Elson Concepción Pérez | internet@granma.cu
17 de febrero de 2023
¿Cómo se puede fabricar una tercera guerra mundial?
Foto: Ilustrativa
Mostrar el show mediático relacionado con los supuestos «globos espías chinos» solo «intenta distraer la atención mundial del sabotaje realizado contra el gasoducto ruso Nord Stream», del que han salido a la luz claras evidencias de que fue realizado por una misión de Estados Unidos.
Tal afirmación, del exempleado de la cia, Edward Snowden, más los elementos aportados por el periodista estadounidense Seymour Hersh, ganador del premio Pulitzer por un trabajo sobre la guerra de Vietnam, aportan claridad total a la convicción –bastante generalizada– de que se trató de un hecho de terrorismo de Estado.
Lógicamente, el gobierno de Estados Unidos ha negado su implicación, mientras Europa, la más afectada por su sumisión a Washington y sus sanciones contra Rusia, aunque mire con incertidumbre lo que ha salido a la luz pública hoy, prefiere hacer mutis y seguir acompañando al gobierno estadounidense en su guerra económica y mediática contra Moscú.
Snowden, exanalista de la cia, escribió, respecto a la obsesión de Washington de acusar a China por los globos aparecidos en cielo estadounidense y derribados desde aviones de guerra: «Desearía que fueran extraterrestres, pero no son extraterrestres, es solo pánico inducido artificialmente, una molestia atractiva [que llama la atención], asegurando que los reporteros de seguridad nacional sean asignados a investigar tonterías de globos, no presupuestos o bombardeos [de los gasoductos Nord Stream]», dejó asentado en Twitter.
Por su parte, el periodista Seymour Hersh sugirió, a principios de esta semana, que los gasoductos Nord Stream fueron volados. «Muchos de nosotros hemos seguido de cerca el acto de sabotaje. Muchas capitales europeas dijeron: Fue Rusia la que voló su propio gasoducto, lo que, lógicamente, no tenía sentido», enfatizó.
Seguidamente, el propio periodista argumentó: «solo tenía algún indicio, como el anuncio del presidente Joe Biden, en el mes de enero. Para mí, una cosa estaba clara desde 2018, que Estados Unidos estaba determinado a asegurarse de que ese sistema de gasoductos nunca llegara a ser operativo».
Hersh también había señalado en un artículo que «ningún gran periódico estadounidense indagó en las anteriores amenazas a los gasoductos, por parte de Biden y la subsecretaria de Estado, Nuland».
«Como es de suponer, si los funcionarios estadounidenses son realmente los responsables de ordenar el ataque y los medios de comunicación lo encubren a propósito, ¿es seguro suponer que son cómplices de este crimen?», enfatizó.
El sitio web de Sputnik recoge la revelación del premiado periodista estadounidense, en la que dice que Estados Unidos, al preparar el plan de explosiones de los gasoductos Nord Stream, decidió que «es mejor que Alemania se congele en el invierno» (por la falta del gas ruso) a que «deje de apoyar a Ucrania».
Luego señala que «originalmente Biden planeaba volar los gasoductos en junio pasado, pero, en el último minuto, cambió de opinión y emitió nuevas órdenes, dando la capacidad de detonar las bombas de forma remota en cualquier momento».
De esa manera, en septiembre del pasado año, ocho bombas debían explotar frente a la isla de Bornholm, en el mar Báltico, pero estallaron seis.
Seymour Hersh reveló, además, en un artículo publicado en su blog, que «fueron buzos de la Marina quienes colocaron los explosivos bajo los gasoductos Nord Stream en junio de 2022».
Y concluyó: «según una fuente familiarizada con el asunto, la operación se llevó a cabo bajo la cobertura de los ejercicios Baltops 22, de la otan. Tres meses más tarde los dispositivos fueron activados».
El tema del terrorismo de Estado realizado contra el gasoducto ruso y el fabricado asunto de los «globos espías» chinos, no puede limitarse a la versión mediática del país con patrimonio en ambos hechos –Estados Unidos–, sino que debe ser un llamado a poner fin a provocaciones que, en uno y otro caso, pueden conducir a mayores tensiones entre potencias nucleares, y hasta hacer realidad lo dicho por el Papa Francisco: «estamos viviendo ya en una tercera guerra mundial».
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