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Julian Assange y las maniobras del imperialismo.

Por Rocío Luna

Con gran indignación ha contemplado el mundo el cerco, la traición de Moreno presidente de Ecuador, su violación al derecho de asilo y los requerimientos de EU de extradición para juzgar a Julian Assange en su territorio. Con gran admiración se evalúa la valentía de Assange de ejercer sin cortapisas el derecho de información y la libertad de expresión y existe la demanda general de liberar a Julian, que es un preso político. También con preocupación se contempla como Washington termina por manipular la información a su favor.

Desde la detención de Julian Assange el pasado 11 de abril, volvió a mi mente una recurrente pregunta que hacíamos unas compañeras de la universidad y yo en algunas charlas de café que sosteníamos. Y es la siguiente: ¿Al imperialismo a lograr volver a su favor las infiltraciones que Assange hizo por medio de wikileaks? Mi respuesta siempre fue que si.

Y es que al contrario de lo que se piensa, la información infiltrada tras la masiva difusión de documentos militares y diplomáticos confidenciales en 2010 (material que incluyó desde abusos de soldados estadounidenses en las guerras de Afganistán e Irak, hasta lo del espionaje a muchos líderes mundiales), no sólo no afectó la imagen del gobierno de Estados Unidos, sino que gracias a las manipulaciones de Washington terminó por favorecerla.

Si lo anterior es verdad ¿Cómo lograron que una violación flagrante a la Ley de Espionaje de 1917 de los Estados Unidos, vino a beneficiar a la imagen del gobierno a casi 100 años después de su promulgación? Para poder responder a esta pregunta es necesario partir de un breve análisis del discurso ideológico imperialista del actual modo de producción; el capitalismo.

Los Estados Unidos junto con Inglaterra conforman el imperio más rico, agresivo y expansionista de la historia del mundo. Si viéramos a éste como si fuese un salón de clases, ellos vendrían hacer el papel de bravucones, los miembros de la OTAN su banda de achichincles y el resto del mundo el de papel víctimas. Entonces, visto así, el que el salón se entere de que los bravucones son unos verdaderos bravucones, sólo favorece a los bravucones mismos. Su dispositivo de terror ha hecho efecto y cumplido su función.

Assange y Wikileaks tuvieron la valentía de filtrar información delicada. Ahora, las infiltraciones de los documentos del Pentágono que hizo Julian Assange, sólo vinieron a confirman lo que todo mundo sabía. Los abusos y los asesinatos de la población civil en Afganistán, Irak y Libia, el espionaje, la conspiración y derrocamiento de líderes políticos, así como violaciones a los derechos humanos y al derecho internacional.


Y es que no existe mejor demostración de fuerza, que ostentar el poder imperialista por medio de abuso y la arrogancia. Tal es el grado de desarrollo de las fuerzas productivas-destructivas de las los Estados Unidos y sus aliados, que pueden gozar de la impunidad al cometer crímenes de guerra y de lesa humanidad desde que se disolvió la URSS, sin que haya ahora quien exija justicia y le haga un verdadero contrapeso.

El capitalismo y su violencia no han dejado de transformarse desde su origen, hoy ya en una fase superior, en su fase imperialista ha logrado transformar en mercancía todo objeto práctico sobre la faz de la tierra, entre ellos el pensamiento crítico. A tal grado llega el poder mediático de los Estados Unidos y sus aliados, así como de sus aparatos ideológicos, que han hecho de Assange un producto más de la mercadotecnia, un producto desechable que una vez que ya no genere dividendos políticos como económicos, se le desechará sólo para después, acaso, volverlo a reciclar.

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