Leona Guerrero
El repunte de infectados de Covid-19 ha sido más crítico de lo que se esperaba y tal parece que aún faltan algunas semanas para que baje el número de infectados. Lamentablemente el sábado 16 de enero se obtuvo un récord a lo largo de 10 meses de pandemia pues se registraron 21, 366 casos positivos por SARS-CoV2. Hoy en día son 1, 649, 502 casos registrados y desgraciadamente 141, 248 defunciones.
El desbordamiento de hospitales es claro no solo por falta de espacios, sino en la insuficiencia de medicamentos y otros insumos básicos para un paciente con Covid-19, como el oxígeno, sin mencionar el agotamiento y carencia de personal de salud que lleva meses a ritmo intenso y sin pausa.
Como resultado, tenemos un número incuantificable de pacientes que no logran ingresar a un hospital y que se atienden en casa con recursos propios y de sus familias. Muchos de los casos son atendidos a distancia ya que las consultas a pacientes con Covid-19 resultan con un costo más elevado. Aparte de pagar consulta médica privada y una lista de medicamentos, las familias corren cada día carreras contra reloj para recargar a tiempo su tanque o para conseguir un concentrador de oxígeno.
Estas compras de emergencia (compras de vida o muerte) detonan abusos de proveedores que aprovechan la necesidad con sobreprecios. Aunque las autoridades afirman que existe el abastecimiento.
La demanda desmesurada de oxígeno ha impulsado también la operación intensa de pequeños expendios que recargan cilindros portátiles que alcanzan hasta los 8,000 pesos, así como de los grandes que sólo deberían ser usados en hospitales. En la CDMX ya existe un mercado negro sin control, los cuales llegan a venderse ilegalmente hasta en decenas de miles de pesos.
“La salud es un derecho humano fundamental que el Estado tiene que garantizar haciendo a un lado el afán de lucro. La atención médica, las vacunas y las medicinas deben ser gratuitas y de aplicación universal, como lo establece la resolución de México aprobada en la ONU, casi por unanimidad, con 179 países a favor” dijo el Presidente de México, López Obrador ante el G-20. Pero realmente, ¿cómo se va a garantizar la salud si no hay un control de precios?
Además, están las prácticas monopólicas en producción, distribución, venta de oxígeno medicinal, así como, en medicamentos y concentradores de oxígeno en todo el país que la Comisión Federal de Competencia (Cofeco) ya había advertido. Es sabido que las dominantes proveedoras de oxígeno en el país son Grupo Infra y Praxair, aunque ahora han llegado las chinas con dispositivos de menor calidad que en vez de ayudar pueden ser de alto riesgo porque no generan la presión necesaria. En esta situación de emergencia, el Estado debe controlar los precios y no permitir el lucro con la enfermedad y la muerte.
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