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GRANDES EMPRESAS, GRANDES ESCLAVISTAS

¿Comprarías productos hechos por esclavos?

Emiliano Arango

Frutas y verduras que se consumen en Europa son producidas en Armenia por esclavos migrantes ilegales que provienen de Marruecos. Los dueños de plantaciones en España amenazan a los esclavos con la deportación y los mantiene cautivos generándoles deudas impagables. Se mantienen aislados del resto de España y Europa para evitar intervenciones. La esclavitud moderna, ya que es ilegal, permite que el precio de los esclavos sea muy bajo. Cuando los esclavos se lastiman, los dejan morir ahí mismo.

La esclavitud moderna es uno de los pilares de la economía global. En India, por ejemplo, que se jacta de ser un estado en desarrollo tiene de 20 a 30 millones de esclavos que generalmente son quienes no tienen casta y tradicionalmente han sido esclavizados. Se les esclaviza por medio de deudas y aunque está prohibido en India es una práctica común. En trenes se envían niños de los estados pobres del noreste de la India por un costo de 12 euros por niño.

Los productos que producen los esclavos llegan a Europa y todas las regiones del mundo en forma de pescados, verduras, chocolate, ropa, etc. El chocolate es un notable ejemplo de esta esclavitud. En Costa de Marfil se produce el 80% del chocolate que se vende en los supermercados de Europa. Este cacao es cosechado por niños que son traficados, secuestrados o inclusive entregados a traficantes por sus mismos padres quienes son forzados por la pobreza y por falsas promesas. Se les promete pagos y fincas, pero no lo hacen. Las empresas chocolateras firman acuerdos para acabar con el trabajo infantil y no llevan a cabo ninguna acción real. Inclusive bloquean a investigadores, periodistas y defensores de los derechos humanos. Nestlé tiene fuertes lazos con las autoridades de Costa de Marfil y estos gobiernos cobardes cancelan las visas de estos luchadores. Los investigadores sobre el tema inclusive son asesinados o desaparecidos.


Otro campo en donde ocurre lo mismo es el coltán, producto importante en la producción de teléfonos celulares, en Congo Oriental. Niños y jóvenes son esclavizados para obtener este producto en minas en donde viven hacinados, entran en túneles de minas y pasan a veces días en ellos extrayendo los minerales. En algunas minas reciben un mísero salario y en otras los mantienen cautivos por medios violentos. Igual que en el chocolate, es imposible entrevistar a los directivos de Nokia, por ejemplo. Se vendieron en 2014 unos 2 mil millones de teléfonos celulares en todo el mundo.

El oro es un ejemplo más de las mismas prácticas esclavistas. Este oro llega a nuestras manos y no contemplamos que proviene de la esclavitud. La desaparición forzada y trata de personas son la terminología moderna para las prácticas de esclavitud. Inclusive en países como Alemania existe esta trata de personas, generalmente migrantes “ilegales” que son amenazados con la deportación y permanecen cautivos en empresas que basan sus ganancias en esta explotación.

En 2012 la ONU sancionó principios rectores para la Economía y los Derechos Humanos. Los corruptos y cobardes gobiernos de los países, cooptados por las empresas, retrasan permanentemente la implementación de estos acuerdos y la legislación respectiva. Las empresas simulan promover el desarrollo de los países en vías de desarrollo cuando en realidad promueven la esclavitud y la destrucción del medio ambiente, corrompen a los gobiernos, acaban con la cultura y las relaciones sociales, generan pobreza, miseria y destruyen todo a su paso. Y de esta manera se produce una enorme cantidad de productos que se consumen a nivel mundial, mismos que duran poco y tienen que reponerse o se consumen constantemente como el chocolate, perpetuando este triste círculo capitalista, explotador y ambicioso que concentra más y más la riqueza y acentúa la pobreza.

Vean este video de DW en donde queda muy clara esta práctica inmoral de las grandes corporaciones que nos proveen de “bienes de consumo”:


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