Héctor Torres González. MUS (Movimiento de Unidad Socialista).
15 de mayo de 2021
Para alcanzar el nivel de empleos que había en noviembre de 2019 faltan aún 733,169. Hasta abril de 2021 apenas se han recuperado 574,531. Esto nos indica que es demasiado lenta la recuperación de los empleos formales perdidos desde noviembre de 2019 que fue cuando se alcanzó su máximo nivel. Al sector servicios a las empresas y las personas le falta recuperar 523,145, al comercio 145,355, a la construcción 147,632 y a la industria extractiva 6,363. La industria manufacturera ya recuperó lo perdido y creó 16,467 más. Es lenta y desigual la recuperación del empleo. Los sectores más golpeados por la pandemia y la crisis son los ligados al turismo, como restaurantes, hoteles, etc. a este ritmo de creación de empleos a fin de año tendremos un nivel de empleo similar al de fines de 2018 y eso nos hablaría de que en tres años de este sexenio no se habrían creado empleos formales. Y no solo eso cada año ingresan a la fuerza laboral un millón de jóvenes que se quedarían sin oportunidades de empleo y engrosarían al empleo informal, mal pagado y sin presentaciones o al vil desempleo, truncando sus sueños y esperanzas.
Un plan nacional de empleo requiere de un plan de inversiones que impulse tanto la reindustrialización nacional en ramas estratégicas y de tecnología de punta, y no solamente en maquiladoras o en la industria automotriz, como también que reactive la producción agropecuaria y pesquera y se salvaguarde la soberanía y la seguridad alimentaria. La política económica neoliberal se impone metas y planes en materia de inflación, precio del dólar y de déficit público, pero no se propone establecer planes y metas de empleo porque no es su prioridad y ve al empleo como un producto accesorio. Una verdadera política económica antineoliberal y democrática popular debe establecer un plan nacional de empleos dignos, porque sin empleos de este tipo no habrá justicia social ni ninguna patria libre y soberana. Un plan de empleo requiere de un plan de financiamiento. Para financiar este plan es menester suspender el pago del servicio de la deuda pública, reestructurar la deuda pública renegociando quitas, establecer una reforma fiscal que grave más al que más tiene y en especial, establecer un impuesto a las grandes fortunas y las transacciones en la Bolsa de Valores y que el Banco de México preste al gobierno a tasas cero de interés. El empleo bien pagado y con todo tipo de prestaciones debe estar en el centro de toda política económica popular porque constituye el mejor y único camino para tener pensiones dignas y un país más justo. Para el neoliberalismo y para todas las demás variedades del capitalismo el trabajo no es prioritario, su prioridad es el capital y el acrecentarlo. Ya es tiempo de cambiar prioridades si en verdad se quiere construir un mejor país: el centro de la política económica debe ser el trabajo, el generar empleos productivos con salarios y pensiones dignas. La inmensa mayoría de la fuerza de trabajo o de la población económicamente activa la conforman las y los trabajadores de la ciudad y del campo, manuales o intelectuales, trabajadores de la industria manufacturera, del comercio, de las finanzas, de la salud, del magisterio, trabajadores del arte y de la ciencia, etc. El 68% de la fuerza laboral en México lo integran los trabajadores asalariados más el 3.4% de trabajadores desempleados. Las teorías del fin de la clase trabajadora son falsas puesto que la realidad confirma que la clase trabajadora es creación del capitalismo, pero es también, con sus aliados, los trabajadores independientes y los pequeños y medianos propietarios, la constructora de la nueva sociedad, la sociedad del trabajo, la sociedad de las y los trabajadores: la sociedad socialista.
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