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Capitalismo y patriarcado. Rol de la mujer.

Miriam Elizabeth Zavala Navarrete

El actual contexto neoliberal, ha empeorado las condiciones cotidianas que viven las mujeres y las niñas, y mientras no se preste atención en la importancia que cobra el sistema capitalista, a la hora de hablar sobre violencia feminicida, machista y patriarcal, los esfuerzos jamás serán suficientes.



El derrocamiento del imperio capitalista, se traduciría en el derrumbe del patriarcado, ya que ellos se entrelazan, se justifican y se sostienen entre sí; el uno ha posibilitado la existencia del otro. Lo podemos ejemplificar con gran facilidad al abordar el tema de la prostitución, la cual se mantiene gracias a la mercantilización de los cuerpos tanto de niñas como de mujeres, que se ven orilladas a ofrecer sus cuerpos como mercancías a cambio de dinero por encontrarse inmersas en condiciones de pobreza y marginalidad, y en casos más alarmantes, mujeres y niñas son arrebatadas del núcleo familiar para traficar con sus cuerpos, sometiéndolas a decenas de violaciones (incluso por día), para generar ganancias económicas, (encontramos lo anterior como signos de esclavitud moderna, que no son radicalmente combatidos por el estado y sus instituciones). La industria pornográfica es otro ejemplo de la relación entre el capitalismo y el patriarcado: quienes producen ese tipo de contenido, encuentran en ello cuantiosas ganancias a costa de los cuerpos humillados y maltratados de las mujeres que acceden a participar en vídeos pornográficos, debido a las escasas oportunidades que el dúo capitalismo/patriarcado nos brinda como mujeres, y que, hasta hoy, impera tanto en el país como a nivel global.


Pero los perjuicios que acarrea esta complicidad mutua, no se limitan al plano sexual (que en mi percepción, es una de las consideraciones más graves), las mujeres encontramos desventajas en cualquier lugar y en todas las posibles circunstancias; a la hora de buscar empleo, nos vemos violentadas, pues independientemente de las capacidades, un hombre tendrá mayores probabilidades de adquirir el trabajo, incluso cuando ya nos encontramos empleadas, nos encontramos que aunque el trabajo sea el mismo, los varones ganan más; por si fuera poco, resulta que aparte de un menor salario a igual trabajo, las labores domésticas son totalmente asignadas a la mujer, sin percibir ningún tipo de ganancia, sin derechos laborales ni reconocimiento. Cuando pretendemos salir a la calle, nos encontramos en una amenaza constante de ser violadas, ultrajadas, torturadas y desaparecidas con total impunidad. Si queremos denunciar que hemos sufrido violencia de parte de nuestras parejas, las mismas autoridades nos exhortan a no hacerlo. Nos encontramos en una total indefensión, en la que siempre somos encontradas culpables cuando nos violentan.


Debemos recordar que, sin el trabajo no remunerado de las mujeres, es imposible la acumulación del capital; por eso enfatizamos que el patriarcado le hace el juego sucio, en cuanto al rol de la mujer, al capitalismo salvaje.


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