top of page

¿QUE REFORMA ELECTORAL NECESITA MÉXICO?

ree

Pablo Moctezuma Barragán.


La reforma electoral es otra de las promesas de cambio del llamado Segundo Piso de la Cuarta Transformación. Para concretarla, la presidenta Claudia Sheinbaum creó una comisión que tendrá como objetivos revisar a fondo el sistema electoral, cómo funcionan los partidos políticos, la representación popular y la participación de la gente. En un comunicado, la presidencia de México dijo que cuando se tenga el diagnóstico integral del modelo electoral mexicano, se hará una propuesta de reforma legislativa que contemple los tiempos actuales de la política mexicana.


La propuesta de reforma de inmediato provocó el rechazo del PAN y el descontento del PT y el PVEM. Ante lo que la presidenta Claudia Sheinbaum aclaró que aún "no existe ninguna iniciativa, así que no hay razón para rechazarla". En Palacio Nacional, la mandataria dijo. “Me parece que tiene que discutirse de fondo una representación distinta y una reforma electoral profunda”, enfatizó. Se van a realizar encuestas de opinión y la presidenta Sheinbaum dice que todos estamos invitados a participar, de modo que es el momento del debate, en un período de cuatro meses, para que se presente una propuesta en enero.


Efectivamente hace falta una renovación democrática. En el mundo actual, los pueblos viven la bancarrota de la “democracia americana”, que ha demostrado palpablemente que no es otra cosa más que la dictadura de las corporaciones.


Una profunda reforma electoral tendría como objetivo garantizar el ejercicio de la voluntad popular, que no se logra con el actual sistema de partidos o partidocracia. El espíritu de la democracia va más allá de la mera decisión para escoger exclusivamente entre las pocas opciones, entre los candidatos que presentan los partidos, y luego esperar años a que se brinde una nueva oportunidad de renovar los cargos. El papel del elector debe ser activo, siempre debe tener el control para que se logren concretar las decisiones de los electores.


Las elecciones deben ser el medio para que la población encare sus problemas más graves y plantee sus soluciones, debe ser el momento para que el elector decida un rumbo, una meta, un programa y mandate a los representantes que serán electos para que obedezcan e implementen la voluntad popular.


Los electores deben reflexionar y aprobar un programa, para luego votar por el candidato que mejor puede concretar ese programa. Es de esperarse que las personas electas como representantes desarrollen dicho programa y que actúen para llevarlo a cabo, bajo el control de la ciudadanía. Esto implica que las personas viviendo en una democracia se involucren y participen en todo momento, para hacer valer el programa por el que optó la ciudadanía. Dicho programa debe impulsarse en todas las actividades sociales, como son la actividad de los medios de información, la laboral, deportiva, cultural, artística, barrial, científica, educativa, etc. 


Una de las aristas de la democracia, entonces, parece ser que las personas votando no solo elijan a sus representantes, sino que determinen qué tareas van a realizar y no ceder el poder de las decisiones, sino que deben seguir participando en diferentes instancias de la vida cotidiana y desde luego controlando la acción de sus representantes en el gobierno, para que realicen lo acordado en campaña.


Ha llegado el momento de lograr la renovación democrática con un sistema político y electoral en el que decida el pueblo y no las cúpulas e instituciones; un sistema que garantice la democracia y no los intereses de unos cuantos. Es hora de grandes cambios, de transformaciones producto de la movilización de millones de mexicanos conscientes. Es la hora de solucionar los profundos problemas que sufre la sociedad y de construir el futuro del siglo XXI, un futuro democrático.


En el sistema electoral vigente, durante las campañas, no se discute la sustancia. Son campañas de mucho dinero, de toneladas de plástico que contamina tierras y mares. Mantas en la que ves rostros y escudos, pero no el programa que ofrecen. Campañas de miles de anuncios en radio y televisión, con descalificaciones y ataques, insultos y noticias falsas. Campañas en que te piden firmar un cheque en blanco porque ni siquiera sabes quiénes son la mayoría de los candidatos y menos las soluciones que promueven. Campañas de guerras sucias, de escándalos, alegatos y pleitos. Campañas de promesas vacías, de toda clase de ofrecimientos de partidos que ya estuvieron en el gobierno e hicieron todo lo contrario de lo que hoy prometen. Campañas de compra de votos, con tarjetas, promesas y regalitos. Frivolidad y desparpajo para llamar la atención, para jalar reflectores y estar en boca de todos. Pero no hay discusión política.


Recordemos cómo el PRIAN privatizó los bienes públicos, nos endeudó al máximo, entregó hasta fronteras y playas, incluso nos subordinó militarmente a EU. Hay que aplicarles la ley, recordemos que Artículo 123 del Código Penal Federal, dicta: Se impondrá prisión de cinco a 40 años y multa al mexicano que cometa traición a la patria en alguna de las formas siguientes: XII. Trate de enajenar o gravar el territorio nacional o contribuya a su desmembración. Pero a esos dirigentes partidarios en vez de ser juzgados se les permite seguir “compitiendo” y participando en el Estado, como la “oposición”. Sus partidos siguen financiados y se mantienen en el poder en algunas regiones. Y en muchos casos, simplemente se cambian de camiseta, se van a otro partido y se reciclan. Los nuevos partidos se llenan de militantes de los malos gobiernos anteriores. Violando un principio que la sabiduría popular sintetiza en el dicho: “No hay que vaciar vino viejo en odres nuevas” o el que dice “nadie corta un trozo de un vestido nuevo para arreglar un vestido viejo”. Pero con la mano en la cintura se pasan a otro partido que les garantice seguir teniendo “hueso” y tienen el descaro de unirse a Morena a quien tanto atacaron, para tener un puesto de elección o un nombramiento como funcionario.


En el actual sistema de partidos, el electorado no puede seleccionar candidatos, los candidatos son postulados por las cúpulas partidarias, ni siquiera intervienen sus militantes y no hay ningún mecanismo para que la selección corra a cuenta de los electores. La Constitución, en su artículo 35º, nos da el derecho a votar y ser votados. pero no nos reconoce el derecho a seleccionar las candidaturas de aquellas personas que consideramos las mejores.


Es prioritario que las elecciones se conviertan en el instrumento para que el pueblo decida el rumbo a seguir. Colocando en el centro el cómo resolver los grandes problemas nacionales, las decisiones que nos afectan a todos, enlistar y definir los problemas básicos y las medidas que requiere una transformación. Por ejemplo, para tener recursos para el desarrollo y satisfacer las necesidades urgentes ¿Cobrar o no impuestos a las grandes fortunas, una reforma fiscal que establezca impuestos progresivos, para que paguen más los que ganan más? ¿Seguir pagando el servicio de la deuda externa, que este año será de 1 billón 400 mil millones de pesos, una deuda heredada del viejo régimen prianista que no ha dejado de crecer? ¿Se va a levantar en serio a las instituciones de salud y de educación tan mermadas por el neoliberalismo? ¿El sector público va a producir vacunas y medicamentos para la población? ¿Ante emergencias se implementará el control de precios para el sector privado en salud? ¿Cómo garantizar el derecho constitucional al empleo, a la efectiva justicia laboral, a garantizar derechos de mujeres y niños? ¿Cómo abordar el problema de la migración? ¿Van a seguir los bancos con sus prácticas abusivas? ¿Cómo garantizar la soberanía alimentaria y que México produzca sus propios alimentos básicos? ¿Qué papel debe jugar la inversión extranjera y bajo qué condiciones? ¿Cómo enfrentar al crimen organizado, la inseguridad, las desapariciones? Son esos algunos de los problemas que debemos discutir y sobre esa base formarnos nuestras opiniones. ¿Qué política exterior seguir, la integración con EU, y formar bloque contra China y Rusia? 


Es preciso discutir cómo resolver problemas profundos como las concesiones del agua y mineras, la garantía del acceso del agua, el de los abusos de las mineras, cómo enfrentar o prevenir desastres naturales que cada vez son más frecuentes. Son temas importantes y muy diversos, sobre cómo romper el poder económico y las prácticas abusivas de las corporaciones, el cómo garantizar los derechos sociales, cuál es el papel del Estado en el desarrollo o la definición sobre qué sectores estratégicos deben ser controlados por la Nación a través del Estado. Así como debatir y decidir la forma de enfrentar las amenazas constantes de Washington.


Las elecciones no deben ser de dinero, es sabido que los candidatos se comprometen con quienes los financian y hacen lo que sus patrocinadores quieren y no lo que va en interés del elector. Al recibir financiamiento de un partido a través de su cúpula, el candidato se compromete a seguir “la línea” que le marquen y gana el que “mejor se vende”, muchas veces engañando al electorado. Las campañas deben ser de propuestas, de organización y discusión, sin propaganda, poniendo en el centro las ideas. Dando tiempos iguales en televisión, radio, eventos en plazas, parques o estadios para que se discutan las diferentes propuestas, y que en ese proceso la población marque el rumbo a seguir.


Los partidos son muy importantes como organizaciones políticas, existen y existirán, gracias al apoyo auténtico de sus militantes. Deben ser financiados por quienes comulgan con sus proyectos e ideales, pero no con recursos públicos. Por otro lado, no debería haber representantes que no hayan sido votados por el elector, los plurinominales son profundamente antidemocráticos y fuente de poder a cúpulas corruptas de los partidos.


La selección de los candidatos debe ser realizada por los electores, no por los partidos. Para poder escoger representante es indispensable conocer a quién se propone. Tenemos el derecho de escoger y proponer a la gente que conocemos y en la que confiamos, ya sea en nuestro trabajo o en el lugar de vivienda, de estudio, de actividad, así nuestro voto será consciente.


Todo el dinero que se gasta en elecciones debería canalizarse a la promoción de asambleas en todo el país, en barrios, colonias, comunidades, ejidos, municipios, lugares de trabajo, escuelas, instituciones de salud, colectivos deportivos, culturales, artísticos. Para que en esas asambleas propongan las candidaturas y se definan. ¿Los partidos tendrían candidatos? Desde luego que sí, pero no seleccionados por compadrazgos o mafias, sino que se ganarían la candidatura por su buen trabajo entre la comunidad y no por “dedazo” o “rifa”. Serían seleccionados por sus méritos.


Las candidaturas triunfadoras tendrían el mandato de sus electores y no de la “línea” de los líderes de los partidos y la obligación de desarrollar las tareas acordadas y debería existir un mecanismo de revocación del mandato a quien no cumpla.


La renovación democrática es una urgente necesidad en México y en el mundo, tenemos la oportunidad histórica de dar el ejemplo y lograr que a través de este mecanismo democrático se avance en la conquista de paz, armonía, justicia y soberanía popular y nacional

Comentarios


Suscríbete a nuestro boletín

Este espacio fue creado para la libre expresión y publicación de artículos de diversos autores quienes son responsables de los mismos. ExpressArte Internacional y/o Expre Interna y sus representados no se responsabilizan por las opiniones vertidas y/o publicaciones desde la creación de su página, cuenta o portal de Facebook, estas son responsabilidad de quién las escribe exclusivamente, no de quién las publica.

  • White Facebook Icon

© 2023 by TheHours. Proudly created with Wix.com

bottom of page