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El salario mínimo en una estrategia de desarrollo. Frentes de expansión y redistribución del ingreso

Andrés Peñaloza Méndez

Bia`lii, Asesoría e Investigación, A.C./bialii.2012@gmail.com

8 de julio de 2021

En el número 188 de la Serie Estudios y Perspectivas de la sede subregional de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en México se publicó el documento Estrategia de desarrollo con redistribución del ingreso. Salario mínimo y frentes de expansión en México. Preparado por Ricardo Bielschowsky y Gabriel Squeff, de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y del Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA), de Brasil, respectivamente; así como, de Miguel del Castillo, Roberto Orozco y Hugo E. Beteta, de la sede subregional de la CEPAL en México.


Se trata de un material, a mi juicio, pertinente y oportuno; rico en ideas y pautas para encontrar rumbo económico más allá de la inercia impuesta por el modelo neoliberal [1], aún vigente a pesar de los ajustes y modificaciones emprendidas desde 2018 para dotarlo de contenido social.

De mantener y, aún mejor, relanzar la política salarial para ampliar los ingresos laborales de la base piramidal de la sociedad y acompañarla con otras medidas, tanto en materia de justicia social como de sostenibilidad ambiental, encadenamientos productivos internos y políticas fiscales progresivas se podría propiciar un crecimiento con bienestar social y regional en el segundo tramo del gobierno federal.

El propósito del estudio en comento es abonar al debate acerca de las posibilidades generadas al “aumentar sustancialmente las percepciones de los trabajadores con menores ingresos”.

Realizando simulaciones con la matriz de insumo-producto de 2013 y los microdatos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) de 2016 se proyectan alentadores escenarios sobre el producto interno bruto (PIB) y el empleo; impactos menores y moderados sobre los precios y las importaciones, respectivamente.

La viabilidad del crecimiento con redistribución del ingreso en México dependería del mercado interno de consumo en masa como eje dinamizador de los sectores con potencialidades acotadas o deprimidos cuya actividad está asociada al mercado nacional (prendas de vestir, aparatos eléctricos, muebles, libros, revistas y equipo de cómputo, entre otros). Lo anterior sin frenar la dinámica de sectores en expansión como las telecomunicaciones, sector financiero, entre otros.

Las tasas de crecimiento del 2% y del 4% para el PIB en las dos simulaciones muestran “impulsos adicionales” a los obtenidos con la operación normal de la economía. Los impactos positivos en el producto y en el empleo se extienden a los precios e importaciones sin alterar la estabilidad macroeconómica. Los efectos sobre la inflación acumulada serían ínfimos, entre el 0,4% y el 0,8%. Respecto a las importaciones intermedias (representativas del 75% de las compras totales al exterior) se aprecia que la elasticidad PIB de las importaciones intermedias sería muy inferior a la unidad, 0,6 en ambas simulaciones.

Los autores indican que la masa total de ingreso laboral de los 21 millones de trabajadores que ganaban menos de dos salarios mínimos, equivalente al 15,6% de la masa total de remuneraciones al trabajo, es decir, el 3,2% del PIB y el 4,8% del consumo privado en el mercado interno de los hogares (2016, año base de estudio) explica los modestos resultados de las simulaciones, pero no por ello dejan de ser prometedores.

Es de llamar la atención que en materia de empleo las dos simulaciones revelan alzas, del 2,1% y del 4,4%, respectivamente, superiores a las del PIB. Los autores deducen que el modelo de mejora salarial entre los que menos ganan alienta la demanda de bienes y servicios intensivos en mano de obra y en cuyos sectores la relación capital-trabajo “es menor a la que ocurre en la operación actual de la economía, lo que implica menores presiones sobre la inversión y sobre las importaciones de bienes de capital”.

Otra implicación es que “un shock en los bajos salarios”, contrario al modelo neoliberal, dinamiza el mercado laboral a favor de la clase trabajadora mejorando sus salarios y generando empleos en los sectores vinculados a los bienes y servicios de consumo obrero.

Un posible riesgo, es que este modelo redistributivo “fuera poco favorable con la productividad del trabajo”, por lo que es imprescindible promover la formación laboral, mejorar la educación e incentivar la innovación tecnológica. Razón por la cual deben planearse los pasos a seguir a corto, mediano y largo plazos para fortalecerse y alcanzar sostenibilidad. Se puede, sin embargo, asegurar que este “modelo redistributivo” es macroeconómicamente superior al modelo de crecimiento concentrador y dilapidador del anterior régimen, lamentablemente aún vigente en diversas esferas estratégicas.

No deja de sorprender el silencio de especialistas y hacedores de políticas económicas acerca de las ideas expuestas en el estudio en comento. Más aún cuando el lamentable concepto neoliberal de “que la mejor política industrial es la que no se tiene” no ha sido enmendado. Los especialistas de la CEPAL ofrecen pautas estratégicas para un desarrollo con redistribución del ingreso vinculando el fortalecimiento de los ingresos laborales de los que menos ganan con lineamientos para contar con una política comprehensiva de desarrollo industrial y de innovación tecnológica para poblar con acciones, medidas, programas y políticas públicas que vigoricen la inversión productiva, el empleo, los salarios y los encadenamientos globales con alto contenido nacional.

[1]Particularmente en lo que hace a la apertura comercial y de inversiones, la liberalización financiera, el equilibrio fiscal y permanencia del esquema tributario regresivo, la ausencia de políticas de innovación y de desarrollo industrial sustitutivo de importaciones, entre otras.

 


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