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LEONA VICARIO MUJER PATRIOTA

Pablo Moctezuma Barragán


La mujer mexicana jugó un papel relevante en la lucha por la independencia de México. Desempeñando en todo momento un papel clave; muchas fueron grandes heroínas: Josefa Ortiz de Domínguez, Gertrudis Bocanegra, Carmen Camacho, María Josefa Huerta y Escalante, Rafaela López Aguado de López Rayón, María Josefa Martínez Navarrete, María Josefa Natera, María Ubalda Sánchez, Mariana Rodríguez del Toro, Ana Villegas y muchas otras patriotas que se entregaron a la lucha por la liberación. Una de nuestras heroínas más destacadas es Leona Vicario.


Leona Vicario

Leona nación el 10 de abril de 1889, fue una de las impulsoras de la lucha patriótica por la Independencia de México y de la Organización Revolucionaria de un pueblo cansado de siglos de abusos. Luego de la Independencia continuó la lucha contra los conservadores y hasta su muerte mantuvo en alto su dignidad, y como mujer jugó un rol revolucionario.


Los invasores españoles comenzaron hace 500 años, a partir de que Hernán Cortés tocó nuestras tierras el 12 de marzo de 1519, el robo, el saqueo, el genocidio, los asesinatos y violaciones en el Anáhuac. A inicios del siglo XIX el pueblo ya estaba preparado para dar la guerra sin cuartel al invasor europeo; se fortalecía la conciencia nacional en mentes como la de Leona Vicario, quien era una mujer que defendía los derechos.


Desde niña se preparó y estudió, cosa rara durante el colonialismo español que mantenía sometida a la mujer siempre sujeta a las decisiones de sus padres o marido, y que a veces era encerrada en un convento por tomar sus propias decisiones. Por lo contrario, Leona siempre fue un espíritu libre y rebelde. Quedó huérfana a los 18 años y heredó una gran fortuna de sus padres, así como una céntrica mansión. Todo lo pondría más tarde el servicio de la lucha insurgente, convirtiéndose su casa en el centro de operaciones y sus recursos los destinó a reforzar la lucha independentista.


Quedó a cargo de su tío don Agustín Pompeo Fernández de San Salvador, hombre conservador con gran influencia en la Corte del Virrey, pero nunca se sometió a los designios de su tutor. En esa época Leona tuvo un novio que era hijo de Ignacio Obregón de León, oriundo de León, Guanajuato, quien era el hombre más rico de la región y que tenía ideas avanzadas. Fue aprehendido y más tarde asesinado por el invasor español debido a su apoyo a la causa de la Soberanía en 1808.  Leona tuvo estas influencias, conoció y simpatizó desde entonces por la lucha para liberar a México. Su novio Octaviano Obregón fue uno de los electos en 1810 para participar en las Cortes de Cádiz en España y partió rumbo a Madrid, razón por la cual se separaron los novios, que ya estaban comprometidos.


En 1810, Leona Vicario formó parte de “Los Guadalupes”, sociedad secreta que apoyaba la Independencia. Era gente de alta sociedad, con muchos contactos de donde obtenían información sobre los planes y estrategias realistas que hacían llegar a Miguel Hidalgo y más tarde a Morelos. Convirtió su casa en un centro rebelde, daba dinero, apoyaba fugitivos, mandaba medicinas, hasta desarmó una imprenta que pasó oculta entre sus vestidos, burlando los retenes del invasor español. En 1811 conoció Andrés Quintana Roo, su pareja y compañero de vida. Su amor se basó en sus grandes ideales y en la lucha por su pueblo y su Patria. Ambos dedicaron todos sus esfuerzos al combate independentista.


En marzo de 1813 fue descubierta su actividad y fue detenida por las autoridades virreinales y llevada encarcelada el convento del Colegio de Belén de las Mochas. Fue procesada e interrogada, se le declaró culpable y le incautaron todos sus bienes: estuvo presa 42 días, hasta que en mayo fue liberada en una acción audaz por un comando de tres insurgentes disfrazados de realistas. Con grandes trabajos y en medio de peligros sin fin, Leona logró llegar a Oaxaca territorio insurgente, para unirse a la lucha de Morelos. A lo largo de 1814 y gran parte de 1815, Leona siguió colaborando y trabajando en los periódicos “El Ilustrador Americano”, el “Semanario Patriótico Americano” y el “Correo Americano del Sur”, siendo la primera periodista mexicana y revolucionaria de nuestro país.


A la muerte de Morelos, ella y Andrés Quintana Roo continuaron la lucha, rechazando el indulto que les ofreció el virrey a cambio de abandonar su causa. Entonces tuvieron que vivir a salto de mata, al grado de que su primera hija Genoveva, nación en 1817 en una cueva de Achipixtla, Tierra Caliente, donde se escondían. El 14 de marzo de 1818, fueron capturados en Tlatlaya. Pensando en las consecuencias que significaba para su hija su esposo Andrés acepto el indulto. Al enterarse Leona, montó en furia pues no la había consultado.


Consumada la Independencia y en compensación por la confiscación de sus bienes, el Congreso de la República concedió a Leona Vicario, en la sesión celebrada el 8 de agosto de 1823, una liquidación en metálico, una hacienda llamada Ocotepec, en los Llanos de Apan y tres casas en la Ciudad de México. En 1827, el Congreso del Estado de Coahuila y Texas acordó que la villa de Saltillo se denominase en adelante “Leona Vicario”, conocida en esas épocas como la mujer fuerte de la Independencia.


Lograda la consumación de la Independencia, Leona Vicario continuó su lucha, ahora contra los conservadores enfrentándose a Iturbide y Anastasio Bustamante que la persiguió. Usó la poesía y el periodismo como arma de lucha, editó “El Federalista” que fue su trinchera hasta el 21 de agosto de 1842, día en que murió a los 43 años de edad. Al morir fue declarada Benemérita y Dulcísima Madre de la Patria y hasta la fecha ha sido la única mujer en México a la que se le han brindado funerales de Estado.


Su ejemplo fue y es un gran impulso para la causa de la mujer y de la equidad de género. El conservador Lucas Alamán decía que las mujeres habían ido a la guerra de Independencia por amor a sus hombres. Leona le contestó:

“Confiese Sr. Alamán que no sólo en el amor es el móvil de las acciones de las mujeres; que ellas son capaces de todos los entusiasmos y que los sentimientos de la gloria y libertad no les son unos sentimientos extraños: antes bien vale obrar en ellos con más vigor, como que siempre los sacrificios de las mujeres, sea cual fuere el objeto o causa por quien las hacen son desinteresados, y parece que no buscan más recompensa de ellos que la de que sean aceptadas.


Por lo que, a mi toca, sé decir que mis acciones y opiniones han sido siempre muy libres, nadie ha influido absolutamente en ellas, y en este punto he obrado con total independencia y sin atender las opiniones que han tenido las personas que he estimado. Me persuado de que así serán todas las mujeres, exceptuando a las muy estúpidas, y a las que por efecto de su educación hayan contraído un hábito servil. De ambas clases hay también muchísimos hombres” dijo Leona Vicario.


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