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LA ORGANIZACIÓN POR LA TRANSFORMACIÓN SOCIAL

Ana Arenas


México ha sido hundido en una situación de extrema dependencia externa y sometimiento a Estados Unidos, sobre explotación de los trabajadores e injusticias contra el pueblo. La situación ya es intolerable y el año 2018, 30 millones de mexicanos decidimos terminar con el viejo régimen y emprender la transformación del país. La fuerza de millones de mexicanos es muy grande y tiene la potencialidad de romper cualquier obstáculo para lograr la liberación nacional y social de México. Nos han mantenido sometidos por la división, el rompimiento del tejido social y la fragmentación profunda de la sociedad producida por el individualismo extremo. Para salir adelante la clave está en la unidad y la organización del pueblo. La fuerza del pueblo es capaz de lograr un cambio verdadero solo si esta se aplica a un objetivo, en la dirección correcta.


Si se tiene un rumbo y una meta. De nada sirve la fuerza si no se aplica adecuadamente y de nada sirve tener rumbo si no se tiene la fuerza para alcanzar el objetivo. Nada se logra actuando espontáneamente y a ciegas. El cómo lograr la transformación requiere un conocimiento científico, por lo que es preciso seguir una teoría y una práctica revolucionaria.

Es pues necesaria una organización que tenga ruta, un programa y cada paso esté guiado para alcanzar el objetivo. Una organización que sea un colectivo de compañeros con sensibilidad y responsabilidad social, que combine las capacidades personales con los requerimientos de la sociedad, para que cada quién ponga su interés personal al servicio de los intereses generales priorizando el bien colectivo. Hasta lograr una organización que defienda el interés de toda la sociedad.


En una sociedad de clases con intereses antagónicos, no todas las personas tienen el mismo interés, esto depende de su posición de clase. Unos quieren acumular riquezas, explotar a quien se deje apropiándose del trabajo ajeno, someter violentamente al otro, imponer su voluntad, consumir en grande. Otros pueden querer que se elimine la explotación y opresión entre las personas, que todos reciban el producto de su trabajo y la sociedad tenga bienestar y armonía. Unos son entreguistas y admiran lo extranjero, viven de cara a Estados Unidos, quieren ponerse bajo su “paraguas”, desprecian al pueblo mexicano. Otros defienden la soberanía y valoran lo propio, procuran el desarrollo nacional, regional y local, buscan la independencia económica y política de México. Unos creen que es natural, deseable o inevitable que los imperialistas, los poderosos dominen a los países débiles. Que las potencias sean violentas y se impongan por la fuerza y creen en toda la propaganda de los medios proimperialistas. Otros creen que los pueblos y naciones deben ser soberanos, tender a la amistad y la ayuda mutua, la solidaridad internacional. Unos y otros responden a determinados intereses de clase.


La organización que busca eliminar la explotación y lograr la soberanía nacional tiene que ser la busca los intereses de la clase que no explota, que produce colectivamente, que se beneficiaría con la socialización de la propiedad y la riqueza, la clase obrera. La unidad de la organización requiere que sus miembros tengan el mismo interés, que exista unidad de pensamiento y acción. La clase obrera puede encabezar a toda la sociedad, lucha por todo el pueblo, puede poner por encima el interés del país y luchar por la armonía mundial, el bienestar de todas las naciones y en contra de la dominación imperialista. Por eso a la cabeza de la lucha debe estar la clase obrera, que solo puede triunfar con el apoyo de todo el pueblo.



Existen muchas organizaciones, vecinales, sociales, sindicales, deportivas, religiosas, académicas etc, que tienen que ver con intereses parciales de la población, la organización superior, la que contempla la totalidad de la sociedad y defiende un proyecto determinado de Nación es la organización política, el partido. La clase obrera debe contar con su propio partido. La importancia de los militantes de este partido es la calidad, no la cantidad. De hecho, históricamente los partidos han comenzado con un puñado de compañeros que tienen la iniciativa. No importa el número, lo importante es que tengan la línea correcta. Los militantes deben actuar con absoluta responsabilidad, cumplir con lo que se comprometen. Deben tener un espíritu colectivo y actuar en equipo, no en base a caprichos e intereses personales. Deben enfocar la lucha en contra de los enemigos, no de los compañeros y no deben exponer públicamente los problemas internos de la organización. La organización proletaria debe ser democrática, todas las decisiones se toman en colectivo, luego de estudio, reflexión y discusión y al mismo tiempo toda esa fuerza debe estar centralizada por una dirección que garantice que se implemente lo acordado. El congreso es la máxima autoridad, que nombra un consejo y éste una dirección. La unidad es lo más importante para el triunfo de la organización y la dirección debe garantizar la unidad y el programa.

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