derechos que nos pertenecen por el hecho de ser humanos, los de mujeres, niños, jóvenes, migrantes, personas con discapacidad, ancianos, LGBT+, buscando la armonía entre todos los seres humanos y de éstos con la madre tierra.



La soberanía económica es clave para responder a las demandas de la población y garantizar los derechos, se necesita una economía productiva con una nueva dirección para el desarrollo de la producción y el consumo local, regional y nacional autosuficientes que sustenten una vida de bienestar. Es hora de implementar el control de precios, freno a la contaminación y prohibición de la obsolescencia programada, con garantías obligadas de calidad, evitando la contaminación y despilfarro de recursos. Es necesaria una producción que se desarrolle para beneficio social y de la madre tierra, contra el capitalismo globalizador, para ello ya existen iniciativas comunitarias que impulsan diversos movimientos sociales con nuevas modalidades, estableciendo los Bancos del tiempo, monedas comunitarias, las ferias multitrueque y otras, para fomentar la soberanía monetaria. Un ejemplo de ella son la mixhuca y la mercomún.


En el movimiento que impulsa la Promotora para la Suspensión de la Deuda Pública, desde hace dos años y medio, participan decenas de organizaciones y colectivos, que exigen la suspensión de pagos y la auditoría de la deuda, así como dejar de pagar el IPAB-Fobaproa que es una deuda odiosa. Así como una reforma fiscal progresiva y el impuesto a la riqueza para que el gobierno disponga de recursos necesarios.


En México, durante la Independencia se suspendieron pagos, igual tras la Reforma y en 1914, sucedió en la Revolución. Vicente Guerrero, Valentín Gómez Farías, Benito Juárez, los gobiernos posrevolucionarios hasta Cárdenas, lo hicieron. Los conservadores Anastasio Bustamante, Lucas Alamán, Santa Anna, Porfirio Díaz y el PRIAN siguieron pagando y aumentaron la deuda. En 2022 pagamos 792 mil millones de pesos en tiempo de postpandemia y de una grave crisis económica para muchas familias. En 2023 se va a pagar más de un billón doscientos mil pesos. La deuda pública que era de 10.5 billones hace cinco años ahora llega a los 14 billones de pesos. Es hora de suspender pagos y dar prioridad al problema interno y al pago de la secular deuda social.


La satisfacción de todos los derechos y demandas de los movimientos sociales, pasa por resolver problemas de financiamiento. Ante las demandas populares la respuesta corriente es “no hay presupuesto”, “no hay dinero” sin embargo sí lo habría si se suspende y negocia el pago de la deuda, se contaría con cerca de 2.5 billones en el período de auditoría y negociación, además de que posteriormente se aligeraría el peso, tras un acuerdo exitoso.


Por lo pronto es urgente dejar ya de pagar el IPAB-Fobaproa que suma más de 50, 000 millones de pesos anuales para pagar una deuda que era de los banqueros, no del pueblo y de la que ya se ha pagado el doble y resta otro tanto en los futuros 70 años. Esa deuda la deben pagar los banqueros. Los bancos rompieron récord de ganancias el último año, obtuvieron 236 mil millones, este año en el primer cuatrimestre obtuvieron 92 mil millones de pesos, una cifra sin precedente. Con una reforma fiscal progresiva se pueden obtener billones de pesos adicionales. Actualmente, mientras el impuesto sobre la renta para la población es del 35%, las corporaciones solo pagan el 2.4% y las mineras 0.02 % según ha informado Raquel Buenrostro, secretaria de Economía. La situación actual exige una reforma fiscal para que México deje de ser uno de los países en los que se pagan menos impuestos. México ocupa último lugar de recaudación en países de la OCDE. Mientras que en Dinamarca se pagó el 46.3% de impuestos como porcentaje del Producto Interno Bruto, en Francia el 45.4%, en Estados Unidos el 24.5%, en México fue sólo el 16.5% ese año.


Hoy por hoy quien más gana debe pagar más y no al revés. También se requiere de un impuesto a las grandes fortunas. Entre el 2019 y el 2021, por cada 100 pesos de riqueza que se crearon, 21 pesos se fueron al 1 por ciento más rico y, apenas, 0.40 pesos al 50 por ciento más pobre, las fortunas de los súper ricos crecieron 117 veces más rápido que el resto de la economía y sin pagar ni un peso más por estas ganancias extraordinarias. Los súper ricos fueron los grandes ganadores en México, pues han visto crecer sus fortunas en un tercio desde el inicio de la pandemia hasta noviembre de 2022, mientras la economía nacional creció apenas en 0.28 por ciento en ese mismo período, reveló la organización Oxfam México. Con esas tres medidas: suspensión y auditoría a la deuda pública, reforma fiscal progresiva e impuesto a las grandes fortunas el presupuesto que en 2023 sumó 8.2 billones podría aumentar cerca de un 50% en 2024 y habría recursos suficientes para atender urgentes problemas de seguridad, empleo, salud, vivienda, educación, etc.


El Estado debe recuperar su papel en la economía. A nivel financiero hay que regular inversiones con un sentido social y ecológico, mayoritariamente mexicanas, que favorezcan la soberanía del país y el desarrollo tecnológico propio con producción de calidad e incentivar la innovación. Frenar a las corporaciones, el extractivismo y el saqueo. Es indispensable cancelar concesiones mineras que contaminen y afecten a los trabajadores y las comunidades.


Hace falta una gran movilización popular para que se garanticen los derechos de la población y que las soluciones y alternativas, que existen y están a la vista, se concreten. Será el pueblo en unidad de acción quien va a lograr que prevalezcan los intereses de la sociedad, sobre los de las grandes potencias extranjeras y de la oligarquía local que hoy predominan. Los movimientos sociales en México se desarrollan por todas partes y en todos los sectores, la unidad y articulación entre éstos, para empujar la agenda del pueblo, podrán hacer posible la profunda transformación de la vida actual, logrando paz, justicia, democracia y equidad. (Continuará…)

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