por Alberto Baltazar
En la primer entrega de este artículo comenzamos por abordar antecedentes de la tragedia en la Mina Pasta de Conchos. Pretendemos que se reflexione para no olvidar y no ceder hasta lograr la justicia total, pero sobre todo asegurar que no vuelva a pasar en ningún sector laboral; que ni autoridades, ni patrones, ni pseudo representantes de trabajadores sigan libres si son responsables de tragedias como Pasta de Conchos.
Hasta el momento los anteriores gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, en colusión con la empresa Industrial Minera México del gigante Grupo México y Germán Larrea, “dueño” de la privatizada mina carbonera, se habían dedicado a declarar sobre los altos costos que supondrían seguir con las excavaciones y el intento por recuperar los cuerpos de los 63 mineros.
Hoy el panorama parece ser otro, pues el nuevo gobierno de Andrés Manuel López Obrador, asegura que no se escatimarán recursos hasta recuperar los cuerpos.
Recién se entregó por parte del gobierno federal, el expediente de Pasta de Conchos, a los expertos alemanes, australianos y estadounidenses que colaborarán para el rescate de los cuerpos y el esclarecimiento de los hechos en febrero de 2006. Una vez que los expertos analicen los expedientes y terminen sus visitas al territorio, entregarán junto con el gobierno, el plan de trabajo y la ruta a seguir. En este proceso ni la empresa de Germán Larrea, ni el sindicato minero (encabezado por el ahora senador Napoleón Gómez Urrutia), podrán intervenir.
El comité técnico está integrado, además de los 16 expertos en minas de carbón, por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, la Secretaría de la Defensa Nacional, la Secretaría de Gobernación, la Secretaría de Economía, la Secretaría de Medio Ambiente y el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, seguidos de un intenso seguimiento de Familias Pasta de Conchos, con quienes el gobierno tuvo acercamiento en primer inicio, pero que hasta el momento no han sido considerados como observadores para conformar dicho Comité.
Prácticamente todo el mes de junio ha estado muy al margen (que más bien a la expectativa) el segundo hombre más rico de México, Germán Larrea, quien razones de sobra debe tener para estar preocupado si al rescate de los cuerpos se determina que hubo negligencias y violaciones a las condiciones laborales de los mineros.
Su riqueza se debe en parte por todos los contratos y alianzas con los anteriores gobiernos, con las alzas en los últimos lustros a los precios de los metales, pero sobre todo se debe a la pésima calidad de vida que tienen sus trabajadores, quienes viven en casas de cartón o hacinados en microviviendas compartidas a los que mejor les va.
Seguiremos reflexionando mientras avanza este proceso de rescate, sobre los números, negocios y vínculos de Germán Larrea con las familias y grupos políticos más poderosos de México, y ver hasta donde llegan en este nuevo sexenio.
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