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21 de marzo: Así era Juárez

Ana Arenas


Todos sabemos que el 21 de marzo del año 1806 nació en Oaxaca, Benito Juárez, quien fue diputado, gobernador, presidente de la República, artífice de la Revolución de Reforma y vencedor contra el Imperio Francés que invadió a México. Nos lo pintan como un héroe de bronce. Pero no nos imaginamos cuan sencillo era, lejano a la soberbia, el protagonismo y el ególatrismo. Hay una anécdota muy conocida que lo pinta solo.



Al dejar la gubernatura de Oaxaca en 1852 Benito Juárez regresa a la vida común y se le nombró Director del Instituto de las Ciencias y las Artes, donde recomenzó sus clases de Derecho civil. En esos días estalló un motín de la reacción que llevaría por onceava vez al poder a Santa Anna, a quien Juárez había enfrentado, por lo que comenzó la persecución contra Don Benito.


En 1848 había negado el refugio en su estado al general veracruzano, quien venía huyendo de sus enemigos, luego de que había perdido intencionalmente todas las batallas frente a invasor norteamericano. A este suceso se ha agregado la anécdota, que, según algunos, contaba el propio Santa Anna, quien molesto por la actitud del oaxaqueño, explicó que “Juárez no había podido superar el haberle servido en Oaxaca, en calzón de manta y descalzo, cuando era joven en la casa de Manuel Embides”. Desde que lo rechazó al querer instalarse en Oaxaca, Santa Anna juró vengarse del entonces gobernador Juárez.


Benito fue aprehendido por órdenes de Santa Anna el 27 de mayo de 1853 y exiliado a Xalapa. Margarita y su familia se quedan en Oaxaca, llenos de angustia. El gobernador permaneció ahí 75 días y se le ordenó marchar a Jonacatepec, al mismo tiempo se le ordenó ir a Perote, pero a su paso a Puebla fue aprehendido por José Santa Anna, hijo del presidente, quien luego de mantenerlo incomunicado lo condujo al tétrico castillo de San Juan de Ulúa, Veracruz, donde le informaron que sería exiliado a Europa. En medio de tantos golpes, recibe uno muy doloroso, en 1853 muere su querida hija Amada, de dos años de edad.


Juárez terminó en Nueva Orleans donde se reunió con los más eminentes liberales, Melchor Ocampo, Ponciano Arriaga, José María Mata, Manuel Cepeda Peraza y con ellos formó una familia de patriotas en el destierro.


El 14 de marzo de 1854 fue pronunciado el Plan de Ayutla, en esa misma población del Estado de Guerrero. Lo promovían Florencio Villarreal, Juan N. Álvarez e Ignacio Comonfort. El primero había sido insurgente de la independencia de México, y el segundo era un coronel relativamente joven. El documento planteaba la necesidad de formar un frente nacional para derrotar al gobierno dictatorial de Santa Anna. Álvarez y Comonfort se pusieron al frente de una tropa de campesinos. Al plan se unieron Benito Juárez, Melchor Ocampo y otros liberales

Se inicia la Revolución de Ayutla en contra del vendepatria Antonio López de Santa Anna que ocupó 11 veces la presidencia de México y se vendió al gobierno de Washington para que nos arrebataran más de la mitad del territorio con la complicidad de Santa Anna. Con la Revolución de Ayutla que inició el Gral. Juan Álvarez se echó a andar la Reforma e inició el principio del fin de los Conservadores y de los intereses del Alto Clero que acaparaban más de la mitad de la tierra rural y urbana.


Desde mediados de 1855, Comonfort había instado a Benito Juárez a que se trasladara al cuartel general de la revolución, en Acapulco. A pesar de que Juárez llegó en julio de 1855 a Acapulco, había sido el más decidido de los exiliados en Estados Unidos a incorporarse a la rebelión del sur, pues en febrero de ese año encabezó el grupo compuesto por José María Mata y José María Gómez, solicitando a Ocampo y Arriaga incorporarse a la lucha en México:

Los que suscribimos deseosos de cooperar al triunfo de la guerra que han emprendido nuestros compatriotas [...] hemos acordado unánimemente trasladarnos al campo de la revolución para allí prestar los servicios que estén a nuestro alcance para el logro de tan sagrado objeto.


La insistencia de Juárez en regresar a México provocó que la Junta Revolucionaria de Brownsville le diera 250 pesos para el traslado a Acapulco. Cabe aclarar que don Benito insistió en trasladarse al sur de México, pues los demás miembros de la Junta se unieron al movimiento de Vidaurri en el norte. En este sentido, vale la pena agregar que si bien es cierto que Juárez llegó en julio de 1855 con Álvarez a Acapulco —un mes antes de la derrota de Santa Anna— los demás lo hicieron hasta octubre de ese año.


Llegó en julio de 1855 a Acapulco tras una estancia de año y medio en Nueva Orleans, luego de escribir a la Junta Revolucionaria de Brownsville.


Cuando Juárez llega al puerto, lo hace con la mayor humildad,  contacta a Diego Álvarez, hijo de Juan Álvarez, con quien se presenta: “Sabiendo que aquí se peleaba por la libertad, he venido a ver en qué puedo ser útil”; así se presentó sin decir que era el exgobernador de Oaxaca; de ahí lo llevaron a la Providencia, sede del campamento de Juan Álvarez, para presentarlo con él, quien sin conocerlo lo recibió como a cualquier recluta casual. Llega andrajoso, empapado por un aguacero tropical y lleno de necesidad. Los rebeldes acogieron contentos al recién llegado, le dan ropas de manta, huaraches y una vieja cobija para dormir. Así se integra al humilde ejército de “pintos” donde le encargan modestas tareas. Cuando se dan cuenta que el recién llegado sabe leer le encomiendan trabajos de escritorio, contestar cartas, etc., una vez que redactaba las cartas las presentaba a firma sin apenas hacerse sentir. Nunca sospecharon la importancia de ese callado señor. Cuenta la anécdota muy difundida que muchos días más tarde, llega una carta de Melchor Ocampo dirigida al licenciado Benito Juárez García, y es cuando, sorprendido, Diego Álvarez le pregunta:


- ¿Es Usted Licenciado?

-Sí señor. - ¿Con que usted es el que fue gobernador de Oaxaca? - Sí señor.

Y rojo de vergüenza le preguntó - ¿Por qué no me había usted dicho esto? - ¡Para qué! ¿Qué tiene ello de particular?

Con esa enorme humildad respondió Juárez, que de inmediato se convirtió en secretario particular del patriota Juan Álvarez, quien una vez que llegó a la presidencia, lo incluyó en su gabinete. En el que Juárez colabora con la Reforma a nivel nacional y aporta la Ley Juárez que desata el proceso transformador.


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