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A UN AÑO DEL TRIUNFO DEL 1o DE JULIO DE 2018

Lucía Pérez


La derrota contundente del régimen del PRI y el PAN, que llevó a México al neoliberalismo y el neocolonialismo, que endeudó al país y con las privatizaciones abrió las puertas de par en par al dominio de empresas extranjeras en minería, energéticos, etc Que aprobó un Tratado de Libre Comercio que destruyó la economía nacional provocando migración, criminalidad, pobreza y extrema explotación, que reprimió al pueblo constantemente, como en 1957 y 58 ,1965,1968, y últimamente en Nochistlan, Ayotzinapa, Tlatlaya, Atenco, Aguas Blancas …así como la militarización a la que se llevó al país. El daño que causó al país y a su soberanía el régimen del PRIAN son inconmensurables.


Si en una época el enemigo de México era el Rey de España, luego Santa Anna, Porfirio Díaz hoy el enemigo es el PRIAN y sus arquitectos: Salinas y compañía. El triunfo de Andrés Manuel López Obrador fue producto de la lucha de décadas de un pueblo cansado de corrupción, entreguismo al extranjero y violencia.


La victoria del 1º de julio, demuestra una vez más que no hay fuerza en el mundo que detenga a un pueblo unido y organizado. La unión hace la fuerza y 30 millones de mexicanos fuimos capaces de derrotar a un régimen apoyado plenamente por la oligarquía, las corporaciones, y las potencias imperialistas y repudiado por la gran mayoría de los mexicanos, pero la mayoría de manera pasiva y desorganizada.


La valentía y tenacidad de Andrés Manuel López Obrador lo llevó a dirigir este gran esfuerzo colectivo. López Obrador, al culminar la derrota del viejo régimen emula la hazaña de Iturbide e Hidalgo, Comonfort y Juárez, Madero y los Flores Magón de iniciar una profunda transformación.


El nuevo gobierno que apenas tiene 6 meses ya ha logrado avances como son el combate a la corrupción, privilegios, abusos, excesos, fin a la pensión de expresidentes, cierre de la mansión de los Pinos y venta de aviones y vehículos de lujo, el combate al huachicoleo, la reducción de compra de gasolinas del extranjero y el rescate de PEMEX para que México sea autosustentable en gasolina, la cancelación del proyecto del Aeropuerto de Texcoco que afectaba a comunidades como Atenco y al medio ambiente, y que estaba en un lugar que se hunde, el haber sostenido al peso, los programas sociales, el aumento al salario mínimo y el respeto a las huelgas de Matamoros, así como el compromiso de rescatar a los mineros de Pasta de Conchos, la voluntad expresada de resolver el problema de desaparecidos, derogación de la reforma educativa, combate a la evasión fiscal, comienzan a liberarse presos políticos, el sostenimiento de la economía etc.


Quedan pendientes como el de enfrentar deuda externa y expoliación de corporaciones con megaproyectos nocivos, castigo efectivo a los corruptos del pasado, mantener la independencia frente a Estados Unidos, el apoyo al sector salud y al educativo, respetar los derechos humanos de los migrantes, que se cumplan los compromisos pendientes etc y rectificar malas decisiones de Hacienda que debe efectuar los recortes con bisturí y mucha sensibilidad, cosa que no ha hecho.


Estamos en el comienzo de una nueva transformación. Históricamente nunca han sido ni fáciles, ni lineales, ni mágicas las transformaciones, pero es un hecho que el pueblo de México ya está decidido a cambiar su situación. Existe la necesidad de que el pueblo se una y se organice. Que no se caiga en la polarización y divisionismos y que se desarrolle la renovación democrática en México y que demuestra que ¡El pueblo manda!

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