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VILLA Y ZAPATA CONTRA OBREGÓN Y CARRANZA (3 de 5)

Pablo Moctezuma Barragán

Había caído el dictador y usurpador Victoriano Huerta el 13 de agosto de 1914. Zapata, Villa, Carranza, Obregón habían conducido la lucha contra el porfirista sanguinario y habían triunfado. Las distintas personalidades que habían destacado en la lucha tenían contradicciones entre sí, atrás de las diferencias personales, detrás había intereses de clase distintos. Carranza era un terrateniente liberal que quería un cambio político, pero bajo las mismas estructuras económicas y sociales. Únicamente quería restablecer y actualizar la Constitución de 1857 sin cambios de fondo. Obregón representaba a los hombres de empresa del norte, rancheros, comerciantes, empresarios, que constituían una nueva burguesía favorable a reformar al sistema, pero sin eliminar la explotación de obreros y campesinos. 

Entrada triunfal de Villa y Zapata a la Ciudad de México

Villa y Zapata tenían intereses comunes, representaban a los campesinos del norte y del sur, con sus características propias. En el sur todavía existían con mucha fuerza las comunidades que tenían haciendas. En el norte se había desarrollado un proletariado agrícola. Ambos luchaban contra las haciendas que habían usurpado su tierra a los pueblos originarios. Por eso no fue raro que se diera la alianza entre Villa y Zapata.

Venustiano Carranza entra en contradicción inmediata con las fuerzas de Villa y Zapata. El 5 de septiembre rompe con Zapata, quien el 8 de septiembre en el Cuartel General de Cuernavaca promulga un decreto para ejecutar el artículo 8 del Plan de Ayala, en el que se hablaba de que las personas que se oponían a la Revolución de Ayala sufrirían la nacionalización de sus bienes rurales y urbanos. Era la primera vez que se contemplaba la expropiación de predios urbanos. Los jefes carrancistas, pero para acapararlas ellos, no para los trabajadores y campesinos. ¡Se quedaron con las mansiones de los ricos porfiristas, para quedarse con ellas, y vivir con sus familias en esos palacetes! 

Obregón hizo suya la mansión de Alberto Braniff en el paseo de la Reforma, Pablo González la de Fernando de Teresa en Tacubaya, el resto de los oficiales se apoderó de otras casas, el general Villarreal se instaló en casa de Iñígo Noriega, el general Buelna en casa de Tomas Braniff, José Vasconcelos se quedó con la casa de Luz, una hija de Porfirio Díaz, Lucio Blanco tomó la residencia de Ives Limantour, secretario porfirista de Hacienda, el coronel Breceda en casa de Enrique Creel hacendado de Chihuahua y así los demás jefes carrancistas. Desde entonces se usó el mote “carrancear” como sinónimo de robar.

Mientras que Villa organizó la Convención Revolucionaria a la que se sumaron los zapatistas, Carranza se autonombró como “Jefe del Ejército Constitucionalista, investido del Poder Ejecutivo”, por lo que Villa lo declaró traidor a la revolución urgiendo a realizar las reformas sociales y económicas necesarias. 

El 6 de diciembre de 1914 se encontraron en México los revolucionarios Villa y Zapata. Visitaron el Palacio Nacional y se tomaron la histórica foto donde se observa a un sonriente Pancho Villa sentado en la silla presidencial, teniendo a su izquierda inclinado hacia él en actitud seria a Emiliano Zapata quien no se quiso sentar en la silla. Más tarde dijo” deberíamos quemarla para acabar con las ambiciones”. Zapata rechazaba la concentración del poder en las personas, la política sucia, el poder despótico de los ricos. Porque mantenía vivas las raíces del calpulli, donde el poder radicaba en los consejos y se resolvían los problemas en asambleas. 

La fuerza y la unión que estaban alcanzando las fuerzas populares comenzaron a preocupar muy seriamente a los constitucionalistas. Entonces Carranza, quien era un hábil político, a pesar de que estaba contra la reforma agraria, como lo manifestó cuando el 1º de septiembre de 1913, Lucio Blanco distribuyó entre los campesinos, las tierras de la hacienda “Los Borregos” propiedad del sobrino de Porfirio Díaz, Félix Díaz, que inició el golpe de Estado contra Madero. Y que fue acremente criticada por Carranza. 

Pero astutamente Carranza promulga la Ley Agraria del 6 de enero de 1915, con el fin de quitarle fuerza y banderas a los ejércitos campesinos de Villa y Zapata. Es hasta el 24 de mayo que los convencionistas expiden su ley agraria, es claro que Carranza fue quien llevó la iniciativa política en esos momentos cruciales.

También maniobran los carrancistas para dividir a los trabajadores de la Casa del Obrero Mundial entregándoles locales elegantes como el Jockey Club, el convento de Santa Brígida y la imprenta del periódico “La Tribuna”, además de dinero para formar “Batallones Rojos” para la “lucha contra la reacción” o sea Villa y Zapata. Luego que lo apoyaron, Carranza, ingrato los desmovilizó regateándoles sus haberes. Y cuando en 1916 los electricistas trataron de efectuar una huelga, Carranza les aplicó como amenaza, la pena de muerte. 

En 1915 se efectuó la reforma agraria en Morelos, que, a diferencia de los carrancistas, en la que la tierra se distribuyó arbitrariamente por los jefes militares, la de Zapata reconoció la propiedad de la tierra de los pueblos y comunidades, pudiéndose conservar en propiedad comunal. 

Dos proyectos se enfrentaron. Al abandonar el Puerto de Veracruz, los invasores yankis, le dejaron a Carranza gran cantidad de armamento que se habían acumulado en el puerto a donde llegaron más de diez barcos cargados de toneladas de equipo bélico. A partir de las batallas de Celaya y la derrota de la División del Norte de Pancho Villa, las tropas constitucionalistas comienzan a prevalecer. 

El gobierno del presidente estadunidense Woodrow Wilson reconoce de facto a Carranza prohibiendo todo envió de armas a los ejércitos revolucionarios de Villa y Zapata. Pero el proyecto zapatista continúa, el 26 de octubre de 1915 expide una ley agraria muy radical y publica el Programa de Reformas Políticas y Sociales, el 7 de noviembre aprueban un Proyecto de Ley General del Trabajo en la que sientan las bases para un sistema de relaciones laborales en las que se elimine la explotación entre las personas.

Establecen el derecho de todo trabajador al producto íntegro de su trabajo, jornada de ocho horas, descanso dominical, se prohíbe la vagancia y son considerados vagos los que viven de sus rentas sin hacer un trabajo productivo útil a la sociedad, se fomenta la creación de sociedades obreras, de producción, consumo y crédito, se ingresa al patrimonio municipal las industrias que constituyan monopolios en perjuicio del pueblo, se establece que los Ayuntamientos establecerán fábricas o talleres para los desempleados.  

El 15 de septiembre de 1916 Zapata decreta la Ley General de Libertades Municipales, en la que queda plasmado el proyecto democrático de Zapata, que reivindica la democracia directa y el control del poder desde abajo, desde los municipios. En ella considera que la libertad municipal resulta irrisoria si no se concede a los vecinos la debida participación en la solución y arreglo de los principales asuntos de la localidad, y que los municipios deben tener fondos e ingresos propios, además de que todos los asuntos deben expresarse a la Junta General de todos los vecinos.

Los conceptos zapatistas sobre la tenencia de la tierra no sólo contemplaban el acceso del campesinado a la tierra y al crédito. También fomentaba la creación de cooperativas de consumo y producción para que los campesinos pudiesen producir en mayor escala y con más rentabilidad. 

En 1917 se establecieron las Asociaciones para la Defensa de los Principios Revolucionarios. Se expidieron leyes para que la autoridad fuese conferida a naturales del pueblo con residencia de cinco años, y para poner a la autoridad civil por encima de la militar. Se definió el municipio autónomo como unidad nuclear del gobierno, y un gobernador que tendría que gobernar de acuerdo con un Consejo de tres personas, fomentaban la participación popular realizando asambleas mensuales en cada pueblo. (Continuará) 




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