Barry Sheppard. 17 de agosto 2023. Viento Sur.
Este artículo está escrito en colaboración con Roland Sheppard, que fue testigo ocular en el auditorio Audubon Ballroom donde asesinaron a Malcolm X el 21 de febrero de 1965, y ha seguido de cerca el caso, escribiendo y hablando de él desde entonces.
Después de romper con Nation of Islam (NOI), a comienzos de 1964, Malcolm efectuó su peregrinación musulmana a La Meca y adoptó el nombre de el-Hajj Malik el-Shabazz para indicar que había cumplido con el precepto. Shabazz pasó a ser el apellido de su familia, pero el público siguió refiriéndose a él con el nombre de Malcolm X.
En febrero de este año, la familia Shabazz interpuso una demanda por homicidio imprudente contra una serie de instituciones, entre ellas el FBI, la CIA y el Departamento de Policía de Nueva York, a las que reclama una indemnización de 100 millones de dólares. El 25 de julio tuvo lugar una conferencia de prensa en la que participaron un testigo ocular del asesinato, formalmente desconocido por el público, Mustafá Hassán, así como la hija de Malcolm, Ilyasah Shabazz, y un letrado especializado en derechos civiles, Ben Crump, para presentar la demanda. Hassán facilitó información sobre la intervención de la policía en el asesinato.
En tiempos del atentado contra Malcolm X, Hassán era un joven miembro de la Organización de la Unidad Afroamericana (OAAU), una de las organizaciones que creó Malcolm después de romper con la Nation of Islam un año antes. Formaba parte del servicio de seguridad del líder negro. En la conferencia de prensa, Hassán citó partes de su declaración jurada en la demanda por homicidio imprudente. Relató lo que vio, incluidas nuevas pruebas de la implicación de la policía. Dijo lo siguiente:
Hubo una fuerte explosión que inmediatamente alteró el ambiente, atrayendo la atención del público presente, y después se oyeron una serie de disparos procedentes de otro lado, y yo empecé de inmediato a abrirme camino desde la parte trasera del Audubon, donde estaba mi puesto, hacia el escenario, donde se hallaba Malcolm X. Sin embargo, se impuso el caos y la gente corría frenéticamente de un lado a otro, buscando alguna salida para ponerse a salvo.
Vi a un hombre corriendo por el pasillo en dirección a la salida, junto al puesto que me habían asignado, con una pistola en la mano. Decidí intentar detener a esta persona, porque llevaba una pistola y se dirigía hacia mí. Logré tumbarle de un puñetazo y seguí mi camino hacia el escenario, donde yacía Malcolm X sobre sus espaldas, rodeado de seguidores. Ahora sé que el hombre con la pistola se llama Talmadge Hayer, también conocido por Thomas Hagan.
Cuando llegué al escenario, vi que Malcolm X se hallaba en estado grave, aparentemente moribundo, y al verlo pensé en el hombre que había visto corriendo hacia la salida, sabiendo que tenía algo que ver con lo que había ocurrido. Más tarde vi al mimo hombre en el exterior, donde estaba siendo golpeado por seguidores de Malcolm, mientras un grupo de policías, que aparecieron de pronto en el lugar de los hechos [un agente] preguntó si el hombre era “de los nuestros”, mientras trataba de impedir al mismo tiempo que los seguidores de Malcolm continuaran golpeándolo.
En la conferencia de prensa, Amy Goodman, de Democracy Now, preguntó a Hassán si fue alguna vez a declarar ante la policía o al FBI, ante las autoridades, para describir lo que había visto. “No, no y no. No”, contestó Hassán. Cuando le preguntó por qué, Hassán dijo “porque…” y Benjamin Crump le interrumpió y dijo: “Acababan de matar a Malcolm.” Ilyasah Shabazz dijo entonces: “Terrorismo, trauma.”
“Porque en mi opinión eran quienes perpetraron el crimen. Y sabían más que yo, puesto que eran los autores. ¿Por qué iba yo a hablar con ellos?” Y añadió: “El motivo de que no me llamaran fue que mi testimonio habría cambiado el resultado del juicio. Habría señalado con el dedo al establishment.” Dos días después de la conferencia de prensa, Amy Goodman escribió en Democracy Now que “tres hombres fueron declarados culpables del asesinato de Malcolm X. Uno fue Talmadge Hayer, el hombre a quien Mutafá vio disparar contra Malcolm. Dos otros hombres, Jalil Islam y Muhamad Asis, fueron detenidos y encarcelados durante decenios, después de haber sido falsamente acusados. En 2021 los declararon inocentes. Para entonces, Jalil Islam ya había muerto y Muhamad Asis tenía 83 años de edad.”
Después, ella entrevistó a Benjamin Crump, el abogado que representa a la familia Shabazz. Crump, entre otros casos destacados, ha representado a muchas de las familias de negros asesinados por la policía. Amy Goodman dijo: “Ben, bienvenido de nuevo a Democracy Now. Háblanos de la importancia de este testimonio, que se escucha por primera vez, esta declaración del testigo ocular Mustafá Hassán, y cómo influirá en la demanda que vais a interponer.” Crumpo respondió:
El testimonio de Mustafá Hassán, por primera vez en 58 años, es asombroso, especialmente el grado de detalle de su relato, que viene corroborado por las fotografías, así como por el vídeo que se conserva, como cuando el asesino convicto, Talmadge Hayer, estaba siendo maltratado por los seguidores de Malcolm, que acababan de ver como mató o disparó contra Malcolm X, apareció la policía y uno preguntó: “¿Es de los nuestros?”
Entonces, como cree el Sr. Mustafá Hassán, trataron de llevárselo para ponerle a salvo de los seguidores negros de Malcolm que trataban de asegurar que fuera detenido. Así que Mustafá ‒como se aprecia en las fotografías‒ le agarra firmemente por el cuello. Y la policía parece intentar, como sugieren las fotos, separarlo de la persona a la que acababa de ver disparar sobre Malcolm…
Esto es lo que alegamos, que se trata de una información completamente nueva y el encubrimiento fraudulento es una teoría [jurídica] que nos permitirá [salvar] la limitación de plazos y a la familia de Malcolm tener la oportunidad de que se aplique cierto grado de justicia después de todos estos años, porque sabemos que las autoridades silenciaron el hecho de que tenían a muchos informantes en el Audubon Ballroom cuando fue asesinado Malcolm.
Los agentes secretos del Departamento de Policía de Nueva York, como Eugene Roberts y Ray Woods, no se conocían entre sí. Y la policía sabía, cuando llegó al lugar de los hechos, que allí había agentes infiltrados, pero no sabía cuál era su misión, tampoco sabía quiénes eran, pero les habían dicho que algunas de las personas negras eran agentes infiltrados. Por eso preguntaron “¿es de los nuestros?”
Juan Gonzales, de Democracy Now, preguntó: “¿Por qué han tardado más de 58 años para plantear todo esto? ¿Puede darnos algunos detalles sobre quién es Mustafá Hassán y por que nunca le interrogaron?” Crump respondió: “Era un hombre joven que creía en los principios de Malcolm X. Era miembro de la OAAU y una persona que creía que la gente negra tenía derecho de autodeterminación, y de que las autoridades estadounidenses no pueden seguir oprimiéndonos y denegándonos las libertad.
Así, después del asesinato de Malcolm, y al gual que tanta gente en EE UU, especialmente las personas negras que creían en los principios que Malcolm X estaba tratando de articular ante el mundo, abandonó el país y no solo por su seguridad personal, sino también por la de su familia. Como ha declarado, le preocupaba la dinámica que estaba tomando EE UU como sociedad. Estuvo fuera unos meses, volvió y vio cómo estaban manejando el juicio. La fiscalía nunca le abordó. Era perfectamente identificable en todas las fotografías, el vídeo… Estaba claro que si hubieran querido que declarara como testigo sobre todo lo que vio con sus propios ojos, podían llamarle. Pero nunca lo hicieron. Creemos que esto es más esclarecedor que cualquier otra cosa.
Amy Goodman preguntó por los dos hombres que fueron exonerados, “uno fallecido y el otro todavía vivo, a quienes se ha concedido una indemnización de millones de dólares. ¿Podrán utilizar ustedes la información en que se basa la indemnización para demandar esos 100 millones de dólares de indemnización para la familia Shabazz?”
El abogado respondió: “Podremos aprovechar buena parte de los hallazgos que utilizaron los grandes abogados del Proyecto Inocencia, Barry Schenk y otros, para conseguir que exoneraran a estas personas y para ayudarles a obtener su indemnización, porque el encubrimiento afectó a su libertad, pero también afectó a la capacidad de Betty Shabazz para presentar una demanda por homicidio imprudente a raíz del asesinato y la conspiración para asesinar a su marido, el clérigo Malcolm X.”
En respuesta al ascenso del movimiento contra la segregación racial en el sur de EE UU, que comenzó en la década de 1950, y del movimiento negro que siguió en el norte, el FBI puso el punto de mira en todas las organizaciones negras implicadas en la lucha, incluidos sus líderes, como Malcolm X y Martin Luther King, y muchos otros, en el marco de su programa COINTEL contra el conjunto de la radizalización de los sesenta. Al amparo de este programa, el FBI colaboró con la policía local. Un ejemplo fue el encarcelamiento y el asesinato de muchos miembros del Partido Panteras Negras. Todo esto está documentado, y debería ayudar a la demanda de la familia Shabazz.
Testimonio de Roland Sheppard
En su folleto Why the U.S. Government Assassinated Malcolm X and Martin Luther King, Jr., Roland escribe: “En la tarde del 21 de febrero de 1965 fui al Audubon Ballroom a escuchar el discurso de Malcolm X. Cuando llegué, me sorprendió no ver a ningún policía. En los mitines de Malcolm X en Harlem solía haber montones de polis.” Esto era sospechoso. No había polis para detener cualquier ataque contra Malcolm. Había algunos secretas, pero no hicieron ningún además de intervenir.
Roland continúa: “Me puse a vender mi periódico socialista, The Militant, y cuando Malcolm X llegó al lugar, le ofrecí el último número. Me contestó que ‘hoy no, Roland. Estoy solo y tengo prisa’.’’ The Militant era el periódico del Socialist Workers Party (SWP), que mantenía buenas relaciones con Malcolm. Llegó a hablar en tres mitines organizados por el SWP y alababa públicamente el periódico.
Cuando entré en la sala, no vi a ningún policía. Normalmente me sentaba en una de las últimas filas de la izquierda con el resto de la prensa, pero ese día Gene Roberts dijo que me sentara en el lado derecho de la sala. Roberts fue desenmascarado posteriormente como agente infiltrado en el Black Panther Party. Miré al lugar donde suelo sentarme y vi a un hombre negro corpulento que llevaba una gabardina de color azul marino [frente al escenario]. Entonces comenzó el mitin. Todo estaba tranquilo y la multitud escuchaba a Benjamin X presentando a Malcolm. Vi a dos hombres y a uno de ellos gritando: “¡Saca la mano de mi bolsillo!”
Cuando Malcolm X trató de calmarlos, los dos hombres ‒uno resultó ser Talmadge Hayer‒ comenzaron a correr pasillo abajo gritando y disparando con una pistola contra Malcolm X. Después salieron corriendo por una de las puertas cercanas al escenario, a la derecha de Malcolm X. Entonces oí disparos procedentes de todas partes, e instintivamente me eché al suelo. Al levantarme de nuevo, vi a Malcolm X de pie en el escenario mirando a uno de sus asesinos, que se hallaba delante de él. Con el rabillo del ojo vi un destello brillante y vi cómo Malcolm X caía de espaldas a unos tres metros de donde estaba. [La autopsia reveló más tarde que Malcolm murió al recibir un disparo de escopeta de alguien que se hallaba frente a él.]
En ese instante, Malcolm X murió ante mis ojos. Esta visión del momento del asesinato de Malcolm X me ha perseguido siempre desde entonces. Fue el día más triste de mi vida. Cuando salí de la sala, los guardaespaldas de Malcolm me dijeron que habían capturado a dos de los asesinos, uno que recibió un disparo ‒Talmadge Hayer‒ y otro que se llevó la policía.
Como dijo Hassán, aquello fue un caos, de modo que no es extraño que algunos detalles se vieran de modo distinto desde un lado y otro del auditorio. Sin embargo, estos dos testimonios se complementan entre sí. Roland continúa:
Pocas semanas después, cuando me interrogaron en la comisaría de policía de Harlem, me mostraron fotografías de personas que reconocí como miembros de Nation of Islam y de la organización de Malcolm X. También me mostraron una foto del hombre negro corpulento con la gabardina azul. Yo no sabía cómo decir a los polis que no reconocía las fotos de los amigos y seguidores de Malcolm. Para ganar tiempo, les dije que tenía que ir al baño.
Cuando iba hacia el baño de hombres, vi cómo salía el mismo hombre negro corpulento que yo había visto en el Audubon Ballroom y en las fotos que me habían mostrado los polis, el mismo hombre que había estado sentado en la zona de la que había salido el disparo de escopeta. Pasó a mi lado, se fue entre las mesas de las secretarias y entró en lo que parecía su despacho ¡dentro de la comisaría! (Años después me enteré de que ese hombre era William Bradley y que fue el asesino de la escopeta.)
Fue entonces cuando me di cuenta de que la policía y otras agencias oficiales habían matado a Malcolm X o formaban parte del complot para su asesinato. Me puse muy nervioso pensando en qué diría a los polis cuando volví y en cómo lograría salir vivo de la comisaría. Así que les dije: “No reconozco a nadie. Todos los negros se parecen.” Los polis se mostraron de acuerdo y me dejaron salir.
Bastante más allá que las posibilidades de Nation of Islam
Tras la escisión de Nation of Islam (NOI), el líder de esta, Eliyah Muhamad, hizo declaraciones que implicaban que había que eliminar a Malcolm. Después hubo dos intentos de asesinato. Uno de ellos se produjo en el túnel submarino que conectaba el aeropuerto de Boston con la ciudad, cuando Malcolm iba en un coche en dirección a Boston, pero fracasó. Décadas después, el cura de la mezquita bostoniana de NOI se disculpó por la intentona. El segundo consistió en un ataque nocturno con armas de fuego contra la casa de Malcolm cuando él estaba allí con su familia, pero lograron escapar.
El servicio de seguridad de Malcolm estaba al tanto de esta amenaza y colaboraba con la policía , que normalmente acudía con un nutrido grupo a los mitines de Malcolm. Después del asesinato, la policía afirmó que ese día no estuvieron allí porque Malcolm les había pedido que no fueran. Esta afirmación es absurda, y Betty Shabazz dijo que Malcolm no hizo esta petición. Es evidente que la policía no acudió (abiertamente) porque formaba parte de la conspiración para el asesinato, que habría sido imposible con la presencia habitual de la policía. Además, como señaló Betty Shabazz, el servicio de seguridad de Malcolm sabía muy bien que Jalil Islam y Muhamad Asis eran miembros de NOI, de modo que nunca les habrían dejado entrar en la sala.
En el último año de su vida, Malcolm viajó mucho al extranjero. Debido a los numerosos incidentes que se producían dondequiera que fuera, se percató de que le tenían en el punto de mira. Dijo públicamente que siendo alguien que conocía muy bien por dentro la NOI, sabía que esto quedaba fuera de su alcance y que eran fuerzas estadounidenses mucho más poderosas, que operaban a escala internacional, las que pretendían atentar contra él.
Para él, la lucha de la población afroamericana era una lucha económica y social por los derechos humanos y no solo por los derechos civiles, por muy importantes que fueran estos. El 29 de marzo de 1964 dijo que “el sistema de este país es incapaz de dar libertad a un afroamericano. Es algo imposible para este sistema, este sistema social, este sistema a secas”. Se identificaba con la revolución colonial en África y en todo el mundo, incluida la lucha del pueblo vietnamita y la revolución cubana. Se reunió con Fidel Castro cuando la delegación cubana acudió en 1964 a la asamblea general de Naciones Unidas en Nueva York.
Malcolm también trataba de internacionalizar la lucha de la población negra en EE UU. Ahmed Ben Bella, el líder de la revolución argelina, invitó a Malcolm X a una reunión especial de los países no alineados del tercer mundo, que debía comenzar el 3 de marzo de 1965. Malcolm fue asesinado en febrero y el gobierno de Ben Bella fue derrocado por un golpe de derechas en junio. Malcolm había conseguido que Etiopía y Liberia incluyeran las violaciones de los derechos humanos de la población afroamericana en su petición a la Corte Penal Internacional sobre el apartheid en Sudáfrica. Se proponía plantear la cuestión ante Naciones Unidas, y hay pruebas de que Martin Luther King iba a apoyarle en esto.
Un redactor del Washington Post, Karl Evanzz, se dedicó durante 15 años a revisar más de 300.000 páginas de documentos desclasificados del FBI y la CIA sobre el asesinato de Malcolm X y en 1992 publicó un libro sobre el tema, The Judas Factor. Una parte del libro trata de un antiguo amigo, el Judas, que traicionó a Malcolm. La otra parte trata de las preocupaciones del FBI y la CIA con respecto a su intento exitoso de vincular la lucha de la población afroamericana con las luchas de liberación nacional en África y en todo el tercer mundo. Documenta cómo la CIA y el FBI, así como la Oficina de Servicios Especiales del Departamento de Policía de Nueva York, prepararon el asesinato de Malcolm con ayuda de agentes provocadores e infiltrados.
Las autoridades estadounidenses tenían muchos motivos para matar a Malcolm X. El director del FBI, J. Edgar Hoover, había dicho que era necesario parar los pies a líderes negros como Malcolm X o Martin Luther King, capaces de galvanizar a la población negra. Así se hizo con ambos.
En las décadas que siguieron fueron muchos los nuevos líderes negros que dieron un paso adelante, muchos de ellos jóvenes, a medida que continuó la lucha por la liberación, demasiados para enumerarlos aquí. Los últimos fueron los líderes que en todo el país movilizaron las manifestaciones masivas de Black Lives Matter en 2020.
La lucha continúa.
03/08/2023
Barry Sheppard
ESSF
Traducción: viento sur
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