Ana Arenas
Vivimos una sociedad Patriarcal en la que la mujer es sometida, oprimida, explotada y violentada. El grado extremo de esta situación es la violación sexual y asesinato de la mujer.
La mujer fue el centro de la comunidad durante decenas de miles de años, durante lo que se conoce como el “matriarcado”. Fue desplazada al aparecer la propiedad privada concentrada por el hombre, viéndose encerrada en el hogar, sin posibilidad de participar en términos de igualdad en la producción (lo que la hizo dependiente económicamente), así como en la vida política y social.
En la etapa del Patriarcado, que lleva en algunos lugares unos 7 mil años y en otros algunos siglos, la mujer fue cruelmente reprimida (en Europa de quemaban vivas por miles, acusándolas de “brujas”). Lo que hizo débil a la mujer fue apartarse de la producción económica, el aprendizaje escolar, la dirección política y el apartarse en su hogar.
El llamado a que la mujer permanezca en casa, no vaya a la escuela, ni a trabajar es lo contrario de lo que se necesita, es decir: que la mujer salga, trabaje, se eduque, participe en la dirección de la vida política y de la sociedad, que está compuesta por mujeres y hombres.
La inequidad de género, debe ser destruida. Es necesaria la Soberanía de la mujer. La Soberanía se logra luchando todos unidos, por encima de edades, color de piel, origen nacional, sexo, preferencia sexual, nivel económico, educativo, partidos, religiones e ideologías. Todas y todos los mexicanos hemos de unirnos para lograr la equidad.
El siglo XIX fue el inicio del resurgimiento de la mujer al retornar a la producción (como mano de obra barata) y el siglo XX dio impulso a su integración social, política, económica en la vida social. Fue el siglo donde adquirió plenos derechos políticos y regresó al sistema educativo y productivo. La mujer se levantó en el siglo XX.
Hoy por hoy la mujer se ha ganado un papel de vanguardia en el cambio social. En la construcción de una sociedad alternativa. Entonces en el siglo XXI la mujer va a recuperar su lugar, existirá equidad entre géneros y esto causa enorme resistencia en el patriarcado dominante que pierde su poder. Esta resistencia es violenta y persistente, pero la mujer ya esta movilizada en la lucha, no solo por la equidad de género, sino por una sociedad justa, en la que el ser humano esté en el centro.
Para evitar la transformación de nuestra sociedad, el Imperio Yanki, la oligarquía, la derecha busca dividir y poner a mujeres contra hombres para que la lucha no sea contra el sistema, sino entre el mismo pueblo. También busca dividir por color de piel y origen nacional, entre jóvenes y viejos, entre partidos y religiones.
El aumento de los feminicidios muestra claramente el declive de este sistema capitalista y patriarcal, que se pudre y exige una alternativa. La seguridad de las mujeres y la de toda la sociedad tendrá que basarse en una profunda transformación de la vida social, cultural, económica, política del país. Ante esta situación lo más importante es tomar acciones para lograr el bienestar de la mujer y de la sociedad, eliminar la violencia contra la población y empoderar a la población para que tome control de sus propias vidas, a través de la organización desde cada municipalidad, alcaldía, localidad. En este siglo XXI, la mujer será central en la transformación.
Sin caer en la trampa de dividirnos, es necesario poner en primer plano las medidas a tomar para detener los feminicidios. ¡Tomar acción! Unir a la sociedad para apoyar la causa de las mujeres. Cambiar de raíz el sistema que alimenta al patriarcado, la violencia y el caos a través de sus medios de comunicación, sus mensajes machistas y violentos. Lograr bienestar que elimine la desesperación que lleva a acciones locas. Implementar un sistema social que garantice en realidad la seguridad de las mujeres y de todos.
Hoy por hoy lejos de dividirnos debemos actuar unidos para atender la emergencia que ha surgido y aplicar medidas que sean una solución para superar el problema. Las acciones y medidas a realizar deben comenzar por cambios en la seguridad pública así como el sistema judicial, en los medios de comunicación y redes sociales, en las instituciones en particular educativas en el cambio cultural para el respeto a la equidad de género y el fin de la violencia. ¡Es hora de salir adelante!
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