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LA INDUSTRIA DE LOS ALIMENTOS PROCESADOS ACABA CON NUESTRA SALUD

Por Izcuauhtli Paz


La industria de los alimentos procesados en México está en manos de grandes gángsters capitalistas a quien no les interesa el uso desmedido del agua y la contaminación que generan en sus procesos de producción. Por supuesto tampoco les importa el daño a la salud que sus productos ocasionas. Operan hacia un solo fin el enriquecimiento de los bolsillos de unos cuantos.



Es común que a los alimentos procesados agreguen colorantes, emulsionantes, conservadores, potenciadores de sabor como el glutamato monosódico (GMS), todos ellos los encontramos en salsas, cremas de sobre, pastillas de caldo, alimentos precocidos, productos cárnicos procesados, jamón, queso, tomate, comida chatarra, este compuesto aumenta la palatabilidad y genera que aunque el organismo se encuentra satisfecho siga existiendo el deseo de seguir comiendo hasta un 40%. La industria alimentaria con ello aumenta el nivel de consumo, esta sustancia activa un conjunto de neuronas en nuestro cerebro que constituye el sistema nervioso del refuerzo que provoca que la conducta se vuelva a repetir, de esta manera el cerebro es engañado para seguir comiendo, favoreciendo la obesidad.


Nuestro país ocupa el primer lugar en el mundo en obesidad infantil y el segundo en obesidad en adultos, es el quinto en prevalencia de diabetes con cerca de 12 millones de enfermos. Sobrepeso y obesidad, son dos de los factores de riesgo para desarrollar diabetes, es cierto que en su aparición intervienen múltiples causas como la genética, más la alimentación desempeña un papel fundamental en ellos.


El GMS es uno de los peores inventos ya que bloquean el cerebro la sensación de saciedad, genera sobre consumo y es neurotoxina. Además el GMA utiliza hasta 50 denominaciones (E - 621, extracto de levadura, proteína hidrolizada, caseinato de sodio entre otras).

Este aditivo es conocido como inami qué quiere decir "agradable, sabroso", es el quinto sabor básico reconocido hace 7 años añadido a los tradicionales amargo, dulce, ácido, salado, hace que la comida procesada y congelada tenga un sabor más fresco, quita el sabor metálico a los enlatados, incrementa la voracidad, impide el buen funcionamiento de los inhibidores del mecanismo del apetito. Es conocido como la nicotina de los alimentos, contribuye a la epidemia de la obesidad está asociado con malestares como mareo, náuseas, sudoración, dolor de pecho, desarrollo de enfermedades como el alzheimer, la depresión, el autismo o la esclerosis múltiple.


Los alimentos muy procesados son excesivamente energéticos y apetecibles por su contenido en sal (el aditivo E - 631 contiene un 30% de sodio), grasas y azúcares, añadidos todos estos acompañantes resultan perjudiciales para la salud especialmente en niños o en personas con enfermedades cardiovasculares o metabólicas.


Las autoridades sanitarias aún se resisten a implantar medidas restrictivas entre otras cosas porque como en el caso del tabaco y el azúcar hay detrás una industria capitalista abusiva y  corrupta. Y gran parte de la población que depende del consumo de los productos alimenticios industrializados. El consumo de este aditivo está disparado, se calcula que cada ciudadano consume de 5 a 12 g diarios ya que casi todos los alimentos procesados los contienen para que consumas más.


Desde hace 40 años a la fecha el consumo de este aditivo aumentado en más de 1 500%. Hay que entrar en razón y observar detalladamente qué es lo que estamos consumiendo diariamente. Fuera las grandes corporaciones que nos venden sus productos llenos de aditivos malos para nuestra salud, dejemos de ser esclavos consumistas de estos grandes gánsteres. La sana alimentación debe basarse en alimentos frescos locales y de temporada. Es obligación del Estado impulsar una alimentación sana, así como lograr la Soberanía Alimentaria.


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