Pablo Moctezuma Barragán
Hace 140 años, el 5 de mayo 1862 ...El invencible ejército francés que no había sido derrotado desde hacía casi 50 años, cuando la batalla de Waterloo, allá por el año 1815, ese ejército por décadas invicto que presumía de ser el defensor del gran Imperio Mundial. vencedor en las batallas de Solferino, Magenta y Sebastopol.
Que se sentían lo máximo al grado que el jefe francés Lorencez le escribió al ministro de guerra" Somos tan superiores a los mexicanos en organización, disciplina, raza, moral y refinamiento de sensibilidades, que le ruego anunciarle a Su Majestad Imperial, Napoleón III, que a partir de este momento y al mando de nuestros 6,000 valientes soldados, ya soy dueño de México”.
¡Oh! sorpresa mundial, los mexicanos derrotamos al invasor ese día histórico, 5 de mayo de 1862. Increíble para Francia, ese gran Imperio mundial, que había ocupado regiones enteras de Asia, África, América. adueñándose de Quebec, Luisiana, Argelia, Túnez, Marruecos, Indochina, Líbano, Guayana Francesa, Guadalupe, Martinica, Senegal. Se consideraba el mejor ejercito del mundo. Con México no pudo.
El 5 de mayo de 1862, el General Ignacio Zaragoza arengó antes de la batalla a las tropas diciéndoles: "Los franceses son los mejores soldados del mundo, ¡¡ ...pero los mexicanos son los mejores hijos de la Patria !!" Ese día lluvioso y glorioso los mexicanos demostraron su amor a su tierra.
Ignacio Zaragoza se forjó en la lucha participando en la Revolución de Ayutla, contra el vendepatria Santa Anna, en la Reforma y en la lucha contra la invasión francesa. Cuando la intervención estadounidense en México en 1847, el joven de 17 años, Zaragoza intentó alistarse como cadete, pero fue rechazado y no pudo defender a su país. Por su valentía e inteligencia en la guerra de Reforma fue promovido a General antes de cumplir 20 años. El joven general de apenas 33 años fue el encargado de dirigir la batalla, en la ciudad de Puebla.
Fue clave la intervención del Batallón Zacapoaxtlas que se formó con gentes de muchas comunidades de pueblos originarios de la sierra norte de Puebla, como Xochiapulco, Tetela, Zacapoaxtla, Cuetzalan, Xochitlán, Nauzontla y otras; con machetes y cuchillo en mano, fueron decisivos para derrotar franceses, a los suavos, tropa de élite del ejército francés, y belgas.
Esta victoria detuvo un año a los invasores. Juárez tuvo la habilidad de dirigir una lucha sin cuartel, la inteligencia para retirarse cuando era necesario de la ciudad de México, a San Luis Potosí, Saltillo, Chihuahua hasta irse al rincón más lejano de la República, de pueblo en pueblo, en una carreta, fue retirándose hasta llegar a Paso del Norte hoy Ciudad Juárez, pero ni él abandonó a su pueblo, ni el pueblo dejó la lucha heroica.
En 1865 parecía que todo estaba perdido. Las grandes ciudades fueron ocupadas por el ejército francés que trajo al príncipe austriaco Maximiliano de Habsburgo a usurpar el poder, para lo cual contó con la ayuda de los traidores mexicanos del partido conservador. Pero Juárez nunca se rindió y la lucha de guerrillas proliferó en el país. Para 1866 la correlación de fuerzas había cambiado. El 15 de mayo 1867 fue la derrota definitiva de Maximiliano, quien fue fusilado en el Cerro de las Campanas el 19 de junio a las siete de la mañana con cinco minutos. Maximiliano creyó hasta los últimos momentos que como era príncipe de sangre azul, simplemente se iba a regresar a Europa en un buque austriaco, en completa impunidad.
No fue así, en la exposición universal de París, feria mundial de gran prestigio, que se había instituido para mostrar el gran prestigio del Imperio francés, llegó la noticia como una bomba: los indios mexicanos habían ajusticiado al miembro de la realeza europea, los príncipes y princesas, el emperador Napoleón de Francia, el zar de rusia, emperador de Japón no podían creerlo. El pueblo de México dio el 5 de mayo, una lección de dignidad. De eso estamos hechos. Dio ejemplo que no hay pueblo en el mundo que sea derrotado siempre que esté unido y organizado.
Esta fecha tan significativa es celebrada cada año por todas y todos los mexicanos, y pueblos amigos, siendo siempre motivo de orgullo.
Pero quien invadió México, Napoleón III y su gobierno pagaron un alto precio en su propio país. La heroica lucha del pueblo de México, encabezado por Benito Juárez jugó un papel, no solo a nivel nacional, sino también en Francia misma y en el terreno internacional pues contribuyó a la caída de Napoleón III y posteriormente al triunfo de esos trabajadores revolucionarios franceses que lucharon en las barricadas para defender la Comuna de París en un 18 de marzo de 1871. Es la primera vez en el mundo que la clase trabajadora toma el poder político en sus propias manos. Por cierto, la lucha del pueblo de México contribuyó al triunfo de las fuerzas republicanas en Francia, por la derrota que le propinamos en 1867 al Imperio Francés que encabezaba Napoleón III, debilitándolo mucho.
La Comuna de París es el primer ejemplo de que los trabajadores tienen su propia agenda y que deben tomar el poder estatal para transformar a la sociedad. La clase obrera reaccionó con independencia y firmeza frente a la traición de la burguesía que claudicó ante la invasión de Prusia e hizo lo que nunca antes se había vivido: construyó su propio gobierno.
Esto marcó la primera toma revolucionaria del poder del Estado por parte del proletariado y una de las páginas más gloriosas en la historia de la clase obrera internacional, ya que defendió su propia agenda y decidieron su papel en la sociedad sin ir como siempre había sido a la cola de la burguesía.
La Comuna se constituyó a sí misma en el gobierno y se sostuvo dos meses promulgando decretos revolucionarios, como la autogestión de las fábricas abandonadas por sus dueños, la creación de guarderías para los hijos de las obreras, la laicidad del Estado, la obligación de las iglesias de acoger las asambleas de vecinos y de sumarse a las labores sociales, la remisión de los alquileres impagados y la abolición de los intereses de las deudas, la abolición del trabajo nocturno en las cientos de panaderías de París; la abolición de la guillotina.
El Consejo de la Comuna, terminó con el alistamiento y reemplazó el ejército convencional con una Guardia Nacional de todos los ciudadanos que podían portar armas. Decretó la concesión de pensiones para las viudas de los miembros de la Guardia Nacional muertos en servicio, así también como para sus hijos; la devolución gratuita de todas las herramientas de los trabajadores, a través de las casas de empeño estatales; se pospusieron las obligaciones de deudas y se abolieron los intereses en las deudas. Otra legislación proyectada trataba de reformas educativas que permitirían que la educación y la práctica técnica fueran disponibles para todo el mundo.
Se nombró este Consejo que no era de representantes, sino de delegados que podían ser depuestos y realizaban funciones tanto legislativas como ejecutivas. Esto es importante pues unía la responsabilidad de elaborar normas y responsabilizarse de implementarlas, rompiendo con la vieja separación de poderes propia del liberalismo. Además, se organizaron a los pobladores en sus barrios para satisfacer necesidades sociales. Se daba material escolar gratuito y se estableció un orfanatorio.
Había asambleas locales bajo la dirección de los trabajadores que tomaban decisiones sobre toda la problemática que los afectaba y el control de la vida social por parte de ellos mismos. Una cuestión fundamental fue la amplia unidad en el movimiento obrero y popular. El pueblo sencillo tomó el control del gobierno haciendo a un lado a los grandes “especialistas” que huyeron.
Otras medidas revolucionarias tomadas por la Comuna para desmantelar el viejo aparato estatal y establecer el nuevo incluyeron: la elección de funcionarios públicos como jueces, sujetos a destitución en cualquier momento; la separación de la iglesia del estado; determinando que la cuestión de la religión es una cuestión íntima, privada.
La Comuna surge de la guerra entre burguesías de distintos países europeos, ya que Napoleón agredió en 1870 a Prusia y fue derrotado y en medio del sitio sobre París fue cayó su gobierno el 4 de septiembre de 1870. Tras la derrota del Segundo Imperio se declaró la República. El nuevo gobierno francés capituló frente al ejército prusiano enemigo y colaboró con ellos para desarmar a los trabajadores quienes resistieron y derrotaron al gobierno burgués atrincherado en Versalles. Así fue como los trabajadores implantaron su propio gobierno y el 26 de marzo se eligió la Comuna de París la que fue proclamada dos días después.
La Comuna de París, fue aplastada por el ejército francés en cooperación con el prusiano, demostrando cómo a final de cuentas se une la burguesía cuando ve en peligro sus intereses. La represión fue absolutamente brutal, siendo asesinados miles y miles, no solo de comuneros sino de pobladores de París. La lucha en México contra la invasión francesa provocó la rebeldía también de los trabajadores franceses que aprendieron que el mundo viejo tiene que ser derrotado y sobre sus cimientos se ha de construir la nueva sociedad en la que no existan invasiones ni explotación. Este 5 de mayo es motivo de festejo y alegría. ¡VIVA EL 5 DE MAYO!
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