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RESISTENCIA EJEMPLAR DE UNA MUJER

Pablo Moctezuma


El 15 de septiembre de 1810, Josefa y su esposo fueron detenidos y trasladados, ella al Convento de Santa Clara y él en el Convento de la Cruz. Incluso sus hijos fueron apresados, se sabía que la hija de Miguel era novia de Allende, quien estaba denunciado. También se detuvo a los asistentes a las tertulias literarias. Se tomaron grandes previsiones, como se sabía que en Querétaro habría también un levantamiento, el virrey Francisco Javier Venegas le ordenó el 17 de septiembre a Félix María Calleja que se desplazara de San Luis Potosí a Querétaro.



Aunque ya habían sido descubiertos, los Corregidores eran personas muy prominentes y el gobierno virreinal necesitaba más pruebas para inculparlos. A toda prisa el gobierno investigaba la participación del Corregidor y su esposa en el complot.


El virrey mandó al alcalde de la Sala del Crimen Juan Collado a Querétaro para iniciar el proceso en contra de los conspiradores. No podían retenerlos mucho tiempo, además eran muy queridos y el pueblo de Querétaro y los indígenas exigían su liberación, para no calentar más los ánimos en el momento mismo que se levantaba una gran insurrección en la región, por órdenes de Collado que determinó que “no tenía importancia la conspiración” (Hurtado 114) fue liberado el Corregidor y a Josefa se le mantuvo presa hasta el 22 de octubre, pero se les mantuvo bien vigilados desde entonces. A pesar de todo Josefa seguía apoyando, mandando información a los Insurgentes e incluso frente a los españoles no disimulaba su odio. ¡Era en verdad intrépida! Un verdadero “Volcán de pasiones”. A pesar de las flaquezas de su marido, mandando dinero e información y sin perder la oportunidad de convencer a otros para unirse a la causa.


Para disimular el Corregidor y el Ayuntamiento de Querétaro le escribieron al virrey una carta en la que le exponían que la insurgencia no había iniciado en la ciudad de Querétaro. Por su parte, para proteger la Plaza el virrey mandó a 12,000 efectivos fuertemente armados. Además, siguió la cacería de Insurgentes. Al Corregidor se le ordenó recolectar dinero, hombres, alimentos, vestuario para el ejercito realista y tuvo que hacerlo, pero de manera lenta. (Hurtado 129). Escritos anónimos seguían delatando a Josefa y Miguel.


El 15 de julio de 1812 Josefa volvió a ser madre de una niña a quien puso María del Carmen Camila de Jesús. En esas épocas Josefa mantenía comunicación con José María Morelos y Pavón e Ignacio López Rayón por medio de “Los Guadalupes”. Al parecer les informaba de los sucesos relevantes de la región. (Martín Hurtado 153).  Josefa no se daba por vencida.

Josefa Ortiz crio a 14 hijos y no descuidó sus ideas liberales. Últimamente los vendedores de historias han inventado que todo lo hizo porque tenía una relación con Iturbide y no por su ímpetu libertario "¡Que misoginia más terrible! ¿Por qué no les puede entrar en la cabeza que una mujer pueda tener un papel heroico de esa dimensión?", cuestionó González Gamio. "Esta valentía de Josefa, que no se somete ni al marido, es para resaltar en esa época", analizó. Es sabido que Iturbide era novio de la hija de Miguel. De ahí viene la tergiversación de que su relación era con Allende.


En España al triunfo del heroico pueblo llano español contra los invasores ejércitos franceses se promulgó la Constitución de Cádiz que daba representación a sus colonias, se organizaron elecciones en 1813 para renovar los regidores de los Ayuntamientos, que antes eran perpetuos.


Gracias a la labor del gobierno virreinal quien se apoyó en la Iglesia Católica se le cerró el paso a candidatos que no fuesen sus incondicionales el resultado de las elecciones efectuadas el 18 de diciembre favorecieran a los criollos conservadores y esto provocó que el Corregidor fuese suspendido de su puesto y Josefa encarcelada el 29 de diciembre de 1813. El 13 de enero Josefa es conducida de la garita a la ciudad de México, al Convento de Santa Teresa la Antigua. Ella estaba una vez más embarazada.


Ni cuando era conducida presa a la capital se amilanó Josefa. “Durante el trayecto Josefa Ortiz de Domínguez les hablaba a los soldados tratando de convencerlos de que se unieran a la insurrección, por lo que Cristóbal de Ordoñez le ordenó que se callara, a lo cual ella le contestó. “Le ordenaron que me lleve prisionera, pero no que me haga callar. Cumpla usted sus órdenes que yo cumpliré con mis deberes”. Así era nuestra Josefa.


En Santa Teresa la Antigua de monjas carmelitas eran tremendas, ahí estuvo Sor Juana Inés de la Cruz y no pudo aguantar y tuvo que salirse. Josefa se enfermó y estaba aislada, pero no dejaba de mandar mensajes a través de su nana Consuelo. Su esposo le pedía que escribiera al virrey para pedir perdón, pero Josefa no lo hizo. Sobre el virrey había presiones de las Repúblicas de los Indios que la defendían.


Por su estado de embarazo, posteriormente la cambiaron al Convento de Santa Catalina de Siena con monjas dominicas que eran más flexibles. Miguel se desplazó a la Ciudad de México a defender y acompañar a su esposa, lo que aprovechó el nuevo virrey Calleja para destituir a Domínguez que estaba suspendido y nombrar al Lic. Villaseñor como nuevo Corregidor. Pero al poco tiempo la Corte le devolvió el puesto a Miguel Domínguez.


El 1 de febrero Miguel Domínguez solicita al virrey, le permita separarse del cargo para defender legalmente a su esposa. Posteriormente el 4 de febrero de 1814 con tal de volver a su casa donde la esperaban sus hijos, Josefa Ortiz solicita audiencia al virrey Calleja y se queja de la forma humillante y escandalosa en que fue conducida de Querétaro a México, argumenta que no le han informado los motivos de su prisión. El virrey Calleja simplemente ignoró la carta.


Pero Josefa era insistente, el 23 de febrero, veinte días después de su primera misiva al virrey, Josefa Ortiz vuelve a manifestarle que sigue sin saber cuál es el motivo de su arresto y le solicita audiencia. Nuevamente la respuesta fue el silencio. Pero siendo “de armas tomar” el 28 de febrero, Josefa escribe una vez más al virrey para exponerse su crítica situación familiar, ya que sus catorce hijas e hijos están al borde del desamparo por la frágil salud de su marido, que por cierto se estaba quedando ciego. Ante ello, clama su compasión y argumenta qué por ley, ella debería ser notificada del delito que se le imputa y proceder al juicio. Sus gestiones no prosperan frente a Calleja quien se vengó de los Domínguez hasta que en septiembre de 1816 dejó el cargo de virrey siendo sustituido por Juan Ruiz de Apodaca.


Luego de una larga espera el 16 de noviembre de 1816, Josefa es condenada a cuatro años de prisión. Una vez más realizan gestiones ante el gobierno virreinal. El 17 de junio de 1817 Josefa es liberada por el virrey Juan Ruiz de Apodaca, quien conciliador reconoció a Miguel Domínguez el derecho a percibir un sueldo por los servicios prestados.


Aún, tras sufrir esa cruel represión Josefa preocupada por las castas, por la esclavitud, la injusticia y la ignorancia que dominaban la Nueva España. Sigue apoyando la causa insurgente, se preocupaba por sus numerosos hijos y por eso quiere que su tierra, el lugar que le heredará a sus hijos, sea un lugar sano, libre, con una identidad propia, Independiente del dominio extranjero. Entonces entró en contacto con Vicente Guerrero para seguir apoyándolo, Josefa seguía siendo jovial, obstinada y fiel a sus ideales.


En España el Rey Fernando VII que todo lo debía al movimiento patriótico que derrotó a los franceses, lo liberó de su prisión y le devolvió al trono, ese movimiento que condujo a la Constitución de Cádiz fue traicionado y el Rey impuso otra vez la monarquía absoluta. Pero en 1820 el movimiento revolucionario que dirigía el teniente coronel Rafael Riego logró el 7 de marzo que el Rey jurara la Constitución de Cádiz que había desechado por liberal. De modo que aquí en la Nueva España se tendría que aplicar la constitución, lo que no le gustaba a la vieja oligarquía que quería que nada cambiara. Fue el momento en que Iturbide apoyo la causa de la Independencia.


Iturbide el militar realista, que había sido uno de los más feroces enemigos de la Independencia, el que combatió a Hidalgo y a Morelos, el corrupto, asesino, oportunista se cambió de mando y de acuerdo con Vicente Guerrero, luego de declarar el Plan de Iguala el 24 de febrero, hizo efectiva la Independencia que ya había declarado José María Morelos y Pavón el 6 de noviembre de 1813.


El 19 de agosto de 1821 se libra la última batalla de la Independencia en el atrio de la Iglesia de Azcapotzalco, el 24 de agosto, Iturbide se reunió con el virrey recién llegado O'Donojú y luego de oír misa, firman los Tratados de Córdoba. El 27 de septiembre Iturbide, Guerrero y los independentistas unidos en el ejército Trigarante (de las tres garantías, religión, unión, e independencia) hacen su entrada triunfal en la capital. Cabe mencionar que Iturbide esperó al día de su cumpleaños para llegar a la Ciudad de México.


Josefa tenía un sentimiento agridulce, por un lado, se había conquistado la Independencia por la que tanto habían luchado ella y los insurgentes, por el otro Iturbide que era un criollo conservador iba a evitar que se cambiara a fondo la estructura económica y social que tantas injusticias generaba. Pero confiaba que el triunfo de Iturbide seria temporal y que Vicente Guerrero, así como, Guadalupe Victoria iban a terminar por derrotarlo.


Después de instalar la Junta Provisional Gubernativa que presidía Iturbide y que le ofreció la “corona” mexicana a un Rey Borbón, al no encontrar respuesta en ningún príncipe europeo, Iturbide comenzó a maniobrar para ser nombrado “Emperador”.


Eso no lo podían tolerar ni Josefa ni Miguel y comenzaron a conspirar en su casa ubicada en Indio Triste 2, muy cerca del Zócalo. En noviembre de 1821, algunos de los antiguos insurgentes, quienes tenían ideas de establecer un gobierno republicano, celebraron una serie de reuniones en la casa de Miguel Domínguez en Querétaro. Fueron arrestadas diecisiete personas, entre ellos Josefa Ortiz, Miguel Domínguez, Guadalupe Victoria, Nicolás Bravo, Miguel Barragán. Celestino negrete los traicionó y dio aviso a Iturbide el 29 de noviembre de 1821 se les mandó arrestar, a Josefa se le liberó por su edad y achaques sufriendo arresto domiciliario. Tras ser liberados solo un conspirador: Guadalupe Victoria permaneció preso, pues Iturbide lo consideraba muy peligroso.


El día 13 de febrero, las Cortes españolas declararon ilegales, nulos y de ningún efecto, los Tratados de Córdoba. A las diez de la noche del 18 de mayo, un grupo de soldados de diversas guarniciones comenzaron a vitorear en la ciudad. El sargento Pío Marcha del regimiento de Celaya hizo tomar las armas a la tropa de su cuartel. El grupo se lanzó a la calle proclamando a Iturbide con el título de Agustín I.


En mayo de 1822 “El emperador Iturbide trató de formar su corte, por lo que, por medio de unos emisarios, invitó a Josefa Ortiz de Domínguez para que ésta fuera dama de honor de la emperatriz doña Ana. Cuando los emisarios llegaron a casa de Josefa Ortiz y le dieron el recado, ésta les contestó: “vaya ante quienes los enviaron y díganles que quien es reina en su casa no puede ser criada en palacio.” (Martin Hurtado 215). Siempre rechazó a Iturbide, sabía que era un ambicioso y que odiaba al pueblo de México.


El 22 de junio Iturbide forza al Congreso a declararlo “Emperador”. Lo coronaron el 21 de julio de 1822. No duró mucho el “Imperio” de Agustín Iturbide, el 19 de marzo de 1823 fue derrocado el “Emperador” luego del levantamiento de Casa Mata, Veracruz que dirigió Santa Anna.


Para dirigir al país se nombró al Supremo Poder Ejecutivo, tras la caída del “Emperador y su Imperio”. Miguel Domínguez fue miembro suplente del Supremo Poder Ejecutivo del gobierno provisional de México durante este periodo, se comenzó a elaborar la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos de 1824, en donde se estableció un gobierno republicano, representativo y federal, siendo el primer presidente electo Guadalupe Victoria.


Miguel tenía todos los méritos para ocupar tan alto cargo. En 1805 se había opuesto al decreto real de consolidación de vales reales siendo destituido en el cargo de corregidor hasta el año de 1808. En 1808 propuso que el gobierno de Querétaro se uniera con el de la Ciudad de México para establecer una junta colonial para gobernar la Nueva España en nombre del depuesto rey Fernando VII. Implícitamente, el virrey José de Iturrigaray apoyó este esfuerzo que iba en la línea de reconocer la Soberanía Nacional. 


Miguel Domínguez fue uno de las piezas más importantes para que se consolidara el sistema del poder ejecutivo de la República Federal. Una vez consumado el movimiento de independencia, manifestó su inconformidad con la formación de un Imperio, es por eso que, en desconcordia con Agustín de Iturbide al inclinarse totalmente por el sistema Federal cimentado en la formación del poder Ejecutivo, rechazó cargos gubernamentales en Querétaro que le ofreció Iturbide, de modo que era uno de los activos más importantes del movimiento de Independencia, independientemente de su timidez en algunos momentos de la lucha y sus vacilaciones, nunca traicionó el movimiento y siempre apoyó con todo a Josefa. En 1824 se le designó primer magistrado y presidente de la Suprema Corte de Justicia, primer magistrado de la Suprema Corte de Justicia y como sabemos, la justicia es una cuestión fundamental en cualquier nación. Este alto cargo lo desempeñó hasta su muerte. Murió el 22 de abril de 1830 en la Ciudad de México, a los 74 años de edad. Miguel Ramón Sebastián Domínguez Alemán que era su nombre completo fue un patriota que hizo mucho por liberar a su patria y a su pueblo.


Llegó el momento de la victoria y el 19 de julio de 1823 el Congreso declaró que por sus “buenos y meritorios los servicios hechos a la Patria en los 11 primeros años de la Guerra de Independencia” Josefa se hizo merecedora de una recompensa económica, pero ella se negó rotundamente, he incluso pidió y exigió a todos sus parientes que ni ahora ni en el futuro pidieran nada por sus servicios.


El 8 de noviembre de 1824, Miguel Domínguez participó en el congreso constituyente de 1823 para la constitución de 1824. No está por demás decir que las ideas por las que luchó eran las mismas de Josefa. En aquella época el sistema patriarcal excluía a las mujeres de las posiciones decisorias para el país. Pero ellas influían y mucho, tras bambalinas.


Nunca perdió Josefa su ímpetu ni su valentía. Ante el incendio de “El Parían” el 4 de diciembre de 1928, en el que asaltaron  los comercios de los españoles, al grito de “mueran los españoles”, tras lo cual se ordenó la expulsión de todos los españoles de México, Josefa quien acostumbraba recibir en su casa al presidente para sus acostumbradas tertulias, cuando éste llegó a su casa corrió a Guadalupe Victoria diciéndole  “Salga Usted de mi casa, no puedo tolerar que a ella penetre quien en forma tan inicua ha permitido el asalto y la destrucción y pretende expulsar a los españoles sin distinción ni miramiento”. Y es que ella luchó contra el Imperio Español, no contra los españoles que vivían y trabajaban en paz y se habían integrado a la sociedad mexicana. Su esposo Miguel corrió atrás del presidente disculpándose con él: “Disculpe señor presidente…así es mi Josefa” le decía.


Josefa muere el 2 de marzo 1829 en la calle del Indio Triste 2, hoy Calle del Carmen, víctima de una pleuresía. Su vida es ejemplar por el rol que desempeño, las acciones que emprendió y su consecuencia de toda la vida desde inicios de la Revolución de Independencia hasta después de su consumación. Se le considera como la Madre de la Patria Mexicana. Sus restos fueron sepultados en el convento de Santa Catalina de donde se trasladaron a Querétaro.  Actualmente sus restos mortales descansan en el Panteón de los Queretanos Ilustres, en la ciudad de Santiago de Querétaro. Como mencionamos antes, Miguel murió 13 meses después para alcanzarla en el más allá.


Hoy su nombre aparece inscrito con letras de oro en el Muro de Honor del Palacio Legislativo de San Lázaro y también en el Monumento de la Independencia junto a otras heroínas insurgentes, su imagen ha aparecido en billetes y monedas, existen dos estatuas que honran su memoria, una en la Plaza de Santo Domingo en la CDMX y otra en la plaza Corregidora en Querétaro. Varias, calles y hospitales llevan su nombre, así como, escuelas en México y en el extranjero, aparece en murales por todo el país y cada 15 de septiembre se grita: ¡Viva Josefa Ortiz de Domínguez! Pero la mejor manera de homenajearla es la de seguir su ejemplo ahora que el pueblo mexicano lucha contra el neocolonialismo y el Imperio Norteamericano, contra la moderna esclavitud, la opresión de la mujer, la explotación del pueblo trabajador y por la Soberanía nacional y social. Su ejemplo está vigente hoy más que nunca. Recordémosla como esa mujer vital, rebelde, digna, inquebrantable que amó a su familia, a su pueblo, a su Patria, siempre y en todo momento.



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