El genocidio en Gaza y quienes lo niegan
- Mexteki

- 11 sept
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Gilbert Achcar. Jacobin. 6 de septiembre de 2025
Traducción: César Ayala (extracto)
Los sionistas suelen insistir en que el uso de la palabra «genocidio» para describir las acciones de Israel en Gaza resta importancia a otros crímenes cometidos en el pasado. Sin embargo, tanto en escala como en intención, la destrucción de Gaza por parte de Israel se ajusta estrechamente a los genocidios históricos. (…)
Desde el comienzo de la respuesta israelí a la Operación Inundación Al-Aqsa el 7 de octubre de 2023, quedó claro que el Estado sionista había iniciado una guerra más mortífera y destructiva que todas las anteriores. (…) Tres días después, el 13 de octubre de 2023, menos de una semana después de que comenzara la tragedia, Raz Segal, profesor de estudios sobre el Holocausto y el genocidio en la Universidad de Stockton en Estados Unidos (y ciudadano israelí), publicó un artículo explosivo en la revista progresista estadounidense Jewish Currents, en el que comentaba lo que había comenzado a desarrollarse en Gaza bajo el título «Un caso clásico de genocidio ». Segal señaló la cruda realidad de la proliferación de declaraciones de funcionarios israelíes que indicaban una intención explícita de genocidio, junto con el asesinato indiscriminado de civiles de Gaza y los llamamientos, así como las medidas, destinadas a su desplazamiento. (…)
Un año después del inicio de la invasión, comenzaron a multiplicarse las condenas de lo que estaba ocurriendo en Gaza como genocidio, ya fueran emitidas por organizaciones jurídicas, organizaciones de derechos humanos o grupos académicos. Entre ellas se incluyen, entre otras, las acusaciones formuladas por la Corte Penal Internacional y la Corte Internacional de Justicia, los informes publicados por Amnistía Internacional, Human Rights Watch, el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la situación de los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados desde 1967 y, más recientemente, por dos organizaciones israelíes: el Centro de Información Israelí para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados (conocido como B’Tselem) y Médicos por los Derechos Humanos.
La posición más reciente y contundente al respecto es la resolución emitida por la Asociación Internacional de Estudiosos del Genocidio el 31 de agosto, que fue apoyada por el 86 % de los que votaron entre sus quinientos miembros. El reconocimiento de que lo que está ocurriendo en Gaza es un genocidio se ha generalizado tanto que el debate ha pasado de la acusación de que la etiqueta de genocidio es tendenciosa a la acusación de que el rechazo de esta etiqueta pertenece a la categoría de negación del genocidio (que también incluye la negación del Holocausto). Esta acusación fue formulada con contundencia por Daniel Blatman, historiador israelí especializado en la historia del Holocausto y profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén, en un artículo publicado en Ha’aretz el 31 de julio titulado «La identidad de víctima que Israel ha construido a lo largo de generaciones alimenta ahora su negación del genocidio en Gaza».
Uno de los ejemplos más deplorables de negación es un artículo publicado en el Jerusalem Post por la abogada israelí Nitsana Darshan-Leitner, presidenta del Centro Jurídico de Israel (Shurat HaDin), que defiende al Estado sionista ante la Corte Penal Internacional. El artículo, publicado el 28 de julio, puede haber contribuido a incitar a Blatman a escribir el suyo. En él, la abogada responde con vehemencia a Omer Bartov, también profesor de estudios sobre el Holocausto y el genocidio, que imparte clases en la Universidad de Brown, y que había publicado un artículo en el New York Times el 15 de julio titulado «Soy un estudioso del genocidio. Lo reconozco cuando lo veo».
El deplorable mensaje del artículo de Darshan-Leitner alcanza su punto álgido cuando critica la descripción que hace Bartov de las acciones de Israel como genocidio, argumentando que «devalúa» el término y «borra el horror único» de los genocidios reconocidos internacionalmente, entre los que la autora menciona lo ocurrido en Bosnia. El hecho es que el genocidio bosnio, durante la guerra de Bosnia en la primera mitad de la década de 1990, causó la muerte de aproximadamente 30 000 personas y desplazó a aproximadamente un millón de no serbios de un total de 2,7 millones (es decir, el 37 % del total).
Entonces, ¿qué hay de lo que está sucediendo en Gaza, donde el número de muertos directos ha alcanzado hasta ahora aproximadamente los 64 000 (sin contar los muertos desconocidos bajo los escombros y las muertes indirectas, que superan con creces a las directas) y el desplazamiento de aproximadamente dos millones de personas de una población total de 2,2 millones (es decir, más del 90 %)? ¿Cómo puede este resultado e mente horrible «devaluar» el concepto de genocidio y «borrar su horror único» en comparación con lo que ocurrió en Bosnia?
La verdad, cada vez más difícil de negar, es que el genocidio que se está produciendo en Gaza, tanto por su proporción con respecto a la población total como por el grado de brutalidad de los perpetradores, ya ha pasado a la historia como uno de los casos más horribles de genocidio que ha visto el mundo desde la Segunda Guerra Mundial. Este genocidio es obra de un Estado industrializado cuya distinción tecnológica, respaldada por el Estado más poderoso de la Tierra, le ha permitido distinguirse por su barbarie.





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