Mouris Salloum George (*) 21 de febrero 2021. Voces del Director
Como ya va siendo costumbre, en las áreas gubernamentales que tienen que ver con los espinosos asuntos de los temas estratégicos para la seguridad nacional, ningún previsor de conflictos ha reparado en considerar las violaciones al clausulado del T-Mec que pueden derivarse de las actividades ilícitas en el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana.
Se trata de una demasiado alta de brincar, la que supone el ceñirse a las condiciones que el actual gobierno suscribió en los paneles bilaterales México – Estados Unidos sobre las condiciones jurídicas en las que se desarrollan las relaciones obrero patronales en la industria petrolera. Y en este caso, como en muchos que vendrán alguien tiene que parar la oreja.
Las sanciones en la relación comercial bilateral pueden ser demasiado graves, al grado de paralizar fuentes de empleo y servicio en la industria, merced a la falta de acuerdos y del cumplimiento puntual de las cláusulas del Tratado, uno de los trece que están en vigor, pero para nosotros el más delicado.
Carlos Romero Deschamps, el eterno cacique sindical de la industria, nunca se ha ido. Muchos de los contratos colectivos de trabajo con Pemex han sido firmados sin la representación obrera los últimos dos años. La influencia de Romero Deschamps en el sindicato nacional y en las 36 secciones que lo integran es definitiva, sin tener la titularidad de esa representación.
La empresa ha tomado el camino fácil de pasar por encima de las leyes constitucionales y laborales para hacer realidad en el papel la conducción de esa entelequia. La constante es la violación a los derechos obreros y a los intereses superiores de la empresa productiva al servicio del Estado.
En todos los frentes nacionales de la resistencia petrolera se protesta porque Romero Deschamps sigue manejando el sindicato y sus secciones a su antojo, así como la nómina empresarial y las secciones en todo el país, sólo porque el viejo líder señala que tiene un pacto de impunidad con el sistema en su conjunto, entiéndase al máximo nivel.
Los diarios europeos señalan que en los expedientes de investigación que han sido desestimados por improcedentes por la Fiscalía General de la República, sobresalen ilícitos de peculado, tráfico de influencias, operaciones inexistentes, manejos perjudiciales al patrimonio de terceros, usurpación de funciones y ejercicio ilícito del servicio público.
De doce carpetas de investigación contra Romero Deschamps, la FGR ya cerró nueve, sólo quedan tres a cargo de la Unidad de Inteligencia Financiera, que ya sabemos en qué van a acabar.
Aunque en las pesquisas se señalan una serie de depósitos, transferencias y compras personales de propiedades en el extranjero, fundamentalmente en Estados Unidos, que no se justifican y apuntan a esquemas de lavado de dinero, sin una sola orden de captura.
Esto de alguna manera era el pan y la sal en el manejo del poderoso sindicato, claro bajo otras condiciones internacionales más permisivas y laxas. Pero las condiciones en el T- Mec cambiaron el panorama, y el gobierno nada de muertito ante los problemas gigantescos que se avecinan, que pueden paralizar casi todo el conjunto de actividades industriales que dependen del petróleo.
La costumbre que va siendo la norma, consistente en ignorar los asuntos relevantes para la seguridad nacional debe tener un límite, sobre todo en este renglón, prioritario para cientos de miles de trabajadores y para la nación toda. La cuestión petrolera debe ser zanjada antes de que eso, lo inevitable, suceda.
Esperemos que alguien tome la delantera antes de que también se reviente esa liga, de por sí delgada y peligrosa. ¿O seguimos siendo una nación de pactos en lo oscurito?
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.
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