Rocío Luna
Existe un sector de la población que sigue siendo marginado y excluido ante esta contingencia del COVID-19: las personas con discapacidad, una población que se enfrenta a esta crisis sanitaria en condiciones de vulnerabilidad acentuadas por una histórica discriminación.
El solo hecho de padecer una discapacidad podrían no estar relacionado a un mayor riesgo de contraer el COVID-19 o enfermarse gravemente. La mayoría de las personas con discapacidades no tiene inherentemente un riesgo mayor de contraer el virus o de enfermarse gravemente con el COVID-19.
No obstante, ciertas personas con discapacidades podrían tener un mayor riesgo de infección o enfermedad grave debido a sus afecciones subyacentes. Todas las personas parecen tener un mayor riesgo de enfermarse gravemente de COVID-19 si tienen afecciones crónicas subyacentes graves, como enfermedades pulmonares crónicas, afecciones cardíacas graves o un sistema inmunitario debilitado. Los adultos con discapacidades son tres veces más propensos que los adultos sin discapacidades a tener enfermedades cardiacas, accidentes cerebrovasculares, diabetes o cáncer.
Los tipos de discapacidad mencionados a continuación, podría tener un mayor riesgo de infectarse o tener una enfermedad no reconocida.
· Personas con movilidad reducida o que no pueden evitar entrar en contacto con otras personas que podrían estar infectadas, como familiares y proveedores directos de apoyo.
· Personas que tienen problemas para comprender la información o practicar medidas preventivas, como el lavado de manos y el distanciamiento social.
· Personas que posiblemente no pueden comunicar los síntomas de la enfermedad.
Una de las dificultades que hay en estos tiempos de pandemia es que no hay información accesible en el Sistema Braille o en Lenguaje de Señas Mexicana LSM, que permita informar a las personas con discapacidad visual o auditiva de lo que está pasando, de la manera de cómo cuidarse o cómo los cuidadores primarios deben o deberán actuar ante esta pandemia.
También como en México y muchos países, los niños y niñas con discapacidad enfrentan obstáculos para acceder a una educación inclusiva y de calidad. A medida que los gobiernos cierran escuelas, muchas están implementando la instrucción en línea. Los niños y niñas con diferentes discapacidades pueden quedar excluidos si la instrucción en línea no se diseña de un modo accesible para ellos, por ejemplo, a través de materiales y estrategias de comunicación adaptados y accesibles. Los gobiernos también deberían asegurar que los alumnos que no tienen acceso a internet puedan contar con materiales y planes de clases accesibles. Sin el apoyo gubernamental, es posible que los padres y cuidadores no puedan brindar los servicios que los niños y las niñas podrían recibir en las escuelas.
Es importante visibilizar a las personas con una discapacidad que han dejado de laborar ante la contingencia, y esto, si es que se encontraban laborando, puesto que simplemente basta revisar las estadísticas que reflejan que sólo un pequeño porcentaje de personas en situación de discapacidad trabajan en instancias públicas, y no vaya a creer usted que es un trabajo bien remunerado, el salario que perciben la mayoría sólo alcanza a ser empleado para medicamentos, consultas, rehabilitaciones, pago a cuidadores primarios, transporte. Por esto es necesario brindar oportunidades laborales que permitan darnos las posibilidades de ser autosuficientes y reflejar que una discapacidad no discapacita nuestras habilidades laborales, las personas con discapacidad somos merecedores de salarios dignos, proteger de forma laboral a las personas con discapacidad durante la pandemia del coronavirus es consultarlas periódicamente para cerciorarse de que las políticas sean acordes a sus necesidades.
Es necesario reflexionar y replantearse que ante una emergencia como lo es el COVID-19, los procesos de intervención no deben ser generalizadas, sino por lo contrario, se deben implementar estrategias de intervención acorde a los contextos, y que éstos no sigan invisibilizando a las personas con cualquier discapacidad, en especial a las mujeres en esta condición, las cuales, seguimos siendo las más violentadas en éste y en otros momentos.
Considerar una perspectiva de discapacidad y género ante lo que está sucediendo resulta hoy más que nunca necesario para no seguir excluyendo a quienes de manera sociohistórica hemos sido excluidos-as.
Excelente texto.