Pablo Moctezuma Barragán
Termina el año dos mil 20 que será recordado como el año de la pandemia. Uno de esos años que quedan grabados para siempre en nuestra historia. Ya en el pasado, la época colonial nos trajo muchas epidemias. Veamos. Antes de la invasión española, el Anáhuac era salubre, tenían costumbres muy limpias. Existían drenajes y procesaban desechos orgánicos.
Luego, un esclavo contagiado de viruela llegó con los invasores españoles ese mal diezmó a la población entre tantas víctimas cayó el tlahtoani Cuitláhuac, quien murió invicto.
La segunda epidemia ocurrió en 1531 a causa del sarampión que trajeron los españoles y se propagó rápidamente entre los indígenas que lo llamaron “Tepiton zahuatl”, que quiere decir lepra chica.
En 1545, hubo una epidemia de salmonela “Cocoliztli” le llamaron que después de 5 años mató al 80% de la población del Anáhuac.
Una vez más en 1555 se desató la viruela y el sarampión, agravada por los trabajos forzados, el hambre y las malas condiciones de vida por el pago de tributos y la esclavitud que sometía a los trabajadores a una vida miserable.
La peste de 1576 a 81 causó gran daño y en 1596 se desató una epidemia tanto de sarampión, como de paperas y tifus. La enfermedad se cebaba sobre los pueblos originarios a causa de la desnutrición y falta de vivienda higiénica. Conforme se generaliza la miseria se dan condiciones para que se propaguen las epidemias.
La del tifus de 1695 causó muchas muertes entre ellas la de Sor Juana Inés de la Cruz que contaba apenas con 46 años.
En 1736, azotó, la llamada “gran Matlal zahuatl o tifo. Esta pandemia diezmó a la población de la Nueva España. Fue la peor epidemia y duró tres largos años. La propagaban los piojos, las pulgas, las garrapatas o las chinches que pueden trasladarse por medio de ratas o animales domésticos. Y hubo más víctimas entre los indígenas y los pobres. Cuando la “gran Matlalzahuatl” no había cementerios, ni hospitales, ni médicos suficientes para tratar a los enfermos.
En una sociedad colonial y racista, había pocos médicos y para ser autorizado legalmente a practicar esta profesión, el aspirante debía ser “de buena familia, de nacimiento legítimo y de sangre española” pero los españoles eran una ínfima minoría. Otras epidemias se registraron en 1761 ,1779, 1784, 1797.
No había fondos para la sanidad. En la Ciudad de México, el lago lo usaron como cloaca, no limpiaban los canales, tiraban los desechos a las calles, y cundía la corrupción en el control sanitario del abasto. Si hubieran atendido la salubridad pública, no habrían ocurrido las frecuentes epidemias. En 1807 hubo otra de tifus en la que, por cierto, fallece la madre de Leona Vicario.
Luego de la Independencia, sufrimos el virus en 1830 y la cólera en 1833 que mató a cientos de miles de personas en todo el país. La cólera se manifestó luego en 1850 y 1854 y 1882. Ignacio Zaragoza murió de tifus en 1868. En 1883 azotó la fiebre amarilla a Mazatlán la trajeron marineros de Panamá. En esa epidemia murió nuestra Angela Peralta, en ese entonces, la mejor cantante del mundo quien llegó al puerto para una actuación. Posteriormente en 1902 Mazatlán fue azotada nuevamente ahora por la peste negra.
En 1918 nos pegó la influenza española que dejó 500,000 muertos en México. El avance médico contuvo con más éxito las epidemias de la gripe asiática de 1957, la de Hong-Kong de 1968, la aviar de 1997 y 2003, y la del 2009 y se pudo contener la fiebre hemorrágica del Ébola.
Hoy sufrimos la peor pandemia en décadas. Es mundial y en México ha causado más de 125 mil muertos. No cabe duda de que la mala nutrición, la obesidad, la comida chatarra, la insalubridad y un sistema de salud en ruinas. Situación heredada de los gobiernos del PRIAN y del neoliberalismo y neocolonialismo y causada por recetas impuestas por el Fondo Monetario Internacional que bajaron salarios, subieron impuestos, causaron miseria, provocaron continuos recortes en salud desde hace 40 años. Políticas que han causado el agudizamiento del daño de la pandemia en nuestro país. Logremos todas y todos que el año dos mil 21 sea el de la recuperación. Ya comenzó la vacunación. A nivel personal debemos tener todos disciplina y responsabilidad social, extremar cuidados, levantar nuestro sistema inmunológico es clave para derrotar al Covid-19, hay que hacer ejercicio, tomar el sol, consumir verdura, fruta, proteínas y no chatarra.
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