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CONSTRUYENDO ACUERDOS: MÉTODO

Congreso de la Soberanía.


Para construir acuerdos en un colectivo es muy importante llevar una discusión sana y no viciada. Es preciso centrarse en las ideas y argumentos y no en las personas. Cada quien da una propuesta y esta se va afinando con la intervención del grupo. Las propuestas se enriquecen con argumentos o se mejoran con precisiones y complementos, en este sentido es importante nunca descalificar, porque ello lleva a que se vicie el proceso. Es mejor ir avanzando y construyendo.



Las ideas son del colectivo, no son exclusividad de una persona. Cuando apoyamos una propuesta, estamos a favor de esa idea. Es muy peligroso centrarnos en las personas, tanto a favor como en contra. “Yo estoy de acuerdo con Juana”, “Yo estoy contra Chana”, porque eso a la larga puede llevar a una dependencia a todo lo que diga una persona, tenga o no tenga razón y también a estar en contra de todo lo que diga alguien, que a lo mejor ha dado malas ideas, pero en un punto dado puede tener la razón y hay que dársela.


Desde luego tenemos que desterrar los insultos, apodos, burlas, o distorsionar, tergiversar lo que otro dice. Porque entonces se forman círculos viciosos y no se llega a nada. Recordemos que lo que platiquemos en colectivo no es persona y aunque queramos mucho a alguien o lo odiemos hay que escuchar su idea y formarnos nuestro propio juicio.


Muchas cabezas piensan más que una. No existe nadie tan “genial” que pueda dar las ideas sin equivocarse o limitarse. Todos debemos de consultar, intercambiar, escuchar, sopesar las posturas de los demás. La actitud de que fulano “lo sabe todo” o peor aún de que “yo lo sé todo” es mucho muy dañina. Es entre todos, juntos en equipo como podemos ir avanzando. Si dejamos todo en manos de una persona, nos puede llevar al despeñadero y ni cuenta nos damos. Por eso siempre hemos de trabajar juntos y escucharnos todos y cada uno.


También es necesario tener reuniones breves e intervenciones breves, porque si no pueden existir reuniones tan largas que cansan y ya nadie sigue el hilo o de plano se van. Y tener esa capacidad de sintetizar y no irnos todo el tiempo por las ramas. La reuniones interminables y viciadas son uno de los grandes vicios que han impedido al pueblo organizarse. Ese lastre ya hay que tirarlo. Ir al punto. En cada reunión hay una agenda y un tema. Es muy negativo el dispersarse, sacar otros temas, no llegar a nada. Por eso tenemos que enfocarnos en el punto. Y el moderador debe jugar un papel en la conducción de la reunión para que de frutos.


Debemos desarrollar nuestro propio pensamiento, ser independientes y claros, generar nuestras propias ideas, entonces si aprobamos todo lo que diga alguien, aunque generalmente tenga la razón nos vamos a volver “seguidistas” y además, aunque alguien tenga la razón generalmente, eso no quiere decir que su idea se puede afinar y mejorar.


Además, las personas siempre pueden llegar a faltar por una u otra razón y si dependemos de un “líder”, no nos desarrollamos ni como personas ni como organización, el día que el “líder” falte o peor aún que se desvíe o abandone la lucha, no vamos a estar preparados para seguir el camino. El seguir a un líder fue el gran error de los siglos XIX y XX. Faltando el líder todo se desviaba o por seguir al líder se causaba gran destrucción, como sucedió con los traidores. Así se liquidaron grandes procesos revolucionarios. Vivimos en el siglo XXI y aprendiendo de la experiencia de siglos podemos mejorar la comunicación entre los seres humanos.

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