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Raíz e identidad mexicanas

Pablo Moctezuma Barragán

La identidad, como todo en la vida, siempre está en proceso de construcción y cambio. Es por esto que la identidad mexicana en el siglo XXI es una identidad en construcción. Hay quienes piensan que la identidad nacional va a desaparecer en la globalización. En realidad, las naciones cuando se ven sujetas a la opresión, reaccionan defendiendo su identidad y defendiendo su soberanía, porque si no, desaparecen. Vemos que, en las últimas décadas, a nivel mundial hay un renacimiento de las naciones y una reafirmación de su identidad.


Las identidades en nuestro territorio, se han ido construyendo desde hace más de 40,000 años en que llegaron los primeros habitantes, a través de varias y sucesivas migraciones desde Asia y África.

A lo largo de miles de años, se fueron desarrollando distintas culturas en todo el territorio, e identidades distintas, pero con rasgos comunes. Se hablaban más de 186 lenguas (según Manuel Orozco y Berro) y se construyeron diversos pueblos o naciones originarias. La invasión española, trató de destruir las diversas identidades, tras el mote de “indios”. Pero aquí no había ningún indio, y hay gran diferencia entre un maya, pame, pima, totonaca, mexica, zapoteco, mixteco, huasteco, purépecha, ñañu u otomí, como la hay entre un francés, español, finlandés, belga o italiano.

Las identidades indígenas, en nuestro territorio predominaron miles de años, pero el colonialismo trató de eliminarlas. Se cometió un genocidio tal, que, de los millones de habitantes indígenas, sólo quedaba un millón doscientos mil para 1650. Se arrasaron los pueblos y se satanizó la cultura. A través de la Inquisición se reprimió a quien osara seguir costumbres y tradiciones milenarias.

Se cambiaron los nombres a los lugares, ríos, personas para europeizarlos. Se prestó atención sólo a una de las identidades: la mexica y la maya de una manera vertical y unilateral y en el mejor de los casos se vio a los demás pueblos con la óptica mexica y se les llamó como los llamaban en náhuatl, despreciando su cultura específica. Pero la identidad es persistente, el daño fue muy grave y el trauma profundo, muchos pueblos desaparecieron pero no pudieron acabar con los más fuertes.

La colonización se logró porque los distintos pueblos originarios no estaban unidos, además de otras causas y no estaban unidos porque no eran una sola nación y tenían sus rivalidades. Durante la colonia, las rebeliones indígenas fueron una constante registrándose más de 100 en todo el territorio. De las luchas aisladas y dispersas se llegó a una lucha general que conquistó la independencia. La nación mexicana surgió a lo largo de la colonia en nuestro territorio, surgiendo una población, economía, cultura, psicología social específicamente mexicana. México nació a partir de y junto con las naciones indígenas originarias. En términos étnicos, en 1810, cuando comienza la lucha por la independencia, había en México una cifra aproximada de 3, 700, 000 de indígenas, los indomésticos (predominantemente indígenas) 700, 000, los mestizos, alrededor de 900,000, los criollos unos 200, 000, los negros y afromestizos, alrededor de 650, 000, los españoles apenas unos 60,000.

En nuestro país subsisten tanto la nación mexicana, como las naciones originarias que sobrevivieron al genocidio y la destrucción. La nación mexicana tiene como raíz las culturas indígenas, alimentada de injertos de población, negra, europea-árabe y asiáticos. La población mayoritaria en 1810 era indígena, y en los mestizos predominaba la sangre indígena, también en la mayoría de los mulatos y aún en los criollos había sangre indígena.

Los mexicanos, no somos “mestizos”, según la idea tan difundida de que somos mitad indígenas, mitad españoles e incluso se dice que España es “Nuestra Madre Patria”. La identidad mexicana surgió de la unión de indígenas, mestizos, mulatos, negros y blancos en contra del colonialismo, de los invasores españoles y de su dominio sobre nuestro territorio.

La primera arma del dominio extranjero en un territorio ajeno es la división de la población y el enfrentamiento entre sí de los habitantes. La invasión española fomentó todo tipo de divisiones, trajo el racismo, y la distinción en castas, que no existía, también el patriarcado europeo, colocó a la mujer en la más completa subordinación hacia el hombre, la división en clases dividió antagónicamente a la población, los indígenas quedaron sujetos al encomendero primero y al hacendado después. Otra arma fue el eurocentrismo, que consideraba a los habitantes de nuestro territorio como inferiores y salvajes y a la cultura y la religión europea como la única y la mejor. Se fomentó la visión de nuestros pueblos desde la óptica europea y el autodesprecio de los mexicanos.

Luego de la independencia, tras el colonialismo, se ha ido desarrollando el neocolonialismo y se ha mantenido el predominio de la visión eurocéntrica de nosotros mismos. Los mexicanos tenemos un problema profundo de identidad, pues el sistema político, económico, social y la vida cultural siguen los patrones establecidos hace quinientos años y la explotación de los pueblos indígenas originarios y de toda la nación mexicana continúa. Ahora ya no nos domina España, sino la sucursal de Europa en América: los Estados Unidos Americanos.

En este siglo XXI que comienza, frente a la globalización y los planes de anexión-subordinada de EUA, se plantea de manera aguda el problema de nuestra identidad. Junto con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, estalla la rebelión indígena en Chiapas, y en todo el país se reactivan los movimientos de los pueblos originarios. Los movimientos sociales, regionales y el movimiento democrático se reactiva en todo México. En esos movimientos se gesta la nueva identidad del Siglo XXI.

Nuestra nueva identidad reconoce que nuestra raíz originaria, nuestros cimientos profundos, nuestra identidad persistente está basada en los pueblos o naciones milenarias. También encarna los aportes de los trabajadores afroamericanos, europeos, asiáticos, que vivieron, laboraron y transmitieron su cultura a lo largo de los últimos cinco siglos y se integraron a la cultura mexicana.

Los pueblos indígenas que viven y luchan en México, en sus territorios ancestrales han de ver plenamente reconocidos sus derechos colectivos, para que México pueda desarrollarse y vivir en armonía, eliminando el colonialismo interno que existe desde el siglo XIX. El avance de México, como Nación, pasa por el reconocimiento a los diversos pueblos o naciones indígenas originarias y el establecimiento de relaciones de respeto y ayuda mutua.

El pueblo mexicano, reconociendo su raíz, va a desarrollar plenamente su identidad, que se desarrolla en la unión de todos los mexicanos que viven en nuestro territorio sin distinción de raza, género, edades, formas de trabajo, nivel económico, preferencias sexuales, en la lucha contra el neocolonialismo y el neoliberalismo, de los EUA que buscan la integración económica a través del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y la anexión en materia de energía y seguridad con la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN) también conocida como TLC plus y comenzando la sujeción militar de México al Comando Norte bajo el mando del Pentágono.

Felipe Calderón tras el fraude de 2006, desató la guerra en México por órdenes de Karen Tandy administradora general de la DEA quien se reunió en octubre de 2006 con Medina Mora y García Luna, causando cientos de miles de muertos y decenas de miles de desaparecidos, en 2011 se contaban 200 mil muertos. Genaro García Luna, coludido con el Cártel de Sinaloa, hoy es juzgado en EU. Calderón, prosiguió la integración militar con EU a través de la Iniciativa Mérida, la injerencia del ejército vecino, el sobrevuelo de drones, la acción de agentes armados de EU en México integró a la Armada a ejercicios navales de EU, y al Comando Norte. Este proceso fue continuado por Enrique Peña Nieto quien usó recursos ilícitos en su campaña presidencial y compró millones de votos, con la complicidad del IFE hoy INE. Solapó fraudes como la compra “chatarra” de Agro nitrogenados. Entregó nuestro petróleo con la Reforma Energética, usando 164 millones pesos para sobornar a ex legisladores para su aprobación, nos endeudó más y Peña fue cómplice de los responsables de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, de la masacre de Nochixtlan y la de Tlalaya. Además, impulsó la firma del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá que es un paso más hacia la integración de México a los Estados Unidos de las corporaciones norteamericanas. En ese contexto es de vital importancia construir la nueva identidad de los mexicanos de cara al Siglo XXI.

La nueva identidad se construye en la lucha por la plena Soberanía de nuestro país.

La unión del pueblo, empieza por la unión de los pueblos originarios y la unión de los mexicanos por conquistar plenamente sus derechos, que tiene como base la unión de los trabajadores: indígenas y no indígenas. La nueva identidad además de reconocer plenamente los derechos de los pueblos originarios y la raíz de la nación en la conquista de la soberanía se desarrolla en esta época de la globalización en la que crece la solidaridad, entre los trabajadores de todos los países, y la unión internacional por la conquista de un mundo alternativo, de otro mundo en el que se reconozcan los derechos de todos.

Los trabajadores mexicanos que migran y son criminalizados en EUA, se funden con los trabajadores de ese país que los apoyan con la consigna de: Nadie es Ilegal. Al mismo tiempo se da un profundo movimiento en toda América Latina para reafirmar los intereses de los pueblos frente a los planes imperialistas. En ese sentido la nueva identidad tiene también una connotación internacionalista.

Cada pueblo tiene como tarea conservar y profundizar su propia cultura y a la par tiene la tarea de aportar su propia cultura al tesoro de la cultura universal. Porque a fin de cuentas somos una sola humanidad, con una sola lucha por reconocer los derechos de todos.

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